Desde que se empezó a vislumbrar la caída hubo varios intentos de reconversión. Hasta ahora, ninguno dio el resultado esperado.
Redacción Argenports.com
De las emblemáticas lanchitas amarillas que le confirieron historia y personalidad al puerto de Mar del Plata, hoy apenas queda un puñado.
De las más de 250 que supo haber décadas atrás ahora apenas sobreviven 14 y, según distintos actores de la actividad pesquera: “están a punto de desaparecer” llevándose consigo una típica postal de la Ciudad Feliz.
Por ese motivo el Concejo Deliberante de Mar del Plata, tras el fracaso de varios intentos de reconversión en los últimos años, la semana pasada tomó cartas en el asunto y el presidente del bloque de concejales de Acción Marplatense, Horacio Taccone, propuso una nueva estrategia de trabajo para abordar este tema.
En tal sentido, el edil impulsó la creación de “una comisión especial para la preservación de la lanchas amarillas descubiertas de la banquina del Puerto de Mar del Plata”, que tendrá como objetivo “realizar el análisis correspondiente para reconocer la actividad pesquera de las lanchas amarillas y asegurar su preservación”.
La iniciativa se presentó a partir de la necesidad de trabajar en reglamentaciones en base a las exposiciones que surgieron de la Mesa de Trabajo que se realizó, tendiente a promover medidas para la preservación de las clásicas embarcaciones.
Dicha comisión, de acuerdo con el proyecto que primero deberá tratar el Concejo, debería estar integrada por actores tanto del ámbito de la política como del Puerto.
Según el expediente, debería contar con representantes del Consorcio Portuario, la Secretaría de Desarrollo Productivo e Innovación, el Emtur, los propietarios titulares de las lanchitas, los Defensores del Pueblo y concejales de la comisión Industria, Comercio, Pesca, Innovación y Trabajo.
“Al ser nuestro puerto el más importante (pesquero) de la Argentina, la historia excede a nuestra ciudad y amerita el cuidado y preservación del aporte que hicieron en su momento tantos inmigrantes dándole su impronta”.
Según reseñó el diario La Capital, la embarcaciones salen a la madrugada y vuelven a las primeras horas de la tarde tras alejarse 15 millas de la costa.
Su tripulación no supera los diez tripulantes y su capacidad de carga es limitada ya que la embarcación no supera los 13 metros de eslora.
El esplendor de las lanchas amarillas se dio entre las décadas del ’40 y del ’60. En ese entonces, no había pesca de altura por lo que la gran flota pesquera se resumía a las lanchitas.
Las temporadas de anchoíta y caballa eran el punto alto de una actividad que brillaba. También había réditos con el bonito o el atún rosado. Y el invierno se pasaba con el cornalito.
No había buques mayores y las lanchitas amarillas pescaban todo lo que había en la costa.
Actualmente, el sistema de monitoreo satelital no les permite desplazarse más allá de las 15 millas estipuladas.
Entonces, si el pescado está fuera de su alcance, las lanchitas no pueden pescarlo. Las barcos grandes pescan mar adentro la mayor parte del pescado y lo que queda en la costa es muy poco.
Desde que se empezó a vislumbrar la caída hubo varios intentos de reconversión. Hasta ahora, ninguno dio el resultado esperado.