Por Redacción de Argenports.com
China avanza en un corredor ferroviario entre Brasil y Perú que promete transformar la logística en Sudamérica. El proyecto contempla una línea férrea que conectará el puerto brasileño de Santos con el nuevo megapuerto de Chancay, en la costa peruana, pasando por Bolivia. La obra es respaldada por el Ministerio de Transporte de China y el Grupo de Ferrocarriles de China, y busca posicionarse como una alternativa estratégica al Canal de Panamá.
La nueva vía logística apunta a agilizar el comercio entre América del Sur y Asia, reduciendo tiempos y costos de exportación. El proyecto fortalecerá el flujo de productos agrícolas, minerales y bienes industriales desde el interior del continente hacia los mercados asiáticos, especialmente China.
El rol clave del puerto de Chancay
La terminal de Chancay, construida por COSCO Shipping con una inversión estimada de US$ 3.400 millones, está diseñada para recibir buques de gran calado con un alto grado de automatización. Su ubicación, a solo 80 kilómetros de Lima, lo convierte en un punto estratégico para el comercio transoceánico.
Una estrategia geopolítica china en América Latina
Este proyecto se inscribe en una estrategia de largo plazo de China para consolidar su presencia en la región a través de inversiones en infraestructura crítica: puertos, trenes y rutas que aseguren el abastecimiento de recursos y el flujo comercial con independencia de terceros, como Estados Unidos.
En este sentido, el ferrocarril bioceánico representa un nuevo eje logístico regional que podría modificar los patrones de comercio exterior de países como Brasil, Bolivia y Perú, consolidando a Sudamérica como plataforma exportadora hacia Asia.
Desafíos y oportunidades para la región
El desarrollo del tren bioceánico plantea importantes desafíos técnicos, ambientales y de coordinación entre los países involucrados. Sin embargo, también ofrece una oportunidad para redefinir el papel de América del Sur en el comercio global, generar empleo, atraer inversión y mejorar la competitividad regional.
La clave estará en lograr una participación activa de los gobiernos locales y el sector productivo regional para que el proyecto no solo funcione como una vía de tránsito, sino como un motor de desarrollo industrial y logístico.