Por Redacción Argenports.com
Tal como publicó Argenports.com días atrás, la reciente derogación de la prohibición de exportar ganado en pie reabrió un debate que en Argentina permaneció cerrado durante más de cinco décadas.
Con el Puerto de Ibicuy, en Entre Ríos, proyectado como nuevo polo logístico, el país se prepara para retomar una práctica con hondas raíces históricas y que, por razones sanitarias, económicas y políticas, había quedado relegada.
Los orígenes de una práctica centenaria
La exportación de ganado vivo tuvo gran importancia en la primera mitad del siglo XX. Miles de cabezas salían desde la región pampeana rumbo a los puertos, principalmente hacia Dock Sud, a través del sistema de ferrobarcos que partían desde Ibicuy.
Aquellas operaciones abastecían a los frigoríficos que luego procesaban la carne destinada al mercado internacional, con Gran Bretaña como comprador central.
Sin embargo, con el avance de la industria frigorífica y la consolidación del envío de carne enfriada y congelada, el transporte de animales vivos comenzó a perder relevancia.

Para la década del 60, la modalidad estaba prácticamente extinguida, y en 1973 el gobierno de Héctor Cámpora oficializó la prohibición mediante el Decreto 322, que vetó la exportación de bovinos en pie con destino a faena.
El largo paréntesis: carne en canal en lugar de animales vivos
A partir de entonces, la exportación argentina se concentró en carne procesada. El modelo respondía tanto a razones sanitarias como económicas: el envío de animales vivos suponía mayores riesgos de enfermedades y costos de transporte, mientras que la carne en canal permitía a los frigoríficos incorporar valor agregado y responder mejor a las demandas internacionales.
Durante esas décadas, Argentina llegó a ocupar un lugar destacado en el comercio mundial de carne refrigerada, aunque poco a poco fue cediendo terreno frente a competidores como Brasil, Australia y Estados Unidos.
Las excepciones: Venezuela en los 2000
Pese a la prohibición, existieron algunas excepciones. Entre 2005 y 2007 se concretaron exportaciones de cientos de vacas Holando Argentino a Venezuela.
Los envíos, realizados por barco desde Dock Sud, tenían fines reproductivos y de mejoramiento genético, y se hicieron en el marco de acuerdos bilaterales entre los gobiernos de Néstor Kirchner y Hugo Chávez.
Fueron, hasta hoy, las últimas exportaciones de ganado vacuno vivo registradas en el país.

Hugo Chávez en el puerto de Dock Sud, durante la exportación de 2005.
Entre Ríos vuelve al centro de la escena
Con la derogación del decreto en febrero de 2025, el Puerto de Ibicuy se proyecta como epicentro de una nueva etapa. Su ubicación estratégica sobre el río Paraná, con acceso a buques de ultramar y cercanía a las principales zonas productivas, lo convierte en el candidato natural para liderar el regreso de esta operatoria.
El plan incluye la instalación de áreas de cuarentena y alimentación, controles sanitarios bajo supervisión de Senasa y sistemas de trazabilidad que garanticen el cumplimiento de las exigencias internacionales. Israel aparece como el primer destino firme, seguido de Turquía y Vietnam.
Para los productores entrerrianos, la expectativa es clara: abrir un mercado alternativo que incremente la rentabilidad y diversifique las opciones frente a la industria frigorífica tradicional.
El espejo uruguayo
Mientras Argentina estuvo medio siglo con las puertas cerradas a la exportación de ganado en pie, Uruguay aprovechó ese nicho con creciente éxito.
En las últimas dos décadas se consolidó como uno de los principales exportadores regionales de animales vivos, principalmente hacia Turquía y países árabes.

La experiencia uruguaya demuestra que, con una adecuada infraestructura sanitaria y logística, este tipo de operatoria no solo es viable, sino que puede representar una fuente adicional de divisas y una herramienta para ordenar la producción ganadera.
Un regreso con valor histórico
Argentina se prepara para retomar una práctica que supo ser central en el pasado y que ahora, con el impulso de Entre Ríos y el Puerto de Ibicuy, busca volver a ocupar un espacio en el comercio internacional.
El desafío será equilibrar el potencial económico con la exigencia de altos estándares sanitarios y de bienestar animal, en un mercado donde Uruguay ya marca el rumbo y donde el país aspira a recuperar el protagonismo perdido hace más de medio siglo.