Por Adrián Luciani / info@argenports.com
Vaca Muerta es el corazón energético de Argentina y su expansión depende de un insumo clave: la arena para fractura hidráulica.
Este material, vital para mantener abiertas las fracturas en el subsuelo, tiene que cumplir con requisitos de calidad que aseguren la productividad de los pozos.
Sin embargo, el equilibrio entre calidad, costo y logística está generando una batalla regional con impacto social, ambiental y económico.
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Por qué la arena es clave para el shale
La fractura hidráulica —técnica fundamental en Vaca Muerta— consiste en inyectar fluidos a alta presión junto con arenas de alta calidad.

Estas arenas actúan como “soporte” para mantener abiertas las fisuras y permitir que el petróleo y gas fluyan hacia la superficie. La calidad de la arena afecta directamente la producción y vida útil de un pozo.
Por ejemplo, un pozo estándar puede requerir entre 10.000 y 12.000 toneladas de arena, distribuidas en etapas que se activan de forma secuencial para maximizar la extracción.
En 2024, Vaca Muerta consumió cerca de 4 millones de toneladas y para este 2025 se proyectan hasta 8 millones de toneladas, un desafío logístico y productivo sin precedentes.
La calidad manda: Entre Ríos está por encima de la arena patagónica
Las arenas provienen de distintas regiones, pero no todas son iguales:
La arena entrerriana se destaca por su pureza y dureza, ideal para la fractura hidráulica.

La arena de Río Negro y Neuquén (patagónica) tiene una composición más oscura y frágil, con una tasa de pérdida de granos y menor resistencia mecánica. Esto provoca que el rendimiento de los pozos caiga hasta un 20% menos de lo esperado.
La arena importada de Estados Unidos es la mejor, pero su costo y la complejidad logística hacen que sea un objetivo hoy por hoy muy poco viable.
Esta diferencia ha motivado que las petroleras reduzcan la compra de arena local patagónica, favoreciendo la más distante pero de mejor rendimiento, con las consecuencias que eso conlleva.
Horacio Marín y un llamado a la acción
En marzo de 2025, Horacio Marín, presidente de YPF, fue enfático durante un evento en Houston:
“La arena de Río Negro no funciona para lo que se necesita en Vaca Muerta, provoca pérdidas de reservas y mayor costo operativo. Estamos impulsando un consorcio para mejorar la logística y asegurar calidad, porque no podemos depender solo de la arena local”.

Además, destacó la necesidad de mejorar la infraestructura logística para transportar la arena desde fuentes lejanas, mencionando la posibilidad de un tren exclusivo que conecte Bahía Blanca con Vaca Muerta, y así aliviar las saturadas rutas por camión.
Crisis social en Río Negro: despidos y preocupación
La caída de la demanda de arena patagónica tuvo un impacto brutal en Río Negro. La empresa NRG Argentina, con base en Allen, debió despedir a más de 230 trabajadores en los últimos meses.

Estos despidos reflejan un fuerte impacto social en una región que depende fuertemente de la minería y producción de arena para shale.
La situación preocupa a autoridades provinciales y comunidades, que piden respuestas rápidas y políticas de acompañamiento.
Logística: el cuello de botella
Actualmente, la arena se transporta principalmente por camión. Cada vehículo lleva aproximadamente 25 toneladas, lo que implica cerca de 480 viajes diarios para cubrir la demanda proyectada.
Esto provoca desgaste vial, congestionamiento, aumento de costos y riesgos para la seguridad vial.

En este contexto, la reactivación del Tren Norpatagónico aparece como una solución estratégica:
Con una capacidad para formar convoyes de hasta 80 vagones, cada uno transportando entre 80 y 100 toneladas, un tren puede mover hasta 8.000 toneladas en un solo viaje, equivalente a más de 300 camiones.
La ruta ferroviaria propuesta conecta el puerto de Bahía Blanca con Añelo (corazón de Vaca Muerta), facilitando un transporte más seguro, barato y sostenible.

Complementada con un hub multimodal en Loma Campana, se optimizará la transferencia entre tren y camión para el último tramo.
Este sistema reducirá la presión sobre las rutas, bajará costos logísticos y contribuirá a la sostenibilidad del proyecto.
¿Qué sigue para Vaca Muerta y sus arenas?
Consolidar el consorcio de arenas entre operadoras para coordinar producción y reducir duplicidades.
Avanzar con la reactivación del tren exclusivo, que aún enfrenta desafíos técnicos, económicos y políticos.

Fomentar la innovación local, explorando mezclas de arena, nuevos yacimientos regionales y tecnologías para reducir la cantidad necesaria.
Acompañar a las comunidades afectadas con políticas sociales y laborales que mitiguen el impacto de esta transición.
Un insumo clave que exige enormes desafíos
La arena, ese insumo “invisible”, es hoy un protagonista crucial para el futuro energético argentino.
Vaca Muerta no solo depende del pozo o del gasoducto: necesita asegurar calidad, logística y sustentabilidad en cada tonelada transportada.

El camino está marcado: integración logística, acuerdos entre empresas y estados, innovación tecnológica y atención a las regiones productoras serán clave para mantener la carrera del shale.
El desafío es enorme, pero la oportunidad para consolidar a Argentina como potencia energética también.