Bahía monoxido

Estados Unidos y la difícil tarea de revivir sus astilleros

Si bien la industria naval estadounidense sigue siendo estratégica para la defensa nacional y el comercio marítimo, la brecha con los gigantes asiáticos —especialmente China, Corea del Sur y Japón— es abismal.
Trump impulsa plan para construir 250 buques en 10 años
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Por Redacción Argenports.com

La industria naval estadounidense enfrenta uno de sus mayores desafíos del siglo XXI: resurgir en un mercado global dominado por Asia, con una infraestructura reducida, una fuerza laboral menguante y un horizonte ambicioso impulsado por la administración de Donald Trump.

Desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025, Trump ha convertido la reconstrucción del sector naval en un eje central de su política industrial.

La propuesta es ambiciosa: construir 250 grandes buques en 10 años, un número que, a primera vista, choca con la cruda realidad de los astilleros estadounidenses.

Un sector en retroceso: cifras que preocupan

Según el periodista San Chambers, de Splash 247, un reciente informe del Open Markets Institute revela que Estados Unidos produce apenas el 0,13% de los grandes buques comerciales del mundo.

Y añade que el contraste con Asia es brutal: solo en 2024, China fabricó más buques por tonelaje que todos los construidos por EE.UU. desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La decadencia del sector tiene raíces profundas. En 1975, antes de que se eliminaran los subsidios federales, la industria naval empleaba a 180.000 personas.

Para 2021, había perdido el 70% de sus astilleros y el 45% de su fuerza laboral, lo que refleja no solo una caída productiva, sino también un problema de atracción de talento joven.

Una encuesta nacional reciente respalda esta preocupación: más del 80% de los estadounidenses quieren que más industrias manufactureras regresen al país, pero menos del 20% estaría dispuesto a trabajar en ese sector.

Capacidad limitada: los números detrás del desafío

Según el consultor marítimo James Lightbourn, en la última década la producción de buques oceánicos de gran porte en Estados Unidos ha estado limitada a solo cuatro astilleros:

  • General Dynamics NASSCO
  • Hanwha Philly Shipyard
  • Seatrium AmFELS
  • Bollinger Shipyards (ex VT Halter)

En su pico de producción, estos astilleros lograron construir en conjunto 12 buques al año. Pero el objetivo del gobierno es producir 25 por año hasta 2035, en el marco de la nueva ley SHIPS for America, que busca crear una flota comercial estratégica de 250 buques fabricados íntegramente en suelo estadounidense.

Esto implicaría más que duplicar la capacidad actual, sin contar los obstáculos adicionales: la necesidad de construir nuevos astilleros, formar mano de obra calificada y coordinar prioridades entre proyectos militares y comerciales.

Trump redobla la apuesta con medidas proteccionistas

En respuesta al avance chino, la Casa Blanca ya ha comenzado a desplegar medidas proteccionistas.

A finales de 2025 entrarán en vigor nuevas tarifas portuarias para buques vinculados a China. Además, se creará una oficina nacional de construcción naval que dependerá directamente del Ejecutivo, con el objetivo de centralizar estrategias y acelerar proyectos.

“El objetivo es recuperar el liderazgo en el mar”, repiten voceros del entorno presidencial. Pero expertos advierten que sin planificación a largo plazo y sin inversión sostenida, los anuncios podrían quedarse en buenas intenciones.

Hanwha Philly Shipyard: el caso testigo del nuevo impulso

Para Chambers, uno de los proyectos emblema del renacer naval estadounidense es la transformación del astillero de Filadelfia, ahora en manos de la surcoreana Hanwha Ocean, que compró Philly Shipyard a Aker por 100 millones de dólares en 2024.

La estrategia de Hanwha es ambiciosa: pasar de 1,5 buques a 10 buques por año, incluyendo embarcaciones militares, transportadores de GNL y buques comerciales.

Para eso, se está reactivando un antiguo dique seco y se proyecta multiplicar por diez los ingresos del astillero, con una meta de 4.000 millones de dólares anuales en una década.

Un futuro incierto entre anuncios y realidades

Si bien la industria naval estadounidense sigue siendo estratégica para la defensa nacional y el comercio marítimo, la brecha con los gigantes asiáticos —especialmente China, Corea del Sur y Japón— es abismal.

La pregunta es si el impulso político, las inversiones extranjeras y las nuevas normativas podrán revertir décadas de desinversión y declive.

Para que Estados Unidos vuelva a ser un actor relevante en la construcción naval global, no basta con anuncios. Harán falta reformas estructurales, capacitación masiva de nuevos trabajadores, incentivos reales para la industria y una visión de largo plazo que combine soberanía industrial con competitividad internacional.

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