En primer plano, el área en disputa. Las diferencias planteadas pueden terminar en la Justicia y con pérdida de no pocas fuentes de trabajo.
Por Adrián Luciani
info@argenports.com.ar
El uso del muelle conocido como Giro 7, continúa dividiendo las aguas en puerto Quequén y amenaza incluso con tener serias consecuencias económicas y laborales.
La semana pasada un grupo de pescadores y el armador Sebastián Polimeni, iniciaron medidas de fuerza en la rotonda de las avenidas 59 y 10, argumentando que pretenden quitarles la denominada banquina de pescadores para entregársela a las empresas cerealeras.
El grupo, denominado Asamblea de Pescadores Autoconvocados, cuestiona el derecho de uso precario otorgado por el Consorcio de Gestión del Puerto al ingeniero naval y empresario Hugo Obregozo, quien es armador de buques pesqueros y socio gerente de la empresa Aloncar S.A. que opera Astilleros Vanoli Samcei.
Polimeni, en un reclamo que incluso recibió el apoyo de la CGT de Necochea, dijo que el gerenciamiento del Giro 7 corresponde a los pescadores,
“No es de güincheros ni de estibadores, sino de pescadores, personas que tienen la embarcación y que son patrones y dueños de barcos en conjunto con toda la tripulación del barco”, indicó a Noticias de Necochea.
Protesta de pescadores en el acceso al muelle. Foto gentileza Noticias de Necochea.
La polémica continuó creciendo en intensidad y hoy por hoy se habla de una posible judicialización del conflicto y cierre de empresas, por caso el mencionado astillero.
En diálogo con Argenports.com, el ingeniero Obregozo se refirió al conflicto desatado y dijo que esto significa un durísimo golpe para las aspiraciones de generar nuevos servicios y actividades portuarias en Quequén.
“Hace tres años empezamos, soy armador e ingeniero naval, pero siempre estuve ligado al astillero Vanoli, que al final cerró e hicimos un convenio de uso. Luego terminamos comprando las instalaciones, empezamos a trabajar y la labor superó ampliamente las expectativas.
El ingeniero naval Hugo Obregozo, habló con Argenports.com y dijo que si el entorno no acompaña es imposible continuar la actividad.
“Hace dos años –agregó--, pedí atender la flota tangonera y solicité un espacio en el puerto, donde antiguamente estaban las lanchas amarillas. Toda la vida tuve lancha hasta que me tuve que ir del puerto porque acá la pesca fue raleada y en ese espacio donde había 30 lanchas hoy hay 4”.
Obregozo dijo que ese éxodo de embarcaciones generó un amplio espacio ocioso que luego fue ocupado por remolcadores.
“Presenté una nota solicitando la tenencia precaria del lugar, respetando la colonia de cuatro pesqueros que había quedado, y en 2019 firmamos un convenio para el uso del sector.
“Esto –continuó--, me dio previsibilidad y la posibilidad de usar el muelle para reparaciones sin que nadie pueda correr un buque inactivo. Así empezamos a hacer obras de gran envergadura, a flote”.
En tal sentido, dijo que el convenio firmado hace dos años establece una tenencia precaria, pudiendo el Consorcio utilizar en el futuro ese sitio (con 50 pies de calado) para operaciones comerciales.
Dijo que ahí estaba antiguamente la banquina de lanchas amarillas pero fue destruida por la inundación del ’80 y la Administración General de Puertos (AGP) construyó un muelle corrido, siguiendo los lineamientos de Quequén como puerto granelero.
En rojo, sobre la margen Necochea, el sector en disputa.
“Hasta que se construya la banquina de pescadores lo usamos. Hay unos cables de alta tensión que limitan el uso del sector, pero cuando los saquen se puede usar como muelle de carga general o agroexportador.
“En el convenio de 2019 le pedí al Consorcio que quede especificado que podía tener el uso del lugar con la salvedad que no puedo interrumpir ni complicar el normal desenvolvimiento de las lanchas con puerto de asiento en Quequén, que son las quedaron”.
“No tengo facultad ni derecho para decir que la descarga la hago yo y ellos se manejan como siempre, pero como las lanchas no pagan derecho, algo que conseguí siendo director del puerto como armador pesquero, el Consorcio me pidió que el lugar esté prolijo”.
Sobre los cuestionamientos de Polimeni, Obregozo señaló:
“Los pescadores que quedaron empresarios a los que no les va bien. Son cuatro armadores y uno solo está en mi contra, Polimeni. Los otros tres me llamaron y me quieren apoyar porque no los afecto.
“Polimeni dice que como ellos han trabajado históricamente en ese lugar, el sector les corresponde y deben gerenciarlo. En realidad ese espacio no es de ellos, tienen un derecho de uso como cualquiera y los más grave es que el SOMU está en contra y la CGT sacó un comunicado apoyando este reclamo, fue lo peor que pueden hacer porque apoyan a un empresario en un reclamo”.
Cuando se le preguntó si, efectivamente, este conflicto puede derivar en el cierre del astillero, Obregozo dijo que quiere continuar, pero que si el entorno no acompaña, es imposible.
“Me fui y cometí el error de volver y poner en marcha Vanoli, yo vi cerrar Incoop (2012). Mar del Plata siempre se quiso llevar todo y yo nunca gané una, perdí todas, y no sé si quiero perder una más.
“Me da pena –agregó--, no me voy a entregar, pero es una carga muy grande la ilusión que le he generado a las más de 80 personas que están trabajando conmigo, hoy no tengo espalda porque un tipo nos paró el trabajo”.
Cuando se le preguntó si el uso precario del Giro 7 podría ser una salida hasta tanto se construya un muelle aguas arriba, en sectores con menos calado, Obregozo señaló:
“Usted ha dado en la tecla. El proyecto que propuse, es justamente eso. Déjenme trabajar un poco acá, empiezo a demostrar que se puede y con el tiempo y con el Consorcio hagamos otro muelle”.
En tal sentido, dijo que el año pasado anunció un proyecto en esa dirección e incluso invirtió ya 2 millones de pesos.
“Estábamos para arrancar pero el estudio de suelo dio que la piedra (fondo duro) en lugar de estar a 3 metros se encuentra a 26. Eso cambió considerablemente la inversión y estoy evaluando no hacerla.
“Si me pongo a construir un muelle en el astillero (río arriba) tardo 1 año y medio y estos clientes los pierdo. En el astillero la piedra está a tres metros pero es complejo para llegar al veril, hay que hacer un relleno y la inversión también es importante”, argumentó.