Argentina se ilusiona: en 2030 habría un déficit del 22% en la oferta global de gas

28 agosto 2024

Si la demanda sigue fortaleciéndose, la falta de ese combustible será más pronunciada aún, lo que pone de relieve la urgente necesidad de aumentar las inversiones, por caso en Vaca Muerta, para exportar.


La exportación de GNL seguramente será el camino que siga Argentina para aprovechar la creciente demanda mundial de gas. Foto Wartsila.


Por Redacción Argenports.com

   En lo que podría interpretarse como una clara señal a favor de la producción nacional de gas, impulsada en su gran mayoría por Vaca Muerta, si la demanda de ese combustible sigue creciendo como en los últimos cuatro años, sin un mayor desarrollo de la producción, se espera un déficit de oferta mundial del 22% para 2030.

   Incluso, si la demanda sigue fortaleciéndose, el déficit será más pronunciado, lo que pone de relieve la urgente necesidad de aumentar las inversiones.

   A tales conclusiones llegó el Informe Global del Gas, edición 2024, dado a conocer recientemente por la Unión Internacional del Gas (IGU), Snam y el socio de conocimiento Rystad Energy.

   El trabajo precisó que la creciente demanda de energía en todas las regiones y la subinversión en gas y energía limpia ponen en peligro el suministro energético mundial, y los objetivos energéticos para 2030 están visiblemente fuera de alcance.

   “Los mercados mundiales del gas se mantienen en un equilibrio frágil, con un crecimiento limitado de la oferta a medida que la demanda aumenta de manera constante, un 1,5% en 2023, y se espera que se acelere hasta el 2,1% a finales de 2024. Asia sigue siendo el motor clave de este crecimiento, mientras que América del Norte y Oriente Medio lideran las exportaciones”, consignó el informe.

   La demanda de energía ha seguido aumentando en las regiones desarrolladas y en desarrollo, mientras que la quema de carbón aumentó más que nunca en 2023, y sigue siendo la mayor fuente de emisiones energéticas mundiales, que batió otro récord.

   El trabajo indicó que si persisten las tendencias actuales de demanda y oferta de energía, es muy probable que no se alcancen los objetivos para 2030 delineados en los escenarios de descarbonización impulsados por las políticas.

   De hecho, agregó que a pesar de los esfuerzos por mejorar la eficiencia y el continuo declive industrial, Europa ha experimentado un crecimiento de la demanda de energía y en América del Norte, la demanda de energía ha superado los niveles de 2019 y sigue aumentando, impulsada por el sector del transporte y los centros de datos de inteligencia artificial.

   Además, la demanda de Asia también está aumentando, en particular en los sectores industriales de la India y China. Mientras tanto, la demanda de energía de África está creciendo más rápido que en la mayoría de las regiones, impulsada por el desarrollo urbano, aunque todavía está por debajo de los niveles necesarios para el acceso total a la energía, ya que el acceso equitativo a la electricidad sigue siendo un desafío importante en África y partes de América del Sur.

   “Para contener el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero y lograr que el equilibrio del mercado mundial del gas sea resiliente, es fundamental aumentar la inversión en el suministro de gas natural y ampliar la escala de las tecnologías de biometano, captura y almacenamiento de carbono (CCS) e hidrógeno con bajas emisiones de carbono.

   “Hoy en día –continuó el trabajo--, el gas natural ofrece una oportunidad inmediata de reducir las emisiones del carbón en un 50% y las del petróleo en un 30% mediante un cambio rentable. El biometano es un sustituto directo del gas natural”.    

   Hoy en día, su escala está significativamente por debajo de su potencial, aproximadamente el 1% del mercado del gas natural, y se produce principalmente en América del Norte y Europa.

   Sin embargo, están surgiendo nuevos centros de producción en centros como China e India. La capacidad de captura de CO2 , una tecnología crucial para una transición energética exitosa, también está ganando impulso, pero su escala aún está muy por debajo de lo que se necesita, al igual que el biometano y el hidrógeno con bajas emisiones de carbono.

   Estas tecnologías desempeñarán un papel fundamental en la descarbonización del suministro de energía (especialmente en sectores difíciles de reducir) y garantizar su resiliencia. Ampliarlas es esencial, lo que requiere inversiones urgentes y políticas habilitantes para comenzar a generar los volúmenes crecientes de propuestas de proyectos.