El proceso de búsqueda se haría a 1.500 metros de profundidad, a unos 350 kilómetros de la ciudad de Mar del Plata.
Redacción Argenports.com
El Océano Atlántico, frente a las costas de Mar del Plata, puede convertirse en una oportunidad económica única para nuestro país si se concreta la presencia de petróleo.
Mucho se ha hablado durante los últimos días sobre las formas de llevar a cabo la búsqueda y el impacto ambiental que puede producir ese movimiento.
Tras un riguroso proceso de estudio y fuentes consultadas, se asegura que frente a la costa de la ciudad Feliz, no habrá una torre o plataforma petrolera y que bajo la superficie del mar, no habrá “explosiones”.
El proceso se haría a 1.500 metros de profundidad, a 350 kilómetros de la ciudad balnearia y sobre el desarrollo de esta industria podría dar sus primeros frutos en 2027, con un potencial capaz de transformar por completo la matriz productiva de toda la región y la costa bonaerense.
Es central tener en claro que no se habla de uno, sino de dos procesos independientes. El primero es la exploración sísmica, que permitirá obtener valiosa información sobre dónde es posible perforar y hallar petróleo, algo que ya fue autorizado por el Gobierno nacional, que no implica perforación, que ya se hizo en otros puntos de la misma zona -sin que Mar del Plata se enterase- y que ya habría comenzado si no fuese por la judicialización del tema.
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El segundo punto, que no depende del primero, es el pozo exploratorio, que implica la perforación de un pozo del que solo se obtendrá información, no petróleo, y que demandará un estudio de impacto ambiental -ya está en proceso- y otra audiencia pública.
La sísmica de este pozo ya fue realizada por YPF. Se trata de un proceso que no depende del primer punto.
Hoy, la atención está centrada en el primer punto. Es el que se ha judicializado y que motorizó una audiencia pública en el Concejo Deliberante.
Pero, más allá de las posturas a favor o en contra, ¿cómo se prevé hacer este proceso exploratorio a 350 kilómetros de la costa de Mar del Plata?, ¿cuáles son los verdaderos riesgos, plazos y tecnologías que se emplearán?, ¿ce verá afectada la fauna marina?
La exploración sísmica o petrolera permitirá rastrear dónde podría haber petróleo. Se utiliza en la industria offshore pero también, por ejemplo, para colocar generadores eólicos en el mar, y no implica colocar una torre en el mar, como se ha mostrado en los medios, según menciona un informe del diario La Capital.
El trabajo lo realiza un buque. No cualquiera, sino un barco especializado en la materia capaz de tirar o arrastrar una serie de “mangueras” de un kilómetro cada una, denominadas “streamers”.
Éstas cuentan con micrófonos que trabajan en el agua (hidrófonos). A bordo habrá un equipo de expertos en esta tarea y biólogos marinos.
El buque navega en una misma dirección por 50 kilómetros (vuelve y repite el proceso en otra línea) con ocho streamers separados por 200 metros.
Detrás, lleva un arreglo de “cañones de aire” que componen una cámara que recibe aire a 2.000 libras de presión y lo suelta, lo que crea una onda de sonido que viaja al fondo del mar y, de acuerdo a las capas geológicas que encuentra, rebota.
Los hidrófonos captan y graban los rebotes. Poco a poco (el proceso lleva dos meses), este registro genera un “mapa” del lecho marino.
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El barco navegará a 350 kilómetros hacia el este de Mar del Plata y nunca se verá desde la costa. Lo único que podrá verse será, una vez por semana, un barco de suministro que entrará al Puerto a cargar combustible, comida y agua potable, dejará la basura para que sea adecuadamente desechada y volverá a la zona de exploración.
En todo este proceso no hay perforación. La exploración ha ido mejorándose, en función de la experiencia y los avances tecnológicos.
Mientras que hace décadas el trabajo resultaba más brusco y riesgoso, y hasta los tiburones mordían los streamers porque iban llenos de aceite, hoy las “mangueras” son sólidas y por ende no liberan fluidos, pero además se limitó el impacto sonoro en el ambiente.
La adquisición sísmica, vale remarcar, es fundamental para indicar dónde es factible buscar petróleo.
El proceso genera un “mapa” con desniveles e irregularidades en el fondo del mar, que permiten observar dónde se podría perforar. Procesar la sísmica demanda un año de trabajo o más.
Sin embargo, luego, existe hasta ahora una sola manera de saber fehacientemente si hay o no petróleo: perforar.
El sonido es un factor central para la exploración sísmica. ¿Tiene impacto en la fauna? Sí, puesto que las ondas alcanzan a la mayoría de los animales.
En el mar, afecta a aquellos que tienen vejigas natatorias y a los mamíferos marinos, delfines y ballenas -entre otros- aunque para ello, hace décadas se emplean técnicas que evitan dañar a estas y otras especies.
