Por Adrián Luciani
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Tan indispensable como relevante para el comercio exterior argentino es la labor de los prácticos que asesoran a los buques de ultramar para que puedan tener una navegación segura por aguas nacionales.
El capitán Sergio Borrelli preside la entidad que los agrupa: la Cámara de Actividades de Practicaje y Pilotaje, y atesora amplios conocimientos y una vasta experiencia en el sector
En 1982 egresó de la Escuela Nacional de Náutica y se desempeñó como como oficial de Marina Mercante en distintas navieras, siendo práctico desde 1990.
A partir de 1992, como profesional independiente fue fundador y director de varias empresas dedicadas a actividades de la marina mercante, practicaje, armadoras, astilleros, agencia marítimas y consultoras.
A continuación se detalla el diálogo mantenido por Argenports.com con quien fuera, entre los años 2012 y 2016, interventor de la Administración General de Puertos (AGP).
–¿Cómo es la situación laboral de los prácticos? ¿Ha mejorado? ¿Qué cuestiones preocupan?
–Los prácticos tenemos los mismos problemas que todos los trabajadores del país, pero en los últimos tiempos debimos enfrentar algunos desafíos de los que gracias a Dios estamos saliendo.
–La pandemia les debe haber impuesto un duro desafío.
–Sí, durante la pandemia se hizo muy duro. El práctico era la primera persona que llegaba a bordo y los equipos de protección personal están pensados para un ámbito de trabajo en tierra.
Subir saltar a la escala desde la lancha y trepar hasta llegar a la cubierta de un buque, es todo un desafío, con todo el equipo de protocolo Covid.
–Otro desafío seguramente fue la bajante histórica del Paraná.
–Sí, complicó mucho la tarea y obligó a hacer los máximos esfuerzos. Por suerte ningún buque se demoró por causas de practicaje y eso que varias veces los prácticos embarcaron en buques que se sabía llegaban con varios tripulantes contagiados.
Para el futuro inmediato preocupa la merma que pudiera ocurrir en la próxima cosecha por causas de la sequía, también la baja actividad en los puertos del AMBA.
–¿Piensa que todos los sectores involucrados en la logística valoran el trabajo de los prácticos? ¿Se avanzó en eso o lo ven como un costo adicional?
–Ambas cosas, valoran nuestro trabajo y nos ven como un costo adicional.
–¿Y cómo evalúa el estado del río Paraná en lo que hace a la navegación? Me imagino que la crecida ayudó un poco o generó nuevos bancos. ¿Se empezó el dragado en los 10 puntos críticos?
–La crecida trajo alivio tanto para el desempeño de nuestro trabajo, como para los productores, ya que permite un mejor aprovechamiento de las bodegas.
Se está dragando con algunas restricciones burocráticas y, a la vez, se está aprovechando para hacer obras complementarias.
–¿Le preocupa la falta de una marina mercante nacional?
–Por supuesto nos preocupa, todos venimos de ahí, tenemos amigos y futuros colegas. Por eso damos una mano en todo lo que se pueda para que los pocos buques con bandera argentina que van quedando la puedan pelear.
Sin un régimen especial que contemple las particularidades de la actividad y ponga a los armadores argentinos en condiciones similares a las banderas con las que se compite, lamentablemente nuestra marina mercante tiene un difícil pronóstico.
–¿Han tomado alguna postura sobre el canal Magdalena? ¿Significará más trabajo para la actividad o no habrá cambios?
–No, no hemos tomado ninguna postura, estamos para colaborar y entendemos que nos tocará opinar cuando se tenga un proyecto definitivo.
Respecto del trabajo, probablemente traiga ventajas y desventajas, en la medida que no se anulen otras opciones para nosotros un nuevo canal significa una nueva herramienta de trabajo que, amplía las alternativas a la hora de pensar un plan de navegación.
