Por Redacción Argenports.com
El Senado de la Nación declaró de interés de la Honorable Cámara el Proyecto de Investigación Subacuática Eslabón Perdido. La iniciativa reconoce el trabajo de búsqueda, verificación y documentación de pecios no registrados en el litoral bonaerense y pone en primer plano el hallazgo de un casco de gran porte frente a Puerto Quequén, reportado en marzo de 2022.
El expediente S-150/25 fue presentado por Silvina M. García Larraburu. El texto resalta el valor histórico, científico y patrimonial del sitio, y alienta la continuidad de campañas con criterios de preservación y cooperación interinstitucional.
Se trata de un pecio metálico, con ~80 metros de eslora estimada, ubicado a unos 26/30 metros de profundidad. Prefectura Naval lo verificó en 2022 mediante horas de filmación, y el Servicio de Hidrografía Naval lo incorporó luego al Derrotero Argentino, formalizando su referencia para la navegación.

La investigación se hizo conocida por las hipótesis que la vinculan con un submarino nazi. En el plano institucional, la identificación estatal del buque continúa abierta; en paralelo, el equipo de Eslabón Perdido sostiene que las últimas campañas confirman el carácter alemán del sumergible.
Qué aprobó el Senado
La declaración no crea partidas ni es una ley, pero otorga un respaldo político e institucional. Visibiliza la investigación, legitima sus objetivos y facilita permisos, logística y coordinación con Prefectura, Hidrografía, municipios, universidades y museos.

Silvina M. García Larraburu
El proyecto legislativo encuadra un programa sistemático: localizar, verificar y documentar pecios no registrados. En ese marco, el caso Quequén destaca por su magnitud y por la ausencia de antecedentes documentales que permitan identificar de inmediato la unidad.
Para Puerto Quequén, el aval parlamentario ordena una agenda concreta: ventanas operativas para campañas, uso de muelles y embarcaciones de apoyo, protocolos de seguridad y conservación, y una hoja de ruta para proteger el sitio mientras avanza la identificación técnica e histórica.
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Lo que vio la expedición
Una expedición reciente con sonar de barrido lateral y ROV trabajó cuatro días sobre el área del pecio. El equipo se posicionó sobre la coordenada de Prefectura, fondeó una boya y siguió el muerto de anclaje con el ROV hasta la torreta y la zona del periscopio.
Los investigadores aseguran que “ya no quedan dudas”: las imágenes corresponden a un U-Boot alemán tipo IX de la Segunda Guerra. Reportan torreta, base de periscopio, escotillas, bitas de amarre y tanques de aire comprimido típicos de ese diseño, además de secciones internas compatibles con un casco resistente.

Según el relato técnico, el submarino presenta daños compatibles con explosiones desde el interior. La hipótesis de la expedición es un hundimiento dirigido para borrar evidencias de arribo y operaciones en la costa argentina.
El equipo también detectó “chatarra plantada” sobre el casco y en su entorno inmediato. Se trataría de material reciente y ajeno al sumergible, presuntamente arrojado para confundir la lectura morfológica y contaminar la escena. La draga C-330 —mencionada en debates locales— está ubicada a más de un kilómetro del sitio y no guarda relación con la estructura observada.
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Forman parte del grupo ingenieros navales y especialistas que peritan las imágenes cuadro a cuadro. Entre ellos se mencionan Hernán Sotero González, Jorge Pereda y Martín Canevaro. Además, la expedición comparte registros con referentes internacionales que coinciden en la tipificación tipo IX.
Conclusiones y próximos pasos
Conclusiones a hoy (según la investigación):
- Hecho material: existe un pecio de gran porte frente a Quequén, verificado y señalizado.
- Caracterización preliminar: la morfología y las dimensiones son compatibles con un submarino alemán tipo IX.
- Causa probable: los patrones de daño sostienen la tesis de explosiones deliberadas (hundimiento intencional).
- Escena alterada: hay material reciente ajeno sobre el casco, lo que exige protocolos estrictos de protección.
- Identificación oficial: la atribución estatal del buque sigue abierta y requiere más evidencia.
La próxima etapa contempla mapeo multihaz de alta resolución, fotogrametría 3D integral y magnetometría para ubicar piezas bajo sedimento. También se prevén vuelos ROV en baja visibilidad y, si la autoridad lo autoriza, muestreos no intrusivos en puntos críticos.

Desde la perspectiva local, la declaratoria impulsa turismo cultural, educación y divulgación científica con anclaje en historia naval y arqueología subacuática. Para la comunidad portuaria, refuerza la necesidad de zonas de exclusión, buenas prácticas y monitoreo para evitar daños por artes de pesca, fondeos o actividades recreativas.
El caso Quequén no se cierra con la decisión parlamentaria. Se abre a una fase de mayor densidad técnica y cooperación interinstitucional. Si las próximas campañas consolidan la tipificación, la Argentina sumará un capítulo excepcional a su patrimonio subacuático.