Por Redacción Argenports.com
El Spiridon II llegó al mar de Mármara con la intención de completar una operación comercial más dentro del intenso flujo de ganado en pie entre Uruguay y Turquía. Pero lo que debía resolverse en cuestión de horas quedó atrapado en un limbo que ya lleva casi dos meses.
Desde el 21 de octubre, el buque permanece fondeado frente al puerto de Bandirma con 2.901 vacas a bordo, en medio de denuncias cruzadas, tensiones regulatorias y un escenario sanitario que se agrava con el paso de los días.

Las causas del bloqueo: dos versiones completamente distintas
Según las autoridades turcas, 469 animales presentaban irregularidades en su identificación o en su documentación. Informaron fallas en aretes y chips electrónicos, además de certificados sanitarios incompletos o inconsistentes.
Ese conjunto de observaciones derivó en que parte del embarque fuera clasificado como “RECHAZADO”, lo que automáticamente impidió autorizar la descarga del resto del buque.
Del lado uruguayo, la interpretación es diferente. El Ministerio de Ganadería sostiene que no hubo fallas sanitarias y que los animales salieron del país con la documentación correspondiente.
Aseguran que el problema responde a un desacuerdo comercial entre la empresa exportadora y la importadora turca, una disputa privada que terminó escalando y atrapando a todo el cargamento en una situación crítica.
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Un comercio estratégico y una relación que entra en tensión
La gravedad del caso aumenta porque Turquía es el principal destino del ganado en pie uruguayo. Cerca del 90 % de las exportaciones de animales vivos tienen como destino ese país, que en 2024 importó más de 346.000 cabezas y generó ingresos por alrededor de 300 millones de dólares para Uruguay.
Ese flujo comercial funcionó durante años sin incidentes, por lo que la retención del Spiridon II abre interrogantes sobre la continuidad del negocio y sobre los protocolos sanitarios y logísticos entre ambas naciones.
Además del impacto económico directo, el incidente afecta a intermediarios, navieras, aseguradoras, veterinarios oficiales y operadores portuarios que dependen de un sistema que, hasta ahora, se consideraba maduro y sólido.

Muertes a bordo y creciente deterioro del bienestar animal
El prolongado encierro comenzó a dejar consecuencias visibles. Organizaciones internacionales de bienestar animal informaron que al menos 48 vacas murieron desde que el barco quedó retenido.
Las altas temperaturas, la humedad propia del mar de Mármara y el estrés de casi dos meses de confinamiento generan un cuadro peligroso para la salud de los animales restantes. Sin movimiento, con ventilación limitada y sin la posibilidad de descargar, el riesgo aumenta cada día.
Expertos europeos en transporte ganadero remarcan que los viajes que superan los 30 días ya impactan en el bienestar animal, por lo que un período cercano a los 60 días coloca al buque en una situación extremadamente delicada. Organizaciones internacionales siguen el caso de cerca y presionan para que se habilite una solución rápida.

Un barco de 50 años en el ojo del debate mundial
La atención también se posó sobre el propio buque. El Spiridon II fue construido en 1973 y supera el medio siglo de antigüedad. Ese dato no es menor: los barcos adaptados para transporte ganadero suelen estar bajo escrutinio debido a las exigentes condiciones que implica movilizar animales vivos por largos trayectos.
En 2023, Nueva Zelanda prohibió este tipo de exportaciones tras una serie de naufragios y fallas graves en buques. La Unión Europea discute nuevas regulaciones para limitar los viajes prolongados y elevar los estándares de bienestar animal.

El caso del Spiridon II se inscribe en esa misma línea y vuelve a exponer la necesidad de revisar las reglas del transporte ganadero internacional.
Reuniones urgentes y un posible desenlace incierto
En las últimas horas, Uruguay y Turquía mantuvieron una reunión virtual para buscar una salida. Ankara admitió que el importador cuenta con alternativas reglamentarias para destrabar el caso, aunque todavía no definió plazos para implementarlas.
Uruguay insiste en acelerar la resolución y en garantizar que cualquier decisión priorice el bienestar animal. Entre las opciones extremas figura un eventual regreso del buque a Sudamérica, aunque especialistas del sector advierten que esa alternativa sería altamente riesgosa debido al tiempo que los animales ya llevan confinados.
Mientras tanto, organizaciones de bienestar animal y autoridades sanitarias de ambos países monitorean el estado de la carga y el impacto que podría generar una demora mayor.
Un caso que marcará el futuro del transporte ganadero
Desde su partida de Montevideo, las 2.901 vacas llevan casi dos meses dentro del mismo buque. La resolución del caso no solo será clave para este embarque, sino también para el comercio internacional de ganado en pie y para la relación logística entre Uruguay y Turquía.
Además, el incidente podría acelerar el debate global sobre la regulación del transporte marítimo de animales vivos, un mercado millonario pero cada vez más cuestionado.
Por ahora, el Spiridon II sigue fondeado en el mar de Mármara sin señales claras de una solución inmediata.











