Por Adrián Luciani / info@argenports.com
Por primera vez Argentina tiene en su horizonte cercano la exportación de gas natural licuado (GNL) a gran escala, desde la costa rionegrina. Sin embargo, los primeros despachos no serán con gas de Vaca Muerta, como podría pensarse, sino con el producido por la Cuenca Austral, en el extremo sur del país.
El proyecto está liderado por Pan American Energy (PAE) junto a Golar LNG y prevé instalar dos buques de licuefacción, o plantas flotantes, en el Golfo San Matías: el Hilli Episeyo y el MK II.

Se estima que el primer gas licuado saldrá en 2027. Será la primera exportación sostenida de GNL en la historia argentina, con contratos comerciales y continuidad operativa.
Dónde estarán los buques y cómo operarán
El Estudio de Impacto Ambiental aprobado por Río Negro indica que los barcos estarán fondeados frente a Punta Colorada, a unos 35 kilómetros al sur de Las Grutas.
La primera unidad se ubicará a 4,5 kilómetros de la costa, en aguas de entre 43 y 46 metros de profundidad. La segunda estará aproximadamente 3,5 kilómetros más al norte. Desde allí, el GNL se cargará en buques metaneros de exportación.
El formato es offshore: el gas llega por un gasoducto, se enfría a -162°C dentro del buque, se almacena y se exporta directamente desde el mar. No habrá planta terrestre en esta primera etapa.

Cómo se alimentará el proyecto: gas austral, no neuquino
Pero en esta primera etapa el gas no provendrá de Vaca Muerta. Llegará desde la Cuenca Austral, el área productiva que abarca yacimientos de Tierra del Fuego y Santa Cruz.
Ese gas ya viaja por el Gasoducto General San Martín, pasa por Bahía Blanca y llega a la ciudad de Buenos Aires.
Según se anunció, desde dicho ducto se construirá una derivación de unos 14 kilómetros hasta la costa, más un tramo submarino de entre 5 y 7 kilómetros hasta los buques.
Así se abastecerá la licuefacción sin necesidad de infraestructura nueva desde Neuquén.
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Recién en una fase posterior, cuando entre en servicio un gasoducto exclusivo desde Vaca Muerta —proyectado para después de 2028— el gas no convencional podría reemplazar al gas austral como fuente principal del proyecto.
Qué viene después: el turno de Vaca Muerta
El gran salto en escala del GNL argentino no ocurrirá con este proyecto, sino con el desarrollo conocido como Argentina LNG, impulsado por YPF y Petronas.
Ese plan prevé una planta terrestre de licuefacción, un gasoducto de más de 550 kilómetros desde Vaca Muerta hasta la costa rionegrina y una capacidad inicial de 10 millones de toneladas anuales.
Su puesta en marcha se estima entre 2029 y 2030, con posibilidad de ampliarse hasta 30 millones de toneladas al año.

La hoja de ruta queda clara: primero gas austral, en menor escala y con infraestructura flotante; después gas neuquino, con obras permanentes en tierra y capacidad exportadora masiva.
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Un antecedente poco recordado: Bahía Blanca 2019
Aunque esta será la primera exportación comercial sostenida, el país ya licuó gas antes y lo exportó. En 2019, YPF realizó algunas exportaciones piloto desde Bahía Blanca utilizando la barcaza Tango FLNG.
Fue una experiencia breve, experimental y de baja escala: pocas cargas, gas terrestre, infraestructura alquilada.

Esta iniciativa piloto no tuvo continuidad ya que fue dada de baja por una nueva administración de YPF al no haber logrado los resultados esperados.
El proyecto de PAE, en cambio, marca el inicio de una fase comercial diseñada para mantenerse a largo plazo.
La exportación de GNL desde el Golfo San Matías marcará un antes y un después para la política energética argentina.

Permitirá convertir en divisas parte de la producción excedente de gas y, al mismo tiempo, servirá como ensayo general para lo que viene: llevar el gas de Vaca Muerta a los mercados internacionales en volúmenes mucho mayores.
No será el punto de llegada, sino el punto de partida. El país ingresará al club de exportadores no con su principal recurso gasífero, sino con uno más antiguo y maduro, el de la Cuenca Austral.
Pero detrás de ese primer embarque estará en juego algo más que un negocio: la validación de infraestructura, logística, regulación y capacidad operativa para que, cuando llegue el turno del gas neuquino, Argentina no empiece de cero, sino con experiencia y un pie adentro del mercado global.









