La inminente construcción del gasoducto Néstor Kirchner hace crujir varias estructuras gubernamentales.
Por Antonio D'Eramo
El drama de la invasión de la Federación de Rusia a Ucrania no es sólo humanitario. Ha generado cambios profundos en la seguridad energética mundial difíciles de mensurar y, mucho más, de controlar.
Una de las principales consecuencias es el freno hacia la transición del consumo de las energías fósiles y contaminantes, en los países desarrollados, hacia las energías “verdes” o no contaminantes mucho menos eficientes que las tradicionales.
En un contexto de cambios vertiginosos donde la importancia de Rusia en el mercado global petrolero y gasífero es fundamental, hasta el comienzo de la guerra Moscú era el mayor exportador de gas natural del mundo, el segundo proveedor de petróleo crudo y el tercer exportador de carbón, los analistas occidentales del mercado energético afirman que Argentina debe ubicarse en el denominado bloque Atlántico y convertirse en un socio plenamente confiable y no impredecible en su orientación geopolítica.
Acaso ese haya sido el consejo transmitido por Luis Betnaza, referente del grupo Techint y dirigente de extrema confianza de su titular, el ítalo-argentino Paolo Rocca, dueño de una fortuna considerable que la revista especializada en patrimonio Forbes ubica a su familia con un haber de 3.900 millones de dólares, a los funcionarios que dejaron de funcionar en la administración de Alberto Fernández y, a otros, que continúan haciéndolo, bajo la estricta mirada de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández.
El ex ministro Productivo de la Nación, Matías Kulfas, junto el presidente y CEO de Grupo Techint, Paolo Rocca, en la Rural durante un seminario de Pymes en diciembre de 2019.
El posicionamiento argentino deberá quedar debidamente explicitado cuando el Presidente, Alberto Fernández, participe, como invitado especial, de la cumbre del G-7 que se realizará el próximo 27 de junio en la región de Baviera, Alemania.
El Grupo de los siete (G-7) que representa a las naciones económicas más avanzadas y está conformado por las potencias industriales y militares de Canadá, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Japón han decidido cambiar su agenda y de analizar el cambio climático, como estaba propuesto originalmente, se pasará a decidir acerca de la futura configuración mundial que se abre mientras se combate en el este de Europa.
Rusia ha dejado de ser confiable para Europa pero el viejo continente depende de la producción del estado que conduce Vladimir Putin.
Tres cuartas partes de su gas y casi la mitad de su crudo se destinan a Europa. En 2020, el petróleo, el gas y el carbón rusos representaban una cuarta parte del consumo energético de la Unión Europea.
Nuevos mercados buscan los europeos y en esa línea hay que observar la urgencia por desarrollar y transportar la riqueza del yacimiento sedimentario de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén o los planes avanzados para comenzar la exploración y posterior explotación off shore de búsqueda y extracción de petróleo y gas, a la altura de la perla del Atlántico, la ciudad de Mar del Plata, entre otros emprendimientos en la costa atlántica de nuestro territorio.
En declaraciones públicas, el citado empresario, Luis Betnaza, habló de “potencialidad gigantesca”, mientras pensaba en Vaca Muerta y en la realización del demorado gasoducto Néstor Kirchner, atrasado en su construcción de manera inexplicable durante tres administraciones nacionales, y en el comienzo de una obra fundamental para abastecer la demanda interna.
La empresa Tenaris, subsidiaria de Techint, fue la única que se presentó para ofrecer los 670 km. de caños para el tramo que va de Tratayén en Neuquén a Salliqueló en Buenos Aires.
Hay planes para avanzar con el tendido gasífero hasta la frontera con Brasil, en una segunda etapa del emprendimiento, y, fuentes del mercado aseguraron a NA que Techint ya está preparada para participar de la obra de ingeniería civil que comprende el tendido de los tubos, a través de su empresa Ingeniería y Construcción.
