El gigande danés dejó de ser una naviera convencional para convertirse en una empresa logística. Fotos Pixabay.
Redacción Argenports.com
Durante los últimos días diversos medios internacionales vinieron informando sobre las ganancias extraordinarias obtenidas por el conglomerado danés AP Moller-Maersk, dueño de Maersk Line, uno de los principales operadores de transporte marítimo de mercancías.
En tal sentido, señalaron que el gigante navieron logró un beneficio neto atribuido de 29.198 millones de dólares (27.236 millones de euros) en 2022, lo que supone un 62,7% más respecto del resultado contabilizado en 2021.
La facturación del mayor grupo industrial de Dinamarca entre enero y diciembre alcanzó los 81.529 millones de dólares (76.051 millones de euros), un 32% por encima de los ingresos registrados en el ejercicio precedente.
Los ingresos de la división de transporte marítimo de mercancías aumentaron un 33,3%, hasta 64.299 millones de dólares (59.979 millones de euros), mientras que el negocio de logística elevó un 46,7% su facturación, hasta 14.423 millones de dólares (13.454 millones de euros), y la división de terminales elevó un 9,3% sus ingresos, hasta 4.371 millones de dólares (4.078 millones de euros).
Entre octubre y diciembre, el beneficio neto atribuido de la danesa alcanzó los 4.950 millones de dólares (4.617 millones de euros), un 18,8% menos que en el cuarto trimestre de 2021.
Asimismo, la facturación de Maersk en el trimestre experimentó un retroceso interanual del 3,7%, hasta 17.820 millones de dólares (16.623 millones de euros), incluyendo una caída del 8,8% en el negocio de la unidad de transporte marítimo, hasta 13.299 millones de dólares (12.405 millones de euros).
"A medida que ingresamos a un año con perspectivas macro desafiantes y nuevos tipos de incertidumbres para nuestros clientes, estamos decididos a acelerar la transformación de nuestro negocio y aumentar nuestra excelencia operativa para aprovechar las oportunidades únicas que se nos presentan", declaró Vincent Clerc, consejero delegado de AP Moller-Maersk.
De este modo, de cara al ejercicio en curso, la danesa señala su expectativa de un entorno de demanda más equilibrado, con la previsión de que el crecimiento del PIB global para 2023 sea moderado y que el crecimiento del mercado global de contenedores marítimos "se encuentre en un rango del -2.5% al 0,5%", añadiendo que A.P. Moller-Maersk "espera crecer en línea con el mercado".
Sobre la base de estos supuestos, para todo el año 2023, la empresa espera un Ebitda subyacente de entre 8.000 y 11.000 millones de dólares (7.462 y 10.261 millones de euros) y un flujo de caja libre de al menos 2.000 millones de dólares (1.866 millones de euros), mientras que el gasto de capital previsto oscilará entre los 9.000 y 10.000 millones de dólares (8.395 y 9.328 millones de euros), mientras que para 2023/24 se estima en un rango de 10.000 a 11.000 millones de dólares (9.328 y 10.261 millones de euros).
El viernes pasado, en una nota publicada por el diario español El País, el periodista Alvaro Sánchez aludió a las ganancias obtenidas por Maerks, señalando que acaba de batir el récord histórico de beneficios de una empresa danesa.
“En ese momento no son conscientes, pero los más de 27.000 millones de euros ganados en 2022 la convierten también en una de las compañías europeas más rentables del año pasado, solo por detrás de algunos gigantes del petróleo”.
Sánchez recordó que la compañía, que desplaza por mar uno de cada seis contenedores que viajan por el planeta, fue capaz de generar cada hora del año pasado unos tres millones de beneficio.
“Una suma superior a lo obtenido por todos los grandes bancos españoles juntos. La paradoja es que su cuenta de resultados navegó a pleno rendimiento gracias a los problemas en las cadenas de suministro que tanto daño causaron en Occidente. O lo que es lo mismo: cuanto peor, mejor.
“La explosión de la demanda tras la suavización de la pandemia –agregó, cuando todo el ahorro acumulado por los hogares emergió a la superficie como una erupción volcánica, y la pelea de las marcas por lograr espacio en los contenedores, elevó los fletes a precios inusitados”.
En tal sentido, señaló que cualquier cosa que flotara era susceptible de ser utilizada. Y de ser muy lucrativa.
“Un responsable recuerda cómo incluso hubo fabricantes de coches desesperados por trasladar sus piezas que pagaron un extra por llevarlas en contenedores frigoríficos, los únicos que había disponibles, habitualmente destinados a almacenar alimentos. ‘Es algo que pasa una vez en la vida’, afirman desde la empresa.
Según Sánchez, Maersk no hizo nada distinto. No acometió grandes innovaciones ni aumentó de forma espectacular su flota de más de 700 buques portacontenedores.
“Todo le llegó dado por meses y meses de congestión en los puertos, unos cuellos de botella que despertaron un temor que parecía olvidado en Occidente: el miedo al desabastecimiento. A las estanterías vacías.
“La respuesta de las empresas alimentó la espiral: acumularían más stock para no verse perjudicadas por retrasos en la llegada de sus contenedores. Eso significó más barcos, más pedidos”.
Luego dijo que el éxito ha tenido una cara más amarga.
“Nada más de conocerse sus resultados, en Dinamarca se abría una controversia: ¿Cómo es posible que la empresa más rentable del país pagara el equivalente a un 3,7% de su beneficio en impuestos en 2021, y al 3% en 2022? Maersk alega que su tributación no está ligada a lo que gana, sino a otros criterios como el impuesto anual que paga por el tonelaje de su flota.
“Una estabilidad que se vuelve en su contra en los años que sufren pérdidas, pero les beneficia claramente en ejercicios muy rentables. Desde Maersk advierten además de que si la fiscalidad se endurece, pueden perder competitividad frente a rivales como Cosco, respaldada por el Gobierno chino, pero en momentos de vacas flacas y sacrificios personales por la alta inflación, el discurso de impuestos bajos y beneficios históricos encaja mal en la opinión pública”.
Según Sánchez, en su nota publicada por El País, conforme el dinero entraba a sus puertas, en un ciclo virtuoso nunca antes visto, las cabezas pensantes de la compañía nórdica planificaban su transformación.
“Dejaría de ser una naviera convencional para ser una empresa logística. Es el tránsito desde el modelo de llevar mercancías de puerto a puerto al de hacerlo de puerta a puerta. Para eso, ha reforzado su división aérea comprando nuevos aviones y firmas del sector, ha adquirido empresas de comercio electrónico, se ha hecho con centenares de camiones eléctricos y con empresas dueñas de más vehículos, y ha ampliado su capacidad con nuevos almacenes y centros de distribución.
“La diversificación es la fórmula elegida para que la música siga sonando una vez acabada la fiesta. Aunque no lo hará al mismo volumen. Maersk prevé que el comercio global se contraiga este año hasta un 2,5% en el peor escenario. Y sus beneficios caerán a entre 2.000 millones y 5.000 millones, según sus previsiones.
“Ninguna naviera se ha librado del derrumbe de los fletes tras dos años dorados, en medio de una demanda mucho más débil por el miedo a la recesión, por los amplios inventarios de empresas que hicieron pedidos más grandes de lo habitual el año pasado, y por el mayor gasto en servicios frente a bienes con la reapertura de las economías”.