Aquellos barcos que realizan exploraciones llevan a bordo profesionales capacitados en la materia, entre ellos biólogos marinos que supervisan todo el proceso. A su vez, cuentan con micrófonos en el agua que detectan la presencia de animales.
En primer lugar, gracias al radar es posible observar la presencia de cualquier mamífero o cardúmenes en la zona.
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En caso de detectar ballenas, delfines u otros animales en el radio superior a un kilómetro, el proceso que genera sonido se detiene automáticamente, por completo, y el barco reduce su velocidad a 5 nudos.
En segundo lugar, hace años, estos barcos emplean el “arranque suave”, que permite ir emitiendo el sonido primero a muy baja potencia y luego incrementarlo progresivamente, para que si algún mamífero se acerca, tenga tiempo de alejarse antes de que se eleve la potencia.
En tercer lugar, el intervalo de esta onda de sonido oscila entre cinco y siete segundos, y el sonido emitido dura menos de medio segundo.
Calcular la cantidad de petróleo que podría haber en la zona próxima a explorarse no es una cuestión matemática. Primero, la sísmica determinará dónde es posible buscar.
Luego, los pozos exploratorios permitirán establecer si hay o no petróleo, obteniendo información de las rocas. Entonces, ¿por qué hay tanto interés en buscar reservas de hidrocarburos a 350 kilómetros de Mar del Plata?
Un reciente descubrimiento de mega-yacimientos petrolíferos offshore en África del sur aumentó las posibilidades de encontrar petróleo en la costa bonaerense.
¿Por qué? Hace más de 250 millones de años, todas las masas continentales estaban unidas en un único súper continente (Pangea), que se fue fragmentando y dio origen a los continentes que hoy conocemos.
Y hace 121 millones de años, cuando se formaron las acumulaciones recientemente descubiertas en Namibia, África estaba mucho más cerca de América del Sur que en el presente.
Este descubrimiento en la costa oeste de África guarda información geológica con una sísmica compatible a la que está frente a las costas de Mar del Plata.
Por esa razón, los geólogos tienen sobradas razones científicas para suponer que a 350 kilómetros, en aguas profundas de 1.500 metros, hay yacimientos similares a los descubiertos en África.
Hasta no llegar al momento de perforar, sin embargo, no hay certezas de que haya petróleo en estas cuencas.
Se estima que la posibilidad de que en este pozo se encuentre petróleo es de un 20 por ciento. El número, que suena bajo, es realmente elevado en los valores que se manejan dentro de la exploraciones offshore.
Como se aclaró, el pozo exploratorio que inicialmente está previsto perforar en los próximos meses a 350 kilómetros de la costa marplatense, no está basado en la sísmica que se describió anteriormente, sino que la exploración ya fue hecha años atrás por YPF y otras compañías, sin mayores impactos en la fauna y con resultados positivos.
En este caso, una vez más, no habrá torres ni plataformas. A 1.500 metros de profundidad no hay manera de instalar una plataforma como la que se reflejan en distintas imágenes que aluden al tema.
Todo el proceso se realiza desde un buque de perforación, sin anclas, con un sistema de posicionamiento dinámico y unas 200 personas a bordo. Además, se utiliza un robot submarino (ROV).
Se trata de un buque significativamente más grande que el de la exploración, debajo del cual funcionan seis propelas y un sistema que mide la posición mediante GPS, satélite y señal que se baja al fondo del mar.
El buque siempre permanecerá en el mismo lugar, más allá del clima. No operará cuando las condiciones no lo permitan.
La preparación para la perforación de un pozo puede durar más de un año. Además del complejo aspecto técnico, deben hacerse los correspondientes estudios de impacto ambiental y contratos, pero también conseguir los equipos de perforación marina capaces de perforar en aguas profundas.
Si el proceso avanza, la perforación llevará dos meses y desde la costa de Mar del Plata jamás se verá dicho barco, porque hasta el proceso de Aduanas se realiza en el mar.
Lo único que sí se alcanzará a ver serán dos buques menores que irán entre tres y seis veces por semana al Puerto a cargar combustible y provisiones.
A su vez, habrá -en promedio- un vuelo de helicóptero diario entre el aeropuerto de Mar del Plata y el equipo de perforación para cambiar tripulación.
Habrá 200 personas a bordo del barco, entre las cuales algunas serán técnicos que solo serán demandados tres días a bordo, mientras que otros tendrán una rotación de 21 o 28 días de trabajo, por otros 21 o 28 días de descanso.
Para la perforación, además, se empleará un robot submarino, un ROV con cámaras y luces que recorrerá las profundidades marinas para asegurar que no haya vida en la zona y cuyas imágenes serán puestas a disposición del Gobierno nacional y, tal vez, del Conicet. En caso de detectar vida, el trabajo se correrá 50, 100 metros o lo que sea necesario.
El ROV -uno similar se utilizó en la búsqueda del ARA San Juan- cuenta con brazos hidráulicos que permitirán tomar muestras del fondo marino, que serán enviadas a un laboratorio argentino para su posterior análisis.
Por otro lado, es importante saber que se encuentre o no petróleo en este pozo, el mismo será tapado al terminar el proceso. No brotará petróleo. No será un pozo productor. Lo único que saldrá de él, será información.
Completado de este proceso, se analizará toda la información se recalibrarán los modelos de sísmica. El estudio puede llevar, al menos, otro año de trabajo.
Considerando la posibilidad de que el pozo arroje resultados positivos, como se espera -es decir que conserve importantes cantidades de petróleo-, un año y medio después de la perforación exploratoria se comenzarían a perforar los pozos delineadores para delimitar los límites del yacimiento. Su dimensión, hoy, no está calculada exactamente pero podría ser muy amplia.
Una vez delimitado el yacimiento, se pondrá en marcha el plan de desarrollo, que inicialmente comenzará con seis pozos de producción y otros dos pozos de inyección de agua (el petróleo es extraído con agua, pero esta se limpia, se purifica y vuelve a introducirse al reservorio).
En esta instancia, el barco que realizó la perforación exploratoria deberá retirarse, porque a partir de allí deberá mandarse a construir una “instalación” para producir petróleo.
En este caso, tampoco será una plataforma, sino un FPSO (Floating, Production, Storage and Offloading Vessel), una embarcación o instalación flotante de producción, almacenamiento y descarga de petróleo con un helipuerto.
Los FPSO son únicos y se construyen a medida de acuerdo a las características de cada yacimiento. Su ingeniería demanda un año de trabajo y construirlo otros dos.
No se trata de una refinería, sino de una instalación que tomará y almacenará agua, petróleo y gas. Desde allí, cargará los recursos a otros barcos mediante unas mangueras, cada una de ellas, conectada a un pozo de producción en el fondo del mar.
La generación de miles de puestos de trabajo y el impacto sociolaboral que podría tener el desarrollo de la industria offshore en Mar del Plata generó gran entusiasmo pero también preocupación por el impacto ambiental y los posibles derrames.
En caso de que el pozo exploratorio comience a ser perforado en marzo 2023, como anunció el Ministerio de Energía de la Nación, dicha etapa terminaría en mayo y, como se señaló antes, habrá un año por delante de estudio de toda la información rocosa extraída.
De avanzar, los pozos delineadores para establecer el perímetro del yacimiento se harían entre mediados y fines de 2024, mientras que el desarrollo de campo se realizaría a partir de 2025.
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Es importante tener claro que en caso de hallar petróleo, el efecto sociolaboral no será inmediato. Se estima que la producción podría comenzar entre 2027 y 2028, donde empezaría a dar sus primeros frutos esta industria.
Aunque, vale aclarar, generaría miles y miles de puestos de trabajo (imposibles de cuantificar hoy) en torno a la logística, el transporte, el alojamiento, la alimentación, la indumentaria y otros tantos rubros, tal como ocurre en Neuquén con Vaca Muerta, donde el mundo tiene puesto sus ojos.
A su vez, en caso de encontrar petróleo -y eso sucede en todo el mundo- inmediatamente otras empresas se acercarían para explotar el recurso.
Hay operadores con gran interés en sumarse al desarrollo de la industria offshore en la Cuenca Argentina Norte, por lo que no habrá un solo proyecto sino que se espera un “efecto multiplicador o cascada”, tal como ocurrió en el Mar del Norte, en Macaé, en el Golfo de México o en Bahía de los Santos, por mencionar algunos ejemplos.
En todas estas localidades originalmente pesqueras, el offshore y la pesca conviven.
Los derrames de hidrocarburos en el mar, ocurren. El riesgo existe, es real. Sin embargo, la mayor cantidad de derrames de petróleo no se produce en las plataformas ni en los equipos de producción, sino en los buques. Por desperfectos o colisiones, en distintas partes del mundo suceden derrames de distinta escala.
En Argentina, de hecho, el riesgo existe hace décadas: el país importa petróleo en buques para abastecerse.
Algunas de las principales empresas de la industria offshore llevan más de 40 años en la actividad y perforan hasta 40 pozos por año y, hasta ahora, registran cero derrames de gran escala que hayan llegado a la costa de una ciudad.
Por estrictas normas internacionales, en caso de derrame de una mínima cantidad de aceites o hidrocarburos, la misma debe ser reportada inmediatamente a distintos organismos.
Para el proceso que busca ponerse en marcha en la Cuenca Argentina Norte se han hecho ya 540 simulaciones: se utilizan datos reales para simular hacia dónde iría un eventual derrame.
En ninguno de los 540 resultados los hidrocarburos fueron hacia la costa, no por una cuestión técnica sino natural.
Frente a las costas de Mar del Plata confluyen la corriente de agua cálida de Brasil, la corriente fría y salada de Malvinas y la del Río de la Plata. En todas las simulaciones, el agua fluye hacia el este.
En caso de un derrame, todo desecho iría en esa dirección y no hay probabilidad física de que llegue a las playas de Mar del Plata.