Redacción Argenports.com
El excomandante Francesco Schettino , que cumple 16 años de prisión en Rebibbia, al haber sido responsable de la muerte de 32 personas en 2012 por el hundimiento del crucero Costa Concordia, podría salir pronto de prisión.
Según el diario italiano La Reppública, el capitán de la crucero que acabó en las rocas de la isla de Giglio, en enero de 2012, podría “hacer su propia contribución"...”a las instituciones”, trabajando para digitalizar algunos de los grandes procesos que han marcado la historia de Italia.
El matutino señaló que después de haber estado involucrado durante mucho tiempo en obras socialmente útiles dentro de la prisión romana, Schettino pidió de hecho a la dirección de la prisión poder "subir a bordo" del Archivo Estatal, trabajando en la digitalización de las actas de los juicios de Ustica (la tragedia de un avión italiano de pasajeros, en junio de 1980), habiendo madurado el plazo que le permite acceder a medidas alternativas.
“El nuevo trabajo del excomandante se ha pospuesto unos días, quizás por problemas burocráticos, y si no hay nuevos contratiempos, podría comenzar pronto”, menciona el medio italiano.
Se trata de una actividad que se asigna a los detenidos considerados dignos y capaces, para realizar testimonios intangibles y actos judiciales fundamentales que datan de hace varias décadas.
Es una actividad que ya practican en otras situaciones los internos, que operan en un entorno de videovigilancia en la prisión y escanean los papeles que componen los expedientes en el orden preciso en que los encuentran, bajo la supervisión constante de archiveros-formadores. El contenido de los mapas y las grabaciones de audio luego se ingresan en la base de datos de los Archivos del Estado de Roma.
Iicialmente, los reclusos elegidos para estas actividades también deben seguir cursos de formación y Schettino, que dedica su tiempo desde hace años a cursos universitarios de derecho y periodismo, tiene desde mayo derecho a solicitar medidas alternativas a la detención en una celda.
El ex marino, de 61 años, fue condenado por los delitos de naufragio y homicidio culposo, lesiones, abandono de la nave y por no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión contra el escollo que provocó el accidente la noche del 13 de enero de 2012.
El naufragio del Costa Concordia se produjo a su paso por Giglio, cuando el barco se aproximó para "saludar" a la costa, quizás a mayor distancia de lo habitual.
El buque impactó unos 800 metros al sur de la entrada del puerto. A pesar de la colisión, los daños parecieron menores para Schettino que continuó navegado durante casi mil metros.
Luego, al girar en el ingreso norte del puerto italiano, se movió su centro de gravedad y el buque quedó con una inclinación de 80° que dejó al descubierto una quebradura de casi 70 metros a babor.
Luego sobrevino el caos. Los oficiales de la sala de máquinas alertaron al capitán y a su primer oficial, Ciro Ambrosio, que estaban perdiendo fluido eléctrico y potencia. Sorpresivamente, ante el pánico, Schettino fue el primero en abandonar el barco y, según sus declaraciones en el juicio posterior, el susto de la situación lo hizo tomar esa polémica decisión.
En sus pericias realizadas en el marco del juicio, los agentes hallaron una llamada telefónica donde Gregorio de Falco, de la Guardia Costera, le ordenó Schettino que regresara para ayudar en el rescate.
“Escucha, Schettino, tal vez te salvaste del mar, pero te voy a hacer quedar mal. Te haré pagar por esto. ¡Subí a bordo!”, exigió De Falco. Ante la desobediencia del capitán, el representante de la Guardia Costera, gritó una frase que recorrió el mundo: “Vada a bordo, cazzo”, (”Vuelve a bordo, carajo”).