Por Redacción Argenports.com
La novedad hoy corrió rápido por el mercado energético: Shell decidió no participar de la fase inicial del proyecto Argentina LNG, el plan de producción y exportación de gas natural licuado liderado por YPF a partir de los recursos de Vaca Muerta.
La petrolera aclaró que su participación hasta ahora se limitó a las tareas de pre-FEED y que, aunque no seguirá en el tramo base, seguirá analizando junto con YPF opciones para una eventual expansión futura.
En un comunicado, la compañía dejó en claro que ya “no participa en el proyecto base”, pero al mismo tiempo ratificó que sigue viendo a la Argentina como un mercado atractivo para el negocio global del GNL.
La decisión se atribuye a cambios en la dinámica y el alcance del proyecto que, desde la óptica de Shell, alteraron las condiciones originales bajo las cuales había ingresado en la etapa de desarrollo inicial.
La definición llega después de varios meses de señales cruzadas. El propio CEO de YPF había admitido en foros públicos que las conversaciones con Shell venían “ralentizadas” y que la compañía evaluaba alternativas para completar la capacidad total prevista si finalmente ese socio no seguía adelante.

El corazón del proyecto: YPF, Eni y ADNOC sostienen el módulo base
La salida de Shell no frena el núcleo del proyecto. Hoy, la primera fase de Argentina LNG se apoya en el joint venture entre YPF y la italiana Eni, al que se sumó XRG, vehículo del grupo emiratí ADNOC, para desarrollar una capacidad inicial del orden de 12 millones de toneladas anuales de GNL mediante unidades flotantes de licuefacción instaladas frente a la costa de Río Negro.
Argentina LNG está concebido como un desarrollo integrado, desde la producción de gas en Vaca Muerta hasta la licuefacción y exportación.
El plan contempla dos unidades FLNG de 6 MTPA cada una para el módulo base y la posibilidad de sumar un tercer tren que llevaría la capacidad total hasta 18 MTPA, con potencial de escalar incluso a 24 MTPA en una etapa posterior.
La decisión final de inversión para esa primera fase se ubica en el radar de mediados de 2026, según viene señalando la conducción de YPF en distintos ámbitos internacionales, con el objetivo de comenzar exportaciones hacia el cierre de la década.

Qué cambia con la salida de Shell
El movimiento de Shell impacta sobre todo en la parte alta del proyecto: la fase que debía completar los 18 MTPA. La empresa angloholandesa era uno de los candidatos naturales para ocupar un tramo relevante de esa expansión, aprovechando su experiencia global en GNL y su presencia en la Argentina.
Con la definición ya sobre la mesa, YPF queda frente a dos caminos principales: encontrar un nuevo socio que ocupe el lugar que deja Shell o profundizar la participación de los actores ya involucrados, especialmente ADNOC, que viene mostrando interés creciente en el proyecto.
En la industria no se descarta que el brazo internacional del grupo emiratí amplíe su exposición si se dan las condiciones financieras y regulatorias adecuadas.
En paralelo, otras grandes petroleras globales aparecen en el radar como potenciales jugadores para una fase de ampliación. La oportunidad no es menor: sumarse a uno de los mayores desarrollos de GNL en curso a nivel mundial, con acceso directo a un recurso de baja curva de costo como el gas de Vaca Muerta y bajo un paraguas de incentivos a la inversión de largo plazo.
Un megaproyecto que no se detiene
Más allá de la salida de Shell, las piezas centrales de Argentina LNG siguen en movimiento. YPF y Eni firmaron recientemente un acuerdo marco con XRG para la participación en el módulo de 12 MTPA, reforzando la estructura financiera y técnica de la fase base.
El proyecto prevé el desarrollo de bloques dedicados en Vaca Muerta, un gasoducto específico hacia la costa rionegrina, instalaciones de procesamiento y el montaje de las unidades de licuefacción flotante, que embarcarán el GNL hacia los mercados internacionales.

La escala prevista, de hasta 18 millones de toneladas anuales en la primera gran etapa, colocaría al país en el mapa de los grandes exportadores del mundo y abriría una nueva fuente de divisas de largo plazo.
La estrategia se apoya en un esquema regulatorio que incluye la utilización del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones para brindar estabilidad fiscal, acceso a divisas y reglas de juego claras durante varias décadas, condición considerada indispensable por los inversores globales.
Señal para el mercado, prueba para la estrategia
La decisión de Shell funciona como test de estrés para la estrategia argentina de GNL. Por un lado, confirma que el proyecto es lo suficientemente robusto como para seguir adelante con otros socios de peso. Por otro, evidencia que los grandes jugadores evalúan con lupa los riesgos, plazos y retornos de inversiones de esta magnitud.
Para YPF, el desafío será mostrar que puede cerrar un nuevo esquema societario sin alterar la hoja de ruta: decisión final de inversión en el corto plazo, inicio de obras a partir de la segunda mitad de la década y arranque exportador hacia 2030.
El mensaje que busca transmitir la conducción de la compañía es que hay “plan A, plan B y plan C” para completar la capacidad de 18 MTPA y que el proyecto no depende de un solo nombre.
En Vaca Muerta, la lectura es clara: Argentina LNG sigue siendo la gran apuesta para monetizar el gas excedente de la formación, complementar el mercado interno y dar un salto definitivo al negocio global del GNL. La salida de uno de los socios previstos obliga a recalcular, pero no cambia la dirección de fondo.











