"La explotación offshore puede desarrollarse en completa armonía con el entorno mediante emprendimientos sustentables, como en el caso de los proyectos presentados para llevar adelante esta operación". Foto Pixabay.
Por Gabriel Matarazzo (*)
(*) Tesorero de la Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles (FASiPeGyBio).
Ante el avance de la inversión offshore en la costa argentina parecen surgir dos líneas de pensamiento: por un lado, aquella que considera que resulta auspiciosa para el futuro de un país y particularmente una provincia que fueron golpeados por la pandemia y la crisis económica, con su terrible ciclo inflacionario.
Esto es innegable: sólo con el trabajo que realice YPF, que es una de las empresas que participará de las tareas, se obtendrán el doble de beneficios que en el yacimiento de Vaca Muerta. Es realmente un hito.
Lógicamente, aparecen también los interrogantes vinculados con el cuidado ambiental de las localidades costeras, sus aguas, su vida natural y sus habitantes.
Desde la Federación, como organización sindical que somos, estamos abiertos a la conversación. Entendemos que se trata de un planteo no sólo esperable, sino necesario por parte de la ciudadanía.
Suscribo también desde mi rol como secretario general del Sindicato de Petróleo, Gas y Biocombustible de Bahía Blanca, una jurisdicción que incluye la zona de Mar del Plata en la que se centrará la extracción de petróleo.
Sin embargo, sostenemos que se trata de cuestiones complementarias: sabemos que la explotación offshore puede desarrollarse en completa armonía con el entorno mediante emprendimientos sustentables, como en el caso de los proyectos presentados para llevar adelante esta operación.
Por eso, consideramos prioritario señalar la información falsa, los intentos de confundir a la población a través de la enunciación de sospechas infundadas, como las declaradas recientemente por Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón.
Recordemos que la licitación de las áreas tuvo curso durante el gobierno del PRO, partido al que responde. Y el gobierno actual, de otro color político, lo que ha hecho fue reglamentar la situación para que comience la actividad.
Por lo tanto, sorprende la posición del jefe comunal.
Montenegro especula, dice que no cuenta con los “elementos necesarios” para saber si las tareas pueden o no dañar la actividad pesquera y el turismo, acaso pilares marplatenses.
Curiosamente, ante el interés de la prensa y la ciudadanía para saber más sobre estas repentinas advertencias, escapa a las explicaciones, las elude y se defiende con un “no quiero extenderme en cuestiones técnicas”. Peor aún, las acompaña con un “no es el lugar, ni el momento”.
En síntesis, no presenta justificativos, ni considera urgente abordarlos. Podría pensarse que, en efecto, se trata de una maniobra digitada para defender determinados intereses, ciertamente contrarios a los de los habitantes de la localidad, la provincia y por extensión el país, porque una Buenos Aires petrolera permitiría escalar la economía hasta niveles inéditos.
De seguro, se convertiría en una herramienta central a la hora de combatir la crisis que venimos sufriendo a partir de la pandemia y las interminables arremetidas de la inflación.
Por todo ello, a las palabras no fundamentadas, a la mera especulación, anteponemos certezas: la extracción de petróleo offshore no implica ninguna consecuencia para el ambiente.
Son obras que serán desarrolladas bajo estándares nacionales e internacionales regulados, de primer nivel. Y por supuesto que, desde la Federación, somos los más interesados en que estos se cumplan.
Somos nosotros, los trabajadores, quienes ponemos nuestras vidas sobre estas plataformas, por lo que esperamos que se controlen a rajatabla.
Además recordamos un detalle primordial, que es que no se trata de las primeras de su tipo construidas en el país.
En rigor, aquellas erigidas previamente como las de las cuencas Austral o del Golfo de San Jorge jamás registraron incidentes.