Por Redacción Argenports.com
La aparición de una ballena jorobada muerta en las aguas del río Paraná, a la altura de Zárate, encendió nuevamente las alarmas entre científicos y autoridades ambientales.
Con este caso, ya suman tres los cetáceos encontrados sin vida en aguas dulces en tan solo dos semanas: los anteriores fueron hallados en la ribera de Vicente López y en la Costanera Norte de la ciudad de Buenos Aires.
El ejemplar hallado ayer frente a Zárate mide más de 10 metros y presentaba un avanzado estado de descomposición.
Según confirmó Miguel Iñíguez, director de la Fundación Cethus, la ballena colisionó con una embarcación que habría arrastrado el cuerpo río arriba.
“La ballena jorobada fue trasladada involuntariamente por un barco. No hay relación con los casos anteriores”, aseguró Iñíguez, quien participó del operativo junto a la Prefectura Naval Argentina, la Dirección Nacional de Fauna Silvestre y científicos del Conicet.
El cuerpo será removido para su descomposición en un lugar alejado de zonas urbanas.
Ballenas sei en Vicente López y Costanera Norte
Los dos primeros casos registrados este mes involucraron ejemplares de la especie sei, también conocidas como ballenas barbadas. Fueron identificadas por la Fundación Cethus y analizadas por expertos del Conicet.
Aunque la imagen de una ballena en la costa porteña resulta impactante, los especialistas explican que no es tan inusual. El Río de la Plata funciona como un estuario donde se mezclan aguas dulces y saladas, lo que facilita la entrada ocasional de fauna marina.

Ejemplar encontrado en Vicente López – Créditos: @Martín Cossarini
“Estos animales pueden cruzar entre mar y río, aunque no es su hábitat ideal”, explicó al diario La Nación Diego Rodríguez, investigador del Conicet y docente en la Universidad de Mar del Plata.
“La baja profundidad del estuario y el cambio en la salinidad complican su supervivencia”.
Por qué aparecen en agua dulce
Desde el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) enumeraron tres causas probables para estos varamientos: muerte natural, enfermedades, colisiones con embarcaciones y desorientación.
Mariano Sironi, director científico del ICB, advirtió que las ballenas barbadas, como las jorobadas o sei, son más proclives a remontar los ríos.
Además, señaló que ingresar en ambientes de agua dulce implica un riesgo fisiológico alto para estos cetáceos.
“El agua dulce daña su piel, disminuye su flotabilidad y dificulta la respiración. A esto se suma el riesgo de infecciones por heridas que en el mar sanarían con mayor facilidad”, explicó Sironi al citado matutino.

Buzos inspeccionan el cadáver de otra ballena en Costanera Norte. Créditos: @Ricardo Pristupluk
Recomendación a la población
Los expertos pidieron evitar el contacto con cualquier animal marino varado o muerto en la costa y alertar de inmediato a las autoridades.
“Podrían portar enfermedades o estar en estado crítico”, remarcaron desde Fundación Cethus.
En los últimos 25 años se han registrado al menos siete varamientos similares en la cuenca del Plata. En 2012, una ballena jorobada llegó hasta Villa Paranacito, en el río Uruguay.
Aunque estos casos suelen pasar desapercibidos en zonas menos pobladas, la seguidilla ocurrida este mes en lugares urbanos despertó una preocupación que pone en agenda el impacto de las actividades humanas sobre la fauna marina.