"El bahiense tuvo una época muy buena de vínculo con el estuario, con la ría, ojalá eso se pueda recuperar", señala Enio. Fotos y video Argenports.com
Por Adrián Luciani / Argenports.cm
aedgarluciani@gmail.com
Entre el puñado de hombres que conocen el estuario de Bahía Blanca como la palma de su mano, seguramente Enio Redondo ocupa un destacado.
Desde su infancia, por un motivo u otro, laboral o recreativo, siempre estuvo ligado a sus puertos, islas y canales.
Hoy Enio matiza su labor dentro del Instituto Argentino de Oceanografía con la actividad dirigencial en el Club de Pesca y Náutica Puerto Galván, el club de toda su vida.
Precisamente en esa entidad deportiva es el encargado de transmitir sus conocimientos como instructor del Curso de Baqueano de la Ría de Bahía Blanca, una iniciativa de la que ya informáramos días atrás y que resulta imprescindible a la hora de iniciarse en la navegación por esa intrincada red de canales que muchas veces la bajante deja sin agua o cubre totalmente en la pleamar.
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A continuación se transcriben los tramos principales del diálogo mantenido por Enio con Argenports.com durante una navegación por el estuario bahiense.
--¿Qué podemos ver en este ámbito natural de 300 mil hectáreas?
--Lo que más predomina es la fauna ictícola, porque es todo un ámbito marítimo, pero tenemos también muchas islas, con lo que se encuentra una variada fauna terrestre. En cuanto a la ictícola podemos llegar encontrar desde pequeños peces, plancton, crustráceos, peces de los que se pescan naturalmente con caña y reel como pescadilla, corvina, gatuso, lenguado y hasta tiburones.
“En algunas épocas del año también se encuentran ballenas, orcas, delfines, delfín pico botella, al que nosotros llamamos ferón, y delfín franciscana, que es chiquito y muy amigable para ver.
¿Se puede decir que resulta un ámbito complicado para navegar?
--Sí, no es sencillo porque tiene un ambiente muy similar al del Delta del Paraná, pero sin esa vegetación y con toda esa maraña de canales que al subir y bajar la marea, a veces hasta 4 metros, hace que muchas veces esos canales no tengan agua y muchas veces estén tapados.
“Entonces vos ves todo un mar, pero no es por todos lados donde se puede navegar”.
--¿Y qué le recomendás al navegante que recién se inicia en el estuario, en la ría, o al que llega desde otra región?
--En principio que vengan a hacer el curso de baqueano, que vengan a conocer con nosotros, lo que no quiere decir que sepamos y conozcamos todo, pero tenemos un poquito más de tiempo navegado en este lugar bastante enmarañado, bastante complejo para estar andando con una embarcación.
Aquí es muy fácil quedarse embancado, quedarse en el barro o por ahí no saber por dónde uno anda si no se cuenta con GPS o alguna tecnología para hacerlo. Por eso digo que vengan a hacer el curso y que en principio no salgan solos las primeras veces, hasta que puedan empezar a reconocer el ámbito que con estas diferencias de marea lo hacen más complejo que una navegación normal en cualquier otro lado.
--¿Qué te preocupa hoy del estuario de Bahía Blanca?
--Bueno, como preocupación diría que hemos tenido algunas afectaciones a lo que es la naturaleza de algunos canales con algún depósito del material extraído de dragados. Por ejemplo, la entrada de la canal de Canal de Cabeza de Buey que se tapó casi en su totalidad, o sea, se tapó unas tres cuartas partes con refulado de un dragado y afectó y está cambiando el relieve del canal.
“En cuanto a lo que es contaminación está bastante controlado, yo creo que las empresas muestran responsabilidades en cuanto a eso, las que están trabajando al lado del puerto. Además se está teniendo un control bastante importante en lo que era lo que más contaminaba en el estuario, es decir, las salidas del sistema cloacal”.
“Las dos cloacas de Bahía Blanca y la de Punta Alta estaban tirando muchas veces el material prácticamente crudo y hoy se está empezando a concientizar en eso y se trata, se tamiza, se hace bien.
--Muchas veces hablamos de la existencia de un cierto alejamiento o de una falta de contacto del bahiense con su mar más próximo, con su costa. ¿Qué pensás de esto? ¿Cómo se puede llegar a mejorar ese vínculo?
--Acá vale recalcar que el bahiense tuvo una época muy buena de vínculo con el estuario, con la ría, se tuvo una playita, aunque suene como un romanticismo fue realidad. Había una playa de arena donde la gente concurría en familia. Estamos al lado del mar y hoy no tenemos más nada de eso.
“Yo creo que eso es un poco responsabilidad del uso de todos esos terrenos por parte del adelanto industrial. En buena hora que suceda, la ciudad y el país necesitan ese adelanto, pero creo que tendrían que asumir un poquito la realidad de que no podemos estar sin poder asomarnos al mar.
“Y la mejor manera es que se construyan ámbitos donde la gente pueda arrimarse, donde pueda ir la familia a tomar un mate, a pescar, a estar mirando el agua, como se hace en todos los lugares donde hay mar. Y es responsabilidad de quienes nos quitaron eso, que lo restablezcan. Yo creo que va a suceder.