Recorrido realizado por el buque Exemplar desde que salió de Escobar hasta que llegó al puerto de Bahía Blanca.
Por Adrián Luciani
info@argenports.com
Aunque en un cualquier informe periodístico las imágenes no están enfrentadas con las palabras, sino que se complementan, en este caso no hay duda que el remanido refrán tiene validez y “una imagen vale más que mil palabras”.
Nos referimos a la ruta seguida días atrás por el buque regasificador Exemplar, que luego de descargar gas natural licuado (GNL) en la terminal de Escobar, salió del río Paraná de las Palmas rumbo a su destino final en Bahía Blanca.
El Exemplar amarrado en el buque de Compañía Mega. Foto Argenports.com
En tal sentido, el curso mantenido por el buque para unir ambos puertos, según mostró Marine Traffic a partir de datos satelitales, deja en evidencia cierta falta de racionalidad a la hora de disponer de una ruta que una la Argentina fluvial con la marítima, si es que en realidad ese objetivo existe o ha existido alguna vez.
Como muestra el gráfico, luego de su salida de Escobar, el Exemplar debió navegar mucho más hacia el este de lo que podría suponerse.
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Incluso fondeó durante largas horas frente a la zona de Rocha, en Uruguay, donde por ser gasero debió hacer espera en el sector de la boya petrolera (todas las esperas se administran desde el vecino país).
Luego el buque regasificador tomó rumbo sudoeste para volver a aproximarse a la costa argentina y recién, luego de un largo e innecesario trayecto, pudo alcanzar el puerto de Bahía Blanca, en el sur de la provincia de Buenos Aires.
En aguas del canal de acceso al puerto de Bahía Blanca, un grupo de remolcadores asisten al buque regasificador de casi 300 metros de eslora. Foto CGPBB.
Hay quienes sostienen que la ruta actual entre el río Paraná y Bahía Blanca, con las habituales demoras por esperas, insume frente al empleo de una ruta directa (próxima a la costa argentina), hasta tres días más de navegación y, sin esperas, al menos 24 horas adicionales, con los enormes costos que eso implica.
Otros, más cautelosos, aseguran que sin aditivos son ocho horas más de navegación neta que por la traza del futuro canal Magdalena.
En esa marco, podrá discutirse hasta el hartazgo la conveniencia o no de concretar el canal Magdalena. También podrá debatirse si este es el momento oportuno o si tendrá tráfico suficiente como para justificar semejante inversión.
Sin embargo, difícilmente podrá explicarse cómo Argentina sigue sosteniendo una única ruta que termina cortando al país en dos, que suma horas y días de navegación entre los puertos fluviales y los marítimos.
Entonces, aunque las palabras y las imágenes se complementen para enriquecer una idea, esta vez, definitivamente, una imagen vale más que mil palabras.