Contrariamente a lo que vino sucediendo hasta hace pocos meses, ahora Río Negro pica en punta para quedarse con el proyecto. Foto SPG Steiner.
Por Adrián Luciani / Argenports.com
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Durante los últimos días Bahía Blanca y Río Negro / Río Negro y Bahía Blanca, disputan una batalla política y mediática para quedarse con el megaproyecto de exportación de GNL impulsado por YPF y Petronas.
Se trata de una monstruosa inversión que comenzaría con US$ 10 mil millones y en menos de una década podría escalar a US$ 30 mil millones.
Si bien hasta ahora el eje de la discusión en los medios de prensa gira en torno a cuestiones técnicas, los dos sitios tienen obviamente puntos a favor y en contra, pero ambos resultan aptos para esa inversión.
¿Cuál es el mejor? Evidentemente Bahía Blanca picó en punta desde hace ya varios años (cerca de siete) y hasta no hace mucho era el sitio indiscutido. Por algo YPF y Petronas reservaron 1.200 hectáreas en el puerto de Ingeniero White.
De hecho, tiempo atrás hubo quienes señalaron que el futuro oleoducto Vaca Muerta Sur, hacia Punta Colorada, habría sido una especie de compensación por parte de las anteriores autoridades de YPF a la provincia de Río Negro, frente a la decisión de concretar el proyecto en tierras bonaerenses.
Sin embargo, el panorama iba a empezar a cambiar abruptamente en diciembre pasado, cuando una nueva conducción en YPF, con Horacio Marín, exCEO de Tecpetrol a la cabeza, volvió a insistir con Punta Colorada, sitio que esa empresa del grupo Techint había elegido para un proyecto propio de mucha menor escala.
YPF y Petronas buscan sumar a nuevas empresas para concretar su megaproyecto de GNL. Foto Al Jazeera.
Las acciones de ese punto de la costa rionegrina, a escasos kilómetros de Sierra Grande, comenzaron a recuperar terreno rápidamente y sin exposición mediática, hasta el tema salió a la luz por algunos pocos medios, entre ellos Argenports.com, en marzo pasado.
Podrían exponerse muchas argumentaciones para intentar explicar este cambio de rumbo, por ejemplo que recién este año YPF, con sus estudios para ubicar la terminal petrolera del oleoducto Vaca Muerta Sur, pudo contar con evaluaciones concretas del lecho marino.
También podría argumentarse que la petrolera nacional cambió de opinión cuando Río Negro modificó parcialmente la legislación que impedía actividades con hidrocarburos en el golfo San Matías. Sin embargo, esa modificación se produjo en septiembre de 2022.
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En cuestiones de calado, por mencionar uno de los puntos técnicos a evaluar, ambos sitios aparecen como aptos.
Por ejemplo, en Punta Colorada, hasta no hace mucho salían buques con mineral de hierro con 48 pies de calado , mientras que los mayores buques metaneros, del tipo Q-Max a plena carga, tienen y seguirán teniendo un calado cercano a los 12 metros (39 pies).
En el caso de Bahía Blanca, desde hace mucho tiempo el puerto opera sin ningún tipo de problemas a 45 pies con marea baja y va en busca de mayor profundidad.
Sin embargo, dos temas principales ponen a Bahía Blanca por encima de la localización rionegrina: los 30 años de seguridad jurídica que ofrece el Consorcio de Gestión del Puerto bahiense y su menor complejidad en materia medioambiental.
El puerto bahiense tiene una larga tradición operando cargas de GNL. Foto Excelerate.
Pero para más allá de este tipo de cuestiones técnicas, donde un lugar y otro tienen, como decíamos, puntos a favor y en contra, lo cierto es que ambos son aptos para un proyecto de este tipo y será la política la que termine definiendo el tema.
Allí todas las fichas están del lado de Punta Colorada, con un gobierno nacional dispuesto a no dejar en manos de uno de sus principales adversarios, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, una inversión de semejante tamaño.
De hecho ni el mandatario bonaerense ni su ministro de la Producción, Augusto Costa, a diferencia de sus pares de Río Negro y Neuquén, se han manifestado públicamente al respecto ni han reclamado por la concreción de esta iniciativa.
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En ese escenario Bahía Blanca aparece sola, apenas munida del prestigio que le da su puerto, una estación marítima que desde 2008, cuando el país lo requirió, vino dando sobradas muestras de estar capacitada para operar con GNL, sin accidentes, sin interrupciones, y de manera más que satisfactoria.
Es verdad, su intendente y las entidades empresarias se han puesto a la cabeza de un reclamo por lo que consideran justo y lo mejor para el país, sin dejar de olvidar el tiempo y los recursos técnicos volcados al tema, además de las promesas recibidas durante aquel acto oficial de 2022, cuando autoridades de YPF y Petronas anunciaron la realización en Bahía Blanca del proyecto GNL.
La barcaza de licuefacción Tango, de YPF, se depide del puerto bahiense en 2020. Iba a operar 10 años y sólo estuvo dos.
Se habla de mediados de junio como fecha probable para una definición, por lo que las próximas dos semanas serán claves.
Mientras tanto, en Río Negro, algunas fuentes consultadas señalan que ya son varios los que están prestos a comenzar a brindar y preparan los festejos..
Motivos no les faltan, sobre todo porque tras haber quedado fuera de competencia, ahora tienen chances concretas de ser la base de un gran hub exportador de hidrocarburos.
Sin ir más lejos, ayer, en un comunicado oficial, YPF pareció dar algunos indicios de cuál será el sitio a elegir.
Precisamente, la petrolera anunció el inicio del primer tramo del oleoducto Vaca Muerta Sur, cuando en realidad ese tramo de 130 kilómetros entre Añelo y Allen, conecta la producción al oleoducto de Oldelval que se dirige hacia Puerto Rosales – Bahía Blanca.
En tal sentido, y en lo que podría interpretarse como una definición de YPF hacia el GNL en Punta Colorada, la nota oficial de prensa habla del futuro oleoducto a la costa rionegrina como “una obra estratégica para el sector y para el país que permitirá incrementar la producción no convencional de petróleo y creará una plataforma exportadora de energía”, es decir, ya no solo de crudo.
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Mientras tanto, en Bahía Blanca su dirigencia sigue y seguirá dando pelea por lo que vinieron trabajando desde hace muchos años y por lo que YPF, hasta hace unos pocos meses, dijo que iba a concretar en esa ciudad.
Perder semejante megaproyecto representaría un durísimo traspié, incluso mucho mayor al que significó para su puerto la retirada de la empresa Vale en 2013, cuando decidió abandonar las obras iniciadas para exportar cloruro de potasio.
Además, la decisión de YPF de armar un único proyecto que concentre a todas las empresas argentinas con ambiciones de exportar, ya ha generado que TGS abandone el proyecto que pensaba concretar en Bahía Blanca (Puerto Galván), junto a la texana Excelerate Energy, para sumarse al que la petrolera nacional encabeza con Petronas.
Y tampoco hay que olvidar que en 2011, por cuestiones ajenas a la capacidad y potencial portuario de Bahía Blanca, YPF tampoco concretó una gran terminal de regasificación prevista en la zona de Puerto Cuatreros, y que luego decidió finalizar una iniciativa de exportación con la barcaza Tango, por lo que ahora, ante un eventual nuevo fracaso, no es de extrañar que YPF termine siendo para muchos una mala palabra en esa amplia región bonaerense.
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