Por Redacción Argenports.com
A fines de julio, el gobierno argentino, a través de la Administración Nacional de Puertos y Navegación (ANPyN), derogó la Disposición 21/2023 que obligaba la realización de transbordos de hidrocarburos en las zonas “Alfa” y “Delta” del Río de la Plata mediante empresas especializadas y autorizadas.
Con la nueva medida, el Ejecutivo argentino considera suficiente cumplir con las leyes ambientales generales —como la Ley General del Ambiente, la Ley de Residuos Peligrosos y las regulaciones de Prefectura Naval— sin imponer una habilitación extra.
Inquietud en Uruguay por el riesgo ambiental
En Uruguay, la decisión encendió alertas en el sector marítimo y ambiental. Operadores consultados por El País advirtieron que los nuevos estándares argentinos son menos estrictos que los que aplica Uruguay.
Temen que esto deje expuestas áreas de alto valor ecológico y turístico, como el Banco Inglés, Isla de Flores, Isla de Lobos y la franja costera que incluye a Punta del Este, Maldonado y Canelones.
“Argentina ahora aplica un control más laxo que el nuestro y eso puede tener consecuencias directas en nuestras costas”, remarcó un operador portuario uruguayo.
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Coincidencia con la aparición de hidrocarburos en playas uruguayas
La preocupación se intensificó cuando, el viernes 8 de agosto, se detectaron rastros de hidrocarburos en la playa Sauce de Portezuelo, en Maldonado.
Si bien aún no hay confirmación de que el episodio esté vinculado a operaciones en el Río de la Plata, la mancha apareció pocos días después de que se registrara una pérdida en una boya petrolera frente a José Ignacio.
Autoridades uruguayas están evaluando si se trata de un incidente aislado o si podría repetirse bajo las nuevas condiciones regulatorias argentinas, que permiten mayor flexibilidad en la contratación y operación de los transbordos.

Una zona de alta sensibilidad
Las áreas “Alfa” y “Delta” son estratégicas para el comercio marítimo y se encuentran en aguas compartidas por ambos países.
Allí convergen rutas de transporte de hidrocarburos que abastecen tanto al mercado interno como a la exportación.
Cualquier incidente en esas zonas podría tener un efecto transfronterizo, afectando ecosistemas marinos, áreas de pesca y playas turísticas que son motor económico de Uruguay.