Por Adrián Luciani / info@argenports.com

En los puertos interiores de Estados Unidos y Canadá, donde el acero, el carbón y los cereales fluyen como arterias del corazón industrial, hay buques que parecen detenidos en el tiempo, pero siguen siendo esenciales.

Son los lakers, cargueros especialmente diseñados para los Grandes Lagos de América del Norte, una red lacustre única que conecta el interior del continente con el océano Atlántico.

Con su silueta alargada y su particular casillaje en proa y popa, estos barcos son protagonistas silenciosos del comercio regional desde hace más de un siglo.

Pero lejos de ser piezas de museo, los cargueros lacustres siguen operando, adaptándose y —en algunos casos— renaciendo con nuevas tecnologías.

El American Valor, amarrado en Toledo, Ohio.

¿Qué es un buque laker?

Un laker es un carguero a granel adaptado exclusivamente para navegar los Grandes Lagos: Superior, Michigan, Huron, Erie y Ontario.

A diferencia de los buques oceánicos —conocidos como salties—, los lakers están diseñados para aprovechar al máximo el espacio disponible en esclusas, canales interiores y puertos fluviales del medio oeste estadounidense y el sur de Canadá.

Dos Lakers clásicos en la zona de Duluth, Minessota. Foto Glenn Blaszkiewicz.

Las cargas típicas incluyen:

• Mineral de hierro (taconita)
• Carbón
• Piedra caliza, agregados y cemento
• Granos y subproductos agrícolas

Se estima que más de 160 millones de toneladas anuales se transportan en estos buques a lo largo de una extensa red de rutas interiores que unen minas, acopios y fábricas.

Diseño único: casillaje en proa y popa

Una de las marcas registradas del laker es su doble superestructura: el puente de mando y los alojamientos están ubicados en la proa, mientras que la sala de máquinas y parte de la tripulación se ubican en la popa.

¿Por qué se mantiene este diseño?

• Maximiza el volumen de carga en el centro del buque, liberando espacio para bodegas largas y profundas.
• Mejora la visibilidad en maniobras delicadas dentro de esclusas, canales y puertos estrechos.
• Separa zonas críticas como la propulsión, operaciones y descanso, mejorando seguridad y funcionalidad.
• Equilibra pesos en embarcaciones de bajo calado que navegan en aguas interiores poco profundas.

Aguas congeladas, un paisaje habitual para los lakers. Foto Lilly Filipovich.

Muchos lakers también están equipados con sistemas autodescargadores, cintas transportadoras internas que permiten operar en puertos sin grúas o silos.

Especificaciones y flota actual

• Eslora típica: entre 190 y 305 metros
• Manga: alrededor de 23 metros
• Calado: adaptado para aguas interiores, menor que el de un buque oceánico
• Capacidad máxima: hasta 75.000 toneladas de carga seca
• Tripulación: entre 15 y 30 personas

El mayor laker activo es el MV Paul R. Tregurtha, con 309 metros de eslora y más de 68.000 toneladas de capacidad.

Actualmente, unos 60 lakers operan en los Grandes Lagos. Muchos superan los 40 años, pero han sido actualizados con motores más eficientes, sistemas digitales de navegación y mejoras estructurales.

Toledo, Ohio: el museo que honra su historia

En la ciudad de Toledo, Ohio, a orillas del río Maumee, se encuentra el National Museum of the Great Lakes, la institución más importante dedicada a preservar la historia de la navegación lacustre.

Piezas clave del museo:

• SS Col. James M. Schoonmaker: un laker de 1911 restaurado, considerado el más grande de su tiempo. Puede visitarse como museo flotante, recorriendo desde el puente hasta la sala de máquinas.

• Exhibiciones interactivas sobre naufragios, comercio marítimo, tecnología naval y vida a bordo.
• Documentos, mapas, fotografías y maquetas que narran dos siglos de historia.
• Simuladores y actividades educativas para niños y adultos.

Toledo sigue siendo un puerto operativo clave, donde es común ver lakers en plena descarga de taconita, grano o piedra caliza.

Popa del barco museo “S.S. Col. James M. Schoonmaker”, también conocido como “Willis B. Boyer”, ubicado en Toledo, Ohio. Fotos Argenports.com

El hundimiento del Edmund Fitzgerald

Uno de los lakers más recordados —y trágicamente célebre— es el SS Edmund Fitzgerald, un buque de 222 metros de eslora que operaba en el Lago Superior.

Fue construido en 1958 y, durante casi dos décadas, transportó taconita desde las minas del norte de Minnesota hasta las acerías del sur de los Grandes Lagos.

El Fitzgerald era considerado un buque moderno y robusto para su época, y era apodado “El Titán de los Grandes Lagos” por su tamaño y potencia.

Su hundimiento, ocurrido el 10 de noviembre de 1975 durante una tormenta feroz en el Lago Superior, marcó un antes y un después en la historia de la navegación interior norteamericana.

Arriba, una de las balsas del Fizgerald, en el Museo Nacional de los Grandes Lagos. Abajo, así se encuentra el buque en el fondo del lago Superior.

Las 29 personas a bordo murieron, y el naufragio —cuyas causas exactas aún generan debate— se convirtió en símbolo del riesgo que implica navegar en aguas aparentemente tranquilas.

Su historia fue inmortalizada en la canción The Wreck of the Edmund Fitzgerald, de Gordon Lightfoot, que ayudó a fijar su memoria en la cultura popular estadounidense y canadiense.

¿Está renaciendo el diseño laker?

Pese a las décadas sin nuevos barcos, en 2022 se botó el MV Mark W. Barker, el primer laker construido en EE.UU. en casi 40 años.

Fabricado por Fincantieri Bay Shipbuilding, combina el diseño clásico con tecnologías modernas, como mejoras en eficiencia energética y seguridad operativa.

Este lanzamiento no indica una transformación total de la flota, sino una señal clara de que el diseño tradicional sigue vigente y aún puede adaptarse a las necesidades del siglo XXI.

¿Reemplazo o renovación?

Contrario a lo que podría pensarse, el modelo laker no ha sido desplazado por diseños oceánicos. De hecho:

• El diseño con casillaje en proa y popa sigue siendo el estándar en los Grandes Lagos.
• Las condiciones físicas (esclusas, canales, calados) hacen que no tenga sentido adoptar buques más modernos si no se adaptan a ese entorno.
• La demanda se mantiene estable, y el costo operativo por tonelada sigue siendo competitivo frente a trenes o camiones.

El Frontenac en puerto Thunder Bay, Canadá. Foto de Michael Hull.

Además, varios buques antiguos han sido “alargados” o repotenciados, y los astilleros regionales están capacitados para modernizar estas unidades con tecnologías de emisiones reducidas, navegación digital y automatización de procesos.

Una clase única en el mundo

Los lakers son una clase de buques única en el mundo, diseñada con inteligencia para operar en un sistema fluvial cerrado pero de escala continental.

John G Munson en viaje a Green Bay, Wisconsin. Foto William Summer.

Su diseño con casillaje en proa y popa, lejos de ser una excentricidad, sigue demostrando su eficacia más de un siglo después.

Mientras algunos se convierten en museos como el Schoonmaker de Toledo, otros —como el Mark W. Barker— proyectan su silueta hacia el futuro, demostrando que hay lugar para la renovación sin renunciar a las raíces. Y aunque silenciosos, siguen moviendo la economía de una región entera, manteniéndose como los gigantes del agua dulce.