Por Adrián Luciani / info@argenports.com
Mientras los astilleros de Yantai, en China, vibran con el sonido del acero cortado y el montaje de pesadas estructuras, va tomando forma uno de los proyectos energéticos más ambiciosos que tendrá la Argentina en esta década: la conversión del buque Fuji LNG en la nueva unidad flotante de licuefacción MK II de la compañía Golar.
Cuando llegue al país en 2028, la planta flotante se fondeará en el Golfo San Matías, provincia de Río Negro, para iniciar una nueva etapa en la historia energética argentina: la producción y exportación de gas natural licuado (GNL) a gran escala desde el litoral marítimo.
También te puede interesar: Amplio respaldo social al proyecto de GNL con el buque MK II en San Antonio Este

Corte del casco del buque en el astillero chino.
De buque metanero a planta industrial flotante
Construido originalmente en 2004, el Fuji LNG fue un metanero convencional de casi 290 metros de eslora, diseñado para transportar gas natural licuado.
En junio de 2019 ese buque había amarrado en el puerto de Bahía Blanca para concretar la primera exportación de GNL argentino. Proceso que estuvo a cargo de la barcaza de licuefacción Tango.

Junio de 2019, un hito.:
el Fuji sale cargado de Bahía Blanca y concreta la primera exportación de GNL argentino.
Hoy, su estructura está siendo completamente transformada en una planta flotante de licuefacción (FLNG), capaz de procesar 3,5 millones de toneladas anuales de GNL (MTPA).
La conversión incluye el alargamiento del casco, la instalación de nuevos sistemas de control, automatización y seguridad, y la incorporación de módulos de licuefacción, compresión, almacenamiento y carga de GNL en buques metaneros de exportación.
Se estima que la inversión total supera los 2.200 millones de dólares, de los cuales 1.000 millones ya fueron ejecutados con financiamiento propio de la compañía.
La entrega está prevista para fines de 2027, y el inicio de operaciones para 2028.
Una vez en aguas rionegrinas, la MK II se sumará a la primera unidad flotante prevista por Southern Energy para completar un polo de licuefacción de escala internacional, la Hilli Episeyo.
Un proyecto que consolida el salto al GNL argentino
La MK II será operada bajo un contrato de fletamento a 20 años entre Golar y Southern Energy S.A.
Esta última es una sociedad argentina integrada por Pan American Energy, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y la propia Golar.
El acuerdo prevé una cartera de ingresos netos de 8.000 millones de dólares a lo largo de dos décadas, equivalente a un EBITDA anual de unos 400 millones.
Según se anunció, está respaldado por una autorización de exportación de 30 años en el marco del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI).

El Fuji cuando ingresaba para su reconversión al astillero chino.
La MK II será la segunda planta flotante de licuefacción que operará en el país y complementará a la Hilli.
Entre ambas alcanzarán una capacidad combinada de casi 6 millones de toneladas por año,.
Esto colocará a Argentina en el grupo de países exportadores emergentes de GNL.

Un impacto directo en la cadena energética
La instalación de esta unidad en Río Negro representa más que un avance tecnológico: redefine la logística del gas argentino.
Permitirá monetizar el excedente de producción de Vaca Muerta y vincular directamente los gasoductos neuquinos con el sistema marítimo.
Además, permitirá abrir una puerta de salida estable hacia los mercados internacionales, sin necesidad de grandes terminales en tierra.
Además, la operación generará empleo especializado, servicios portuarios y demanda logística en toda la franja costera rionegrina.
Golar marca el rumbo
Al confirmar que “todas las condiciones previas del contrato fueron cumplidas”, Golar dio una señal clave al mercado energético mundial.
La compañía, líder global en el desarrollo de plantas flotantes de GNL, ratificó su confianza en la Argentina y en el potencial exportador del gas neuquino.
Con la MK II, el país sumará una infraestructura de nivel mundial.
Y además de generar divisas, su empleo simboliza una transformación de fondo: de productor de gas, a exportador de energía. Lo cual no es poco.










