Por Redacción Argenports.com
Con una inversión de 286 millones de dólares, la empresa Sidersa inició en San Nicolás la construcción de una nueva planta siderúrgica de última generación, que promete cambiar el mapa industrial del norte bonaerense.
Se trata de la primera acería que se construye en el país en más de 50 años, íntegramente desarrollada con capital argentino y con un fuerte foco en sostenibilidad y eficiencia energética.

El proyecto fue anunciado oficialmente como el primer desarrollo industrial aprobado dentro del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).
La noticia fue confirmada por el ministro de Economía, Luis Caputo, quien destacó en sus redes sociales que “el RIGI ya está dando resultados concretos” y que Sidersa marcará el camino para nuevos proyectos productivos de gran escala.

Ya comenzaron los trabajos en el complejo de San Nicolás.
La planta prevé una capacidad de producción de 360.000 toneladas anuales de acero para construcción, con el 30 % destinado a exportación.
En una Argentina necesitada de dólares genuinos, no es un dato menor: las ventas externas podrían superar los 100 millones de dólares al año.
Una planta de “acero verde”, con tecnología europea
La nueva acería funcionará bajo el modelo greenfield, es decir, una planta que se construye desde cero, y contará con tecnología de punta desarrollada por la firma italiana Danieli, especializada en procesos de bajo impacto ambiental.
El corazón tecnológico del complejo será el sistema MIDA (Mini Mill Direct Arc), que utiliza chatarra reciclada como materia prima y reduce en hasta un 66 % las emisiones de CO₂ respecto de una planta tradicional.

La energía eléctrica también juega un rol estratégico. Para abastecer a la acería, Sidersa construirá una nueva línea eléctrica de alta tensión de 132 kV, que se conectará con el sistema troncal desde Ramallo. Todo está pensado para sostener una operación intensiva, con eficiencia energética y continuidad operativa.
Empleo, proveedores y encadenamiento local
El impacto laboral no es menor. Según estimaciones oficiales, la planta generará 300 empleos directos permanentes una vez que entre en operación, y hasta 4.000 empleos indirectos a lo largo de toda su cadena de valor.
En la etapa de obra —que demandará tres años— se crearán 1.000 puestos adicionales, mayormente destinados a trabajadores de la construcción, técnicos y operarios.
Buena parte de los componentes de la obra civil, estructuras y servicios estarán a cargo de proveedores nacionales.
De hecho, unos 200 millones de dólares del total de la inversión estarán destinados a insumos y servicios locales, reforzando la cadena industrial del país.
Financiación y respaldo internacional
Sidersa logró estructurar un esquema financiero robusto, que combina inversión nacional y financiamiento internacional. BID Invest, la rama privada del Banco Interamericano de Desarrollo, aportará 100 millones de dólares para la compra de maquinaria industrial; mientras que la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Banco Mundial participará con otros 50 millones.
El resto —unos 136 millones— será cubierto con capitales propios, lo que convierte a este proyecto en uno de los más relevantes dentro del RIGI en términos de inversión netamente argentina.
Logística y ubicación estratégica
La acería estará emplazada en un predio contiguo a la actual planta de Sidersa, al norte de San Nicolás, sobre la ruta 188.
La localización no es casual: allí confluyen acceso fluvial por el río Paraná, conectividad ferroviaria y vínculos logísticos con proveedores de chatarra distribuidos por todo el corredor productivo del país.
Además, su cercanía con la hidrovía Paraná-Paraguay facilitará el transporte de productos terminados hacia los principales puertos exportadores, incluyendo Rosario, Buenos Aires y Campana, reduciendo costos logísticos y mejorando la competitividad frente a otros mercados.
Un hito para la industria nacional
Desde la emblemática Somisa, nacionalizada en los 70 y luego privatizada en los 90, Argentina no había vuelto a construir una acería desde cero.
Esta apuesta de Sidersa marca un hito industrial, no sólo por su escala, sino por el modelo: una planta eficiente, sostenible y enfocada en exportar valor agregado, no sólo commodities.
“La planta está pensada para competir con estándares europeos, tanto en huella de carbono como en calidad de producto. Vamos a producir acero con sello argentino y proyección global”, señalaron desde la empresa al presentar el proyecto en el Congreso Nacional.
Además, el proyecto ya despertó interés en entidades educativas de la zona, que planean actualizar su oferta técnica y universitaria para acompañar la demanda de perfiles especializados en siderurgia, metalmecánica y energías aplicadas.
Lo que viene
Con la aprobación formal dentro del RIGI, la obra está lista para comenzar. Se estima que en 36 meses la planta podría estar operativa, posicionando a San Nicolás nuevamente como uno de los polos industriales más relevantes del país.
El proyecto de Sidersa es una rara avis: una inversión privada a gran escala, con mirada productiva, compromiso ambiental y raíces locales. Si la Argentina busca redefinir su matriz industrial, el acero que emergerá de esta nueva planta puede convertirse en uno de sus pilares.