Antonio Zuidwijk fue durante las últimas décadas un referente de los puertos y la logística en el país.
Redacción Argenports.com
Hondo pesar produjo en varios sectores de la comunidad marítima y portuaria nacional el deceso, a los 91 años, de Antonio Zuidwijk, profundo conocedor de la logística argentina e internacional.
Tan apasionado como vehemente y tan honesto como intelectualmente formado, don Antonio siempre aportó su mirada experimentada en temas claves para el comercio y la industria nacional.
Había nacido en Holanda, en 1931, donde fue oficial de cubierta de la marina mercante de ese país.
Luego, en 1956, se radicó en Argentina e ingresó en la Agencia Marítima Dodero S.A.
Según recordaba, en ese tiempo Dodero era todavía bien conocido por su Flota de Bandera Argentina, tanto fluvial como de ultramar.
“En el Colegio Náutico de Holanda, se informó que el país tenía una eficiente flota mercante de ultramar, que sin subsidios competía con los mejores armadores de Europa y EEUU”.
Agregó incluso que la flota fluvial (Mihanovich –Dodero), operaba con modernos buques, construidos en Escocia el servicio en el Rio Paraguay/Paraná, desde Corumbá en Brasil hasta Buenos Aires y era reconocida como una de las mejores flotas fluviales del mundo.
“Junto con los Ferrocarriles del Estado de los años 1930 a 1939, prestaba servicios “Intermodales”, desde Formosa y Barranqueras hasta Buenos Aires, cuando el término “Transporte Intermodal” no existía en el mundo)”, precisó.
De 1961 a 1971 Zuidwijk fue Jefe de la Sección Puertos, dela mencionada agencia marítima y de 1971 a 1978 gerente de Operaciones de la empresa norteamericana de navegación Moore McCormack Lines, área del Río de la Plata. (Argentina, Uruguay y Paraguay).
“Esta empresa de navegación fue pionera en la contenedorización en la Costa Este de Sudamérica. Constantes viajes de estudio a EEUU y contactos con Brasil para la implementación”, dijo.
Entre los años 1978 y 1991 fue gerente de Operaciones de Murchison S.A. Compañía de estiba de Moore McCormack y pionero en la implementación de la contenedorización dentro toda la Argentina, desde Jujuy hasta Ushuaia.
En 1989, cuando se formó la UTE Murchison-Roman, estuvo a cargo del desarrollo del primer sector especializado para operar con contenedores en la Dársena D del Puerto de Buenos Aires. (Esta zona es ahora la concesión de Terminal 5, BACTSSA)
Entre 1991 y 1994 se desempeñó como gerente general de Murchison Terminais de Carga en Brasil, interiorizándose en los puertos desde Suape, en el norte, hasta Rio Grando do Sul.
Desde 1994 hasta Diciembre 2005 fue director de Murchison S.A. y en 1996 responsable para poner en operaciones Terminal Zarate del grupo Murchison.
Se trató del primer puerto totalmente privado construido bajo la Ley de Puertos y la primera terminal especializada para operar con vehículos en Sudamérica. En 2001 esta terminal comenzó a operar con contenedores.
De 1996 a 2005 trabajó como asesor de Terminal Zarate y hasta Junio 2011 fue miembro del Comité de la International MultiModal Transport Association IMMTA de Ginebra Suiza.
En noviembre de 2001 participó en Ginebra de una reunión de expertos de Transporte Multimodal de UNCTAD, invitado por el Secretario General.
Además, fue expositor en seminarios nacionales e internacionales sobre temas portuarios y de transporte intermodal y autor del libro Contenedores, Buques y Puertos, Partes de un Sistema de Transporte. (2000).
Hace cinco años, cuando fue consultado por el sistema portuario argentino, don Antonio señaló:
“Antes de tener un sistema portuario se debe tener un sistema de transporte integral con un profundo estudio de los flujos de carga del comercio exterior. Sólo dentro de ese plan puede hacerse un plan de puertos”.
Dijo que un estudio así se empezó en 2006/2007, encargado por el ex subsecretario de Puertos y Vías Navegables Ricardo Luján, con la organización de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
“Durante dos días, toda la comunidad del comercio exterior habló. Se llenaron paredes de la Subsecretaría con las opiniones de todos, con una muy buena moderación de los organizadores para que no se perdiera el foco, ni se permitiera dar lugar a los que sólo hablaban para escuchar su propia voz. Fue la última demostración de que la Argentina, si quiere, puede debatir e investigar”.