Por Redacción Argenports.com
Argentina despidió oficialmente al S-2T Turbo Tracker 2-AS-23, la última aeronave antisubmarina de su tipo que quedaba operativa a nivel mundial. Su vuelo rasante frente a la Base Aeronaval Comandante Espora, en Bahía Blanca, marcó el final de una etapa histórica para la aviación naval.
Tras meses de trabajos destinados a mantenerlo en condiciones para un último despliegue, el veterano Tracker volvió a despegar para completar una breve serie de vuelos de despedida, como puede verse en el siguiente video.
Quienes presenciaron la maniobra vieron pasar a muy baja altura a una aeronave que, durante más de seis décadas, patrulló el Atlántico Sur, controló miles de kilómetros de costa y cumplió un rol clave en la vigilancia del Mar Argentino.
El Turbo Tracker nació para operar desde portaaviones y lo hizo a bordo del ARA Independencia y del ARA 25 de Mayo.

Tras la baja de ambas unidades, continuó su actividad desde tierra firme en misiones de patrulla marítima y vigilancia.
Además, tuvo participación destacada durante la Guerra de Malvinas: los Tracker volaron más de 520 horas sin sufrir pérdidas, un desempeño que derivó en la condecoración “Honor al Valor en Combate” para la escuadrilla.

Un avión que resistió el tiempo
Con el paso de los años, la flota se redujo, los repuestos comenzaron a escasear y varios sistemas quedaron desactualizados frente a nuevas tecnologías.
Aun así, la Armada mantuvo al 2-AS-23 en servicio gracias al programa TATA, un esquema de modernización realizado junto a Israel que permitió renovar motores, aviónica y autonomía.

Sostener su capacidad antisubmarina fue tanto una necesidad operativa como una decisión institucional: durante años, Argentina fue el único país de la región que continuó operando aeronaves específicamente diseñadas para ese rol.
Un cierre con impacto internacional
La baja del 2-AS-23 también tiene relevancia fuera del país. El Tracker fue una de las plataformas antisubmarinas más emblemáticas de la posguerra y un símbolo de la Guerra Fría.

Operó en Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Brasil y otros países que lo retiraron hace ya tiempo. Argentina era la última en mantenerlo activo.
Con su salida, se cierra definitivamente la historia operativa mundial de la familia S-2 en funciones antisubmarinas.

El reemplazo: una nueva etapa de vigilancia marítima
La Armada avanza ahora con la incorporación de los P-3C/N Orion adquiridos a Noruega, aeronaves de mayor alcance y equipamiento moderno que permitirán sostener tareas de patrulla y control sobre el Atlántico Sur.
Aun así, la despedida del 2-AS-23 deja una marca especial: detrás del retiro no se va solo un avión, sino una tradición completa dentro de la aviación naval argentina.
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