El puerto de Montevideo aspira a convertirse en un hub regional. Durante el acto, se descubrió una maqueta a escala con las obras de ampliación previstas culminadas
Redacción Argenports.com
El presidente Luis Lacalle Pou participó del acto de presentación del proyecto final para la ampliación del Puerto de Montevideo, una de las obras más importantes de Uruguay a cargo de Terminal Cuenca del Plata (TCP) y con una inversión que superará los 600 millones de dólares.
El proyecto forma parte del acuerdo que el gobierno firmó en febrero de 2021 con la multinacional belga Katoen Natie —accionista mayoritario de TCP, con un 80 por ciento de la participación; el 20 por ciento restante le pertenece al Estado uruguayo a través de la Administración Nacional de Puertos (ANP)—, que le extendió la concesión de la terminal hasta 2081.
Las obras incluyen la ampliación de la Terminal Especializada de Contenedores a una capacidad que le permitirá operar 3 millones de contenedores de exportación, importación y tránsitos de mercancía al año.
Cuando la terminal trabaje con esa capacidad ya habrá generado 1,4 kilómetros de muelle al oeste del área de concesión y una playa de contenedores de 60 hectáreas, además de la remodelación de la escollera Sarandí.
Esas dos obras le permitirán recibir cuatro buques portacontenedores de 14 metros de profundidad de manera simultánea y supondrán la creación de 1.500 puestos de empleo directo, además de los indirectos.
Si bien la inversión primaria estimada era de 455 millones de dólares, hoy el cálculo de las cifras asciende a más de 600 millones de dólares, en parte debido a la incorporación del sistema de “cold ironing”, que que brinda energía a los buques portacontenedores y elimina la contaminación por la combustión permanente de los motores.
El sistema otorga energía al barco y a todo el sistema de refrigeración de los contenedores con los motores apagados.
Además de Lacalle Pou, en la presentación estuvieron presentes el ministro de Transporte y Obra Pública (MTOP), José Luis Falero, y el presidente de la ANP, Juan Curbelo, entre otras autoridades.
También llegaron desde Bélgica el CEO de Katoen Natie, Fernand Huts, y el presidente de TCP, Karl Huts.
Falero, por su parte, calificó a la obra como “un hito”, y expuso que "ha quedado claro" el "rumbo que el gobierno tenía para el puerto de Montevideo", con la actividad comercial y también con "la apertura al mundo" de los productos uruguayos.
El presidente, durante su intervención, prefirió recordar los momentos en que la multinacional belga estuvo a punto de retirarse del país, debido a que se cambió la cooperación por el conflicto, según explicó el mandatario.
En ese contexto, Lacalle Pou rememoró que conoció a la familia Huts, dueña de Katoen Natie, cuando era senador por el Partido Nacional, “dos o tres años antes de la elección”.
Fue en una reunión solicitada por el presidente y allí empezó el diálogo entre las partes. El acuerdo entre el gobierno y la empresa se concretaría finalmente durante su mandato.
“Estamos tranquilos de que esta inversión no sólo es buena, va a traer trabajo, va a ayudar al Uruguay productivo, sino que podemos, como nos gusta a nosotros en este mundo tan incierto, tener la confianza y la certidumbre de mirar a largo plazo”, concluyó en su discurso Lacalle Pou.
El gerente de Relaciones Institucionales de la TCP, Fernando Correa, resaltó que por su ubicación estratégica “entre dos grandes como Argentina y Brasil” el puerto de Montevideo tiene “condiciones naturales” para ser un “hub” o centro de distribución regional” y necesita además de la ventaja competitiva que esta ampliación asegura.
“Infraestructura, profundidad en el canal, disponibilidad de muelle, última tecnología en equipamiento, tener un servicio sustentable pudiendo tener sistema de cold ironing, eso nos va a permitir dar mayores condiciones y por ende mayor competitividad”, expresó.
Como se dijo anteriormente, en la expansión, TCP tiene previsto desarrollar infraestructura eléctrica para ofrecer a los barcos el sistema denominado “cold ironing”, una técnica que consiste en conectar el buque a una fuente de energía externa y así el buque puede apagar los motores, evitando el consumo de combustibles fósiles y reduciendo la emisión de gases invernadero, lo que convertirá al Puerto de Montevideo en el primero en ofrecer este tipo de servicios en la región.
Con esta medida, de acuerdo a Correa, Uruguay se pone “a la delantera” de los desafíos que “la propia industria y los gobiernos están exigiendo”.