Por Redacción Argenports.com
El mercado mundial del gas natural licuado flotante (FLNG) atraviesa una etapa de crecimiento acelerado.
Según un informe de la consultora Rystad Energy, su capacidad se triplicará en los próximos cinco años, pasando de los 14,1 millones de toneladas anuales (Mtpa) registrados en 2024 a 42 Mtpa en 2030. Hacia 2035, podría alcanzar los 55 Mtpa.
El auge responde a dos factores centrales: la mejora en la confiabilidad tecnológica y la necesidad de soluciones más flexibles y rápidas para colocar el gas en los mercados internacionales.
Los proyectos flotantes, antes cuestionados por sus altos costos y problemas operativos, hoy muestran tasas de utilización cercanas al 80%, comparables con las plantas en tierra.

De promesa incierta a solución concreta
Durante años, el emblema del FLNG fue el Prelude, de Shell, que en sus inicios enfrentó sobrecostos y fallas técnicas.
Sin embargo, la industria aprendió de esas experiencias y logró optimizar tanto los tiempos de construcción como los costos por tonelada licuada. Hoy, proyectos en África, Asia y América del Norte demuestran que el modelo es rentable y competitivo.
Además, la posibilidad de convertir antiguos buques metaneros tipo Moss en unidades de licuefacción ha reducido aún más los costos, situándolos en muchos casos por debajo de los de nuevas terminales terrestres.
Esta estrategia, basada en módulos prefabricados, permite aprovechar cascos en desuso y acelerar los plazos de puesta en marcha.
El espejo para Argentina
El panorama descrito por Rystad Energy encuentra un correlato directo en la Argentina.
Con Vaca Muerta como una de las mayores reservas de shale gas del mundo, el país busca desde hace años consolidar un polo exportador de GNL.
Ya están en marcha proyectos de unidades flotantes en la Patagonia. Entre ellos, el plan del consorcio Southern Energy, integrado por Pan American Energy, Pampa Energía, YPF y Golar LNG, para desplegar el buque Hilli Episeyo en el Golfo San Matías a partir de 2027.

Una segunda unidad FLNG de mayor capacidad podría sumarse en 2028, elevando el potencial exportador argentino a más de 6 Mtpa en esa etapa inicial.
En paralelo, tal como recordó el periodista Cristian Navazo (Más Energía) YPF, Shell y Eni avanzan con el megaproyecto Argentina LNG, que contempla una primera fase de hasta 12 Mtpa, con la posibilidad de escalar a 25 o incluso 30 Mtpa en la próxima década.

Ventajas del modelo flotante
El interés argentino por el FLNG no es casual. Estas unidades ofrecen ventajas concretas frente a las terminales terrestres:
- Plazos más cortos: pueden construirse en unos tres años, frente a los 4,5 años de promedio de una planta en tierra.
- Menor inversión inicial: los costos por tonelada se han reducido a niveles similares a los de instalaciones tradicionales.
- Flexibilidad operativa: si un proyecto se detiene, las unidades pueden reubicarse, adaptándose a la demanda internacional.
En un contexto global donde la velocidad para colocar gas en el mercado es crucial, el FLNG aparece como la opción más realista para que la Argentina ingrese al negocio exportador en el corto plazo.
Una ventana estratégica para el país
Con la demanda mundial de GNL aún en alza y la necesidad de diversificar las fuentes de abastecimiento, la Argentina cuenta con un recurso clave: la producción creciente de Vaca Muerta.
El desafío está en convertir ese gas en exportaciones sostenibles y competitivas, y el modelo flotante se presenta como la herramienta indicada.
Si se cumplen los plazos previstos, el país podría sumarse a la ola del FLNG hacia fines de esta década, posicionándose como proveedor relevante en el Atlántico sur y consolidando su lugar en el mapa energético global.