Bahía Monóxido

Avanza el desguace del buque que encabezó el desembarco argentino en Malvinas: el ARA Santísima Trinidad

El histórico destructor está siendo cortado en la Base Naval de Puerto Belgrano para ser convertido en chatarra.
Muy poco queda ya del buque que encabezó el desembarco del 2 de abril de 1982.
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Por Adrián Luciani info@argenports.com

Sin anuncio oficial, pero con imágenes elocuentes que así lo ponen de manifiesto, avanza en Puerto Belgrano el desguace del ARA Santísima Trinidad, el emblemático destructor de la Armada Argentina que encabezó el desembarco del 2 de abril de 1982 en las Islas Malvinas.

Se trata de uno de los buques más simbólicos de la historia naval argentina: fue la nave desde la cual se lanzó la operación de recuperación de las islas, transportando comandos anfibios y tropas del Batallón de Infantería de Marina N°2 (BIM2), que iniciaron la acción militar que derivó en la toma de Puerto Argentino.

Distintas imágenes tomadas días atrás por ciudadanos que participaron en la Base Naval de una jornada de puertas abiertas pusieron en evidencia el progreso de las tareas de desguace.

En tal sentido, puede verse cómo prácticamente ya ha desaparecido la superestructura del buque, quedando algunos componentes como el cañón principal del buque.

Apenas reconocible. Así está hoy la cubierta del buque. Foto Rubén Ariel Bertolotti.

La imagen muestra el cañón principal y las máquinas en plena tarea. Foto Bruno Díaz.

Un gigante con historia propia

El ARA Santísima Trinidad fue botado en 1980 y fue el único destructor misilístico Tipo 42 construido fuera del Reino Unido, ya que su gemelo, el ARA Hércules, fue adquirido directamente a Gran Bretaña.

Su construcción comenzó en 1974 en el Astillero Río Santiago, utilizando partes estructurales provistas por Vickers Shipbuilding en Inglaterra, y marcó un hito en la industria naval argentina.

Diseñado para defensa antiaérea, contaba con misiles Sea Dart, cañones de 4,5 pulgadas, lanzatorpedos, helicóptero Sea Lynx y sistemas de radar avanzados para la época.

Durante el conflicto de Malvinas, su rol fue clave no solo en el desembarco inicial sino también en tareas de cobertura y vigilancia en las primeras etapas de la guerra.

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De buque insignia a chatarra

Tras su actuación en la guerra, el destructor continuó en servicio hasta que fue desprogramado en 2004.

Años más tarde, en 2013, sufrió un accidente en la dársena de la Base Naval de Puerto Belgrano: una vía de agua lo hizo escorar y hundirse parcialmente, en uno de los incidentes más recordados en la historia reciente de la Armada.

En 2015 fue reflotado, con la intención —nunca concretada— de convertirlo en museo flotante. Sin embargo, el avanzado deterioro estructural, la falta de presupuesto y la ausencia de un proyecto concreto sellaron su destino.

En 2020 el Ministerio de Defensa autorizó el desguace, pese al rechazo de excombatientes y defensores del patrimonio naval.

Aunque hubo una medida cautelar de la Justicia Federal de Bahía Blanca que en 2021 detuvo temporalmente el proceso, en las últimas semanas las imágenes captadas por ciudadanos que circulan cerca del Arsenal Naval en Puerto Belgrano muestran claramente que el desguace ya está en marcha.

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No hay parte oficial, pero los registros visuales confirman el retiro de piezas, cortes de casco y presencia de maquinaria especializada.

Un símbolo que se apaga

Con el desguace del ARA Santísima Trinidad no solo se pierde una estructura metálica, sino un símbolo tangible de la historia reciente argentina.

Momentos previos al 2 de Abril de 1982, a bordo del destructor.

Su nombre, heredado del primer navío de guerra que tuvo la independencia nacional —la fragata Santísima Trinidad de Guillermo Brown—, lo ligó desde el inicio a los hitos fundacionales del poder naval argentino.

Trascendió que algunas piezas podrían conservarse en museos o ser entregadas a centros de excombatientes.

Sin embargo, la mayor parte del buque será desmantelada y reducida a chatarra, sellando así el destino de un ícono de la historia militar nacional.

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