Formación de Trenes Argentinos Cargas.
Por Diego Giuliano
Ministro de Transporte de la Nación
Yo era muy chico cuando, desde mi Arequito natal, viajaba a Rosario y veía marchar las formaciones de trenes cargadas de cereales. En ese entonces creía, como muchos argentinos y argentinas, que los trenes eran para eso: llevar la producción hacia el puerto.
No estaba tan errado en aquel entonces, porque para eso fueron construidos y diseñados por las potencias que dominaban el mundo entre 1880 y 1920, cuando se hizo la mayor parte de la red original.
Los trenes tenían una lógica extractivista y concentraban toda su fuerza hacia los puertos para llevar la riqueza de nuestro territorio, como si se tratara de una gran aspiradora.
Juan Domingo Perón, en 1948, nacionalizó los trenes y les dio el lugar que les correspondía: un sentido social que conectara a nuestro país, fomentara las economías regionales y conectara a las personas sea cual fuere el lugar en donde vivan. Eso ocurrió hasta que, en la década de los ´90, surgió la condena: “Ramal que para, ramal que cierra”. Los ferrocarriles vivieron el peor colapso de la historia. Una herida en el federalismo que hasta hoy estamos sanando y reparando.
Argentina logró tener, en su apogeo, una red ferroviaria de 47.000 kilómetros de extensión. Sobraban vías para darle la vuelta al planeta Tierra en la línea del Ecuador, que tiene una circunferencia de 40.000 kilómetros.
Hoy, después del abandono del sistema y gracias a las inversiones constantes, la red alcanza los 18.000 kilómetros, la misma distancia que separa a la Argentina de China.
Esos trenes, además de llevar cada vez más producción argentina hacia los puertos para exportar, incrementaron un 200% los alimentos y bebidas que transportan entre las provincias. Son aliados en la logística nacional y están reduciendo notablemente los costos del transporte y de toda la cadena de valor. Y esos mismos trenes, hoy están integrándose a una lógica multimodal del transporte. Un sistema donde todos los modos están pensados para conectarse entre sí, para ser más eficientes y aportar, a su escala, su máximo potencial.
Para eso estamos construyendo dos nodos logísticos multimodales, uno en Cevil Pozo (Tucumán), otro en Güemes (Salta) y ya terminamos un tercero en San Francisco (Córdoba) con participación privada, que son espacios diseñados para que los camiones y los trenes se encuentren e intercambien la carga, hagan sus trámites aduaneros y las y los trabajadores cuenten con servicios que les permitan mejorar sus condiciones laborales, demostrando que el tren y el camión, lejos de competir, cooperan en el proceso productivo y se complementan recíprocamente. Así, el camión encuentra su escala en los 400 kilómetros, el tren en los 1.000 kilómetros, más allá el barco y el avión.
Vía Navegable Troncal Paraná-Paraguay
Hacer federalismo también es generar un Ente Nacional en el cual las siete provincias por las que atraviesa la Vía Navegable Troncal Paraná-Paraguay tengan voz y voto en la administración y el control de esa ruta fluvial.
Y extenderla también hasta Misiones y Formosa con obras concretas que amplían una de las tres autopistas acuáticas más grandes del mundo. Esa decisión nos va a permitir llevar a los barcos que cruzan el océano aún más cerca de las y los productores, y potenciar el desarrollo de nuestra economía.
Eso es posible porque, en esta transición, la Vía Navegable Troncal reinvierte todo lo recaudado en concepto de peaje en dragado, balizamiento, tecnología y acceso a los puertos públicos de toda la traza.
Federalismo también es desarrollar el transporte de carga por aire. Hoy, Aerolíneas Argentinas tiene sus bodegas abiertas para las y los productores argentinos. Ya transportó más de un millón de kilos de salmón desde El Calafate hacia Estados Unidos y cientos de miles de toneladas de productos nacionales a Europa y Asia. Y esto ocurre, en parte, porque contamos con obras en 15 aeropuertos de todo el país para modernizar nuestra infraestructura aérea.
Aviones de Aerolíneas Argentinas
Que el transporte es federal o no es transporte no es un mantra. Si vamos a la teoría más elemental, vemos que el transporte es la vinculación de signos diferentes en espacios geográficos distintos. Si concentramos el transporte en los grandes centros urbanos y no lo hacemos federal, la carga es siempre la misma y las personas son siempre las mismas.
Eso tira por tierra el significado del transporte y lo convierte en mero movimiento. Para que el transporte sea tal, necesita igualarnos a todos y todas, conectarnos a cada uno de los argentinos y argentinas, de cada provincia, de cada ciudad y llegar a cada región. Para ser transporte necesita, definitivamente, ser federal.
Por eso tenemos que pensar y gestionar a nuestro transporte con una lógica multimodal, y ponerlo al servicio del desarrollo de la economía argentina. Por eso ninguna obra que hacemos está suelta y cada una de las 360 que tenemos en marcha está conectada con otra. Porque el transporte es unión, es conectividad, es federalismo, es el Estado presente, como lo está el Ministerio de Transporte con obras en cada una de las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En un país como la Argentina, que es el octavo más extenso del mundo, el transporte es federal o no es transporte.
El desafío es que todos los argentinos y argentinas vean pasar un tren, un avión, un barco, un camión y entiendan que su función es unirlos, acercarlos a su comunidad e impulsar su desarrollo. Un desarrollo que está ahí, en el lugar que elijan para vivir, en una Argentina federal cada vez mejor integrada.
Fuente: Infobae.