Por Redacción Argenports.com
Argentina tiene uno de los activos energéticos más valiosos del mundo. Vaca Muerta concentra recursos gasíferos no convencionales de escala global y una productividad que ya demostró ser competitiva incluso frente a Estados Unidos.
Sin embargo, cuando se analiza cómo transformar ese gas en exportaciones sostenidas de gas natural licuado (GNL), el país elige un camino distinto al tradicional: plantas flotantes de licuefacción (FLNG) en lugar de grandes complejos industriales en tierra.
Lejos de ser una decisión técnica menor, el viraje responde a una lectura estratégica del riesgo argentino.
Así lo expone el informe Energy Insights 2025, elaborado por el Baker Institute for Public Policy de la Universidad de Rice, uno de los think tanks energéticos más influyentes de Estados Unidos.

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Un diagnóstico compartido por los especialistas
En el capítulo “Can Latin America Become a Relevant Player in Global LNG Markets?”, el economista Francisco J. Monaldi, director del programa de Energía para América Latina del Baker Institute, plantea un punto central:
América Latina tiene gas, pero no logra consolidarse como actor relevante del mercado global de GNL por problemas políticos, regulatorios y de infraestructura.
Dentro de ese diagnóstico regional, Argentina ocupa un lugar clave. Monaldi reconoce que Vaca Muerta podría convertir al país en un exportador relevante, pero advierte que los riesgos de inversión siguen siendo elevados, especialmente para proyectos de largo plazo y alto capital hundido.

El informe subraya que, hasta ahora, solo Trinidad y Tobago y Perú lograron sostener exportaciones regulares de GNL en la región, mientras que otros países con recursos abundantes, como Venezuela y Argentina, quedaron relegados.
El problema no es el gas, sino el “above ground”
El análisis se profundiza en otro capítulo del informe, “Javier Milei’s First Electoral Test and the Implications for Argentina’s Vaca Muerta”, firmado por el politólogo Mark P. Jones, especialista en política argentina y profesor de la Universidad de Rice.
Jones es contundente: Argentina combina un potencial energético extraordinario con una historia de inestabilidad macroeconómica, crisis fiscales y cambios regulatorios abruptos que condicionan las decisiones de inversión.
Según el autor, Vaca Muerta ilustra una paradoja recurrente en el país:
“La promesa de la riqueza de los recursos naturales frente al riesgo permanente de la incertidumbre política”.
En ese marco, los proyectos de GNL tradicionales, que requieren inversiones de decenas de miles de millones de dólares y horizontes de recuperación de 20 o 30 años, aparecen como difíciles de justificar financieramente sin garantías institucionales muy sólidas.
FLNG: una solución pragmática para un país volátil
Es allí donde entra en juego el GNL flotante. El informe señala que los esquemas FLNG ofrecen ventajas claras para países con volatilidad macroeconómica:
- Menor inversión inicial frente a plantas onshore
- Plazos de ejecución más cortos, compatibles con ventanas políticas acotadas
- Menor exposición regulatoria, al tratarse de activos móviles
- Posibilidad de escalar exportaciones gradualmente
- Mayor flexibilidad contractual y financiera.

Desde la óptica del Baker Institute, estas características hacen que el FLNG sea más atractivo para inversores internacionales en contextos como el argentino, donde el riesgo país sigue pesando más que la calidad del recurso.
Una lectura geopolítica del LNG argentino
El informe también incorpora una mirada geopolítica. En un mercado global de GNL cada vez más competitivo y flexible, dominado por Estados Unidos, Qatar y Australia, la velocidad de entrada es clave. Esperar una gran planta en tierra puede implicar perder oportunidades comerciales.
En ese escenario, Argentina aparece como un país que necesita monetizar rápido su gas, sin esperar a que se resuelvan todos los desequilibrios macroeconómicos. Las plantas flotantes permiten ingresar al mercado, generar flujo de exportaciones y, eventualmente, construir credibilidad para proyectos de mayor escala.

El mensaje de fondo del informe
El diagnóstico del Energy Insights 2025, que fue dado a conocer en nuestro país por el medio Shale24, converge en una idea central:
Argentina no está limitada por la geología, sino por sus condiciones institucionales.
Mientras no se consoliden reglas fiscales, cambiarias y regulatorias estables en el tiempo, el país seguirá optando por soluciones intermedias, flexibles y de menor riesgo, como el GNL flotante.
Para los especialistas del Baker Institute, el futuro exportador del gas argentino dependerá menos de Vaca Muerta y más de la capacidad del país de ofrecer previsibilidad.
Hasta que eso ocurra, el FLNG aparece como la vía más realista para que Argentina empiece a jugar en serio en el mercado global del GNL.