En la previa del viaje presidencial a Francia, España y Alemania de mediados de mayor existió una reunión entre el Presidente Alberto Fernández, el ministro de Economía, Martín Guzmán y la dupla que conduce el holding Techint, que tiene domicilio legal en Luxemburgo, desde el 15 de febrero de 2011, durante el segundo mandato de Cristina Fernández.
Ahora bien, en ese almuerzo de trabajo, se hicieron planes como la construcción de una planta de licuefacción, una instalación en la que se consigue cambiar el estado del gas natural de fase gaseosa a fase líquida, en la provincia de Río Negro, cercana al puerto de San Antonio Este.
Los números de la dupla Rocca-Betnaza sumaban inversiones por 4.500 a 5.000 millones de dólares que serían utilizados en la construcción de la planta, en la ampliación del muelle para atracar los barcos gasíferos que suelen alcanzar los 290 metros de eslora y son embarcaciones muy sofisticadas puesto que el gas que transportan deben mantenerse a temperaturas inferiores a los 160 grados bajo cero y poseen una capacidad de carga de entre 100.000 y 266.000 metros cúbicos, entre otras obras de infraestructura civil.
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Para semejante inversión se requiere una demanda ávida del producto a exportar y es allí donde el mercado europeo jugará su papel relevante como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Uno de los puntos más complicados que involucra la política monetaria y cambiaria fue resuelto a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 277/22 que permitió la libre disponibilidad de una porción de las divisas generadas por una mayor producción de petróleo y gas teniendo en cuenta los números de 2021, un año aún afectado por restricciones de las sucesivas cuarentenas decretadas en el país.
Las empresas, casi todas, que lograron aumentar su producción de manera anual podrán acceder al premio mayor. El dólar oficial. El Banco Central, máxima autoridad monetaria de nuestro país que conduce un directorio encabezado por Miguel Pesce, otorgará permisos, inclusive, para pagar deudas con empresas vinculadas que no tengan residencia en Argentina.
Las razones pueden ser varias y obedecer a necesidades financieras internas del holding o a la promesa de invertir cerca de 5.000 millones de dólares en Río Negro, pero lo cierto es que los ejecutivos de Paolo Rocca quieren comprar 200 millones de dólares al cambio oficial para adquirir la chapa para fabricar los caños del gasoducto Néstor Kirchner.
Ahora bien, esos 200 millones de dólares servirán para pagar a una empresa que también controla en parte el holding Techint.
Se trata de la compañía Usiminas que Ternium de Techint comparte con el grupo de origen japonés, Nippon Steel. Una empresa con plantas fabriles en Minas Gerais y en San Pablo, Brasil, y que también tiene participación en el sector de la minería y de la logística.
La capacidad operativa de Usiminas es de 9,6 millones de toneladas de acero al año y, además, Ternium controla en Brasil la Companhia Siderúrgica do Atlántico en Rio de Janeiro que puede producir más de cinco millones de toneladas extra de placas de acero por año y que perteneció, hasta 2017, al holding alemán ThyssenKrupp AG.
En el caso de Usiminas, la dirección de la empresa pertenece a la compañía nipona al menos durante un cuatrienio. Fue esa la fórmula elegida para evitar querellas judiciales en los tribunales. Cada cuatro años cambia la dirección de la empresa y el próximo turno será para los ejecutivos de Rocca.
Sea como fuere, Usiminas, quiere el adelanto para entregar las chapas con los que realizar los caños del gasoducto Kirchner a pesar de ser una empresa superavitaria con ganancias millonarias que quedaron anotadas en su balance del año 2021.
Esa presión de Usiminas, provocó un comentario de la vicepresidenta, Cristina Fernández, en tono de reclamo al gobierno del que forma parte, durante el acto por el centenario de la empresa YPF, que detonó la reciente crisis en el gabinete ministerial del presidente con derivaciones políticas que aún distan de estar resueltas.
Fuente: NA.