Por Redacción Argenports.com
El muelle de ultramar del puerto de Mar del Plata vuelve a tener protagonismo con la operación del buque Callisto, que realiza una carga a granel de pescado con destino de exportación.
La operatoria moviliza intensamente a estibadores, transportistas y organismos de control.
Fuerte actividad logística en torno al Callisto
El arribo del buque Callisto al puerto marplatense reactivó la dinámica del muelle de ultramar, donde se concreta una operación de carga a granel de productos pesqueros (unas 3 mil toneladas de corvina y pescadilla), con destino a Camerún.
Este tipo de embarques no es habitual, pero viene ganando espacio en los últimos años como una opción complementaria al despacho en contenedores.
Video de Adicto al Zoom.
La actividad generó una importante movilización de personal: cuadrillas de estibadores, camiones y fiscalizadores de Aduana participaron del operativo, que fue destacado en redes sociales por Emilio Bustamante, directivo de Terminal de Contenedores 2 (TC2).
Según anticipó, se espera el ingreso de un segundo buque similar hacia fines de julio.
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Cargas a granel en el puerto marplatense
Aunque Mar del Plata es reconocida principalmente por su operatoria de contenedores y la actividad pesquera artesanal, el puerto cuenta con infraestructura apta para operaciones de granel sólido y refrigerado, especialmente a través del muelle de ultramar.
Este tipo de embarques permite despachar grandes volúmenes de pescado congelado o procesado directamente en bodega, sin la necesidad de utilizar contenedores reefers.
Para ciertas especies y mercados —como África o Asia— esta modalidad resulta más eficiente y competitiva en términos logísticos.
En los últimos años, el puerto marplatense ha registrado operativas puntuales con buques graneleros que cargan pescado procesado con origen en plantas locales, especialmente durante períodos de alta producción o escasa disponibilidad de contenedores refrigerados.
Impacto en el empleo y la logística regional
Estas operaciones tienen un efecto multiplicador en la economía local, ya que reactivan servicios como transporte terrestre, almacenaje, verificación aduanera y servicios conexos. También dan lugar a una mayor ocupación de muelles y capacidad instalada, optimizando recursos ociosos del sistema portuario.
La continuidad de este tipo de embarques —como el que protagonizó el Callisto— abre nuevas oportunidades para el desarrollo del puerto de Mar del Plata como nodo logístico multipropósito, integrando cargas pesqueras, contenedores y otras mercaderías de origen regional.