Por Redacción Argenports.com
A unos 80 kilómetros de Viedma, en la desolada Bahía Rosas, la geografía agreste de la Patagonia custodia un episodio que combina mar, viento y misterio. Allí, el 11 de julio de 1916, el vapor Ludovico quedó varado mientras realizaba un viaje entre Chile y Buenos Aires.
El barco, registrado bajo bandera chilena, transportaba una carga declarada de vino. Su capitán era el chileno Ciriaco Uribe, la tripulación estaba integrada en su mayoría por marineros españoles y la oficialidad era predominantemente alemana, un dato que no pasó inadvertido en plena Primera Guerra Mundial.
La travesía, que debía unir los puertos del Pacífico con el Río de la Plata, se vio interrumpida por un violento temporal. El viento empujó al barco contra las restingas y lo dejó a merced de las olas.
La estructura comenzó a sufrir embates que finalmente lo condenaron a la varadura. Pese a la magnitud del accidente, todos los tripulantes lograron salvar la vida, un hecho que llamó la atención de la prensa local y que alimentó una leyenda que todavía hoy sigue creciendo.

La noche del rescate
Las crónicas de la época, especialmente un artículo del diario La Nueva Era de Carmen de Patagones fechado el 16 de julio de 1916, describen que el Ludovico fue “arrastrado por el temporal… hasta estrellarse en pocas horas”.
Entre los protagonistas del rescate figura un trabajador rural de apellido Quichulef, quien desde la costa logró lanzar un lazo hasta la embarcación. Esa maniobra permitió tender un cabo salvador que los tripulantes utilizaron para llegar a tierra firme.
Mientras los marinos recuperaban fuerzas, las autoridades locales comenzaron a interrogar a los oficiales, intrigadas por su origen alemán. El contexto bélico —Europa estaba en plena conflagración— hizo que cada dato se analizara con lupa. La presencia de oficiales germanos en un barco con bandera chilena y cargado de vino alimentó especulaciones sobre posibles operaciones de espionaje.
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La carga que nunca apareció
Otro elemento que enciende la imaginación es la misteriosa desaparición de la carga. El Ludovico transportaba decenas de barriles y toneles de vino que, según testigos de la zona, muchos de ellos nunca fueron hallados.
Vecinos de la costa aseguran que parte de esos barriles habría sido enterrada en los alrededores del naufragio. Las mareas y el paso de los años nunca devolvieron esos contenedores, reforzando la idea de que el barco llevaba algo más que simples bebidas.
Incluso hoy, en los días de bajamar, los restos del casco asoman entre la arena y el agua. Una sección de la hélice fue rescatada y trasladada al Balneario El Cóndor, donde se exhibe como recordatorio de aquella jornada que combinó tragedia, misterio y una posible trama de inteligencia internacional.

Sospechas de espionaje y la sombra de Wilhelm Canaris
El historiador Carlos De Nápoli fue uno de los primeros en vincular el episodio