Por Redacción Argenports.com
Las proyecciones internas de YPF señalan que, si se cumplen los plazos de obra y las condiciones operativas previstas, el primer barco cargado con petróleo de Vaca Muerta podría salir desde Sierra Grande en enero de 2027.
Ese es el horizonte que hoy manejan gerentes y directivos de la compañía.
Para ese momento, la industria hidrocarburífera llegaría con una fuerte expansión de producción.
Actualmente la petrolera bombea algo más de 200.000 barriles diarios, espera cerrar el próximo año en 250.000 barriles y proyecta un salto significativo hacia julio de 2027, cuando prevé alcanzar unos 400.000 barriles diarios, prácticamente duplicando el nivel actual.
Ese crecimiento se apoya en la disponibilidad de nuevas vías de evacuación, en particular el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur, que atraviesa territorio rionegrino hasta Sierra Grande y permitirá sostener un flujo exportador de crudo con salida directa al Atlántico.
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Dos monoboyas y una operación pensada para evitar riesgos
En YPF consideran que el avance del proyecto es “normal”, sin retrasos críticos ni aceleraciones forzadas.
Sin embargo, remarcan que el tramo más complejo será la instalación de las dos monoboyas marítimas desde donde operarán los buques exportadores.
Se trata de estructuras de alta complejidad tecnológica, fabricadas por muy pocas empresas en el mundo.
La decisión de instalar dos unidades y no una responde a criterios de seguridad y continuidad operativa.

Un escenario internacional desafiante
Mientras impulsa esta expansión, YPF también evalúa un 2026 con valores internacionales del crudo más bajos.
Hoy el barril ronda los 62 dólares —con picos de 90 dólares en abril de 2024—, pero las estimaciones de mercado lo ubican en torno a los 55 dólares para el próximo año. Referencias internacionales proyectan el Brent cerca de 58 dólares y el WTI alrededor de 54 dólares.
Ante ese panorama, la estrategia de la compañía apunta a capitalizarse sin frenar inversiones y a seguir reduciendo costos.
En el último año YPF bajó 15% sus costos globales, con una mejora cercana al 30% en fractura, apoyada en inteligencia artificial y revisión de proveedores. Operaciones como la venta del 50% de Profertil, que aportó 635 millones de dólares, también se inscriben en esa lógica.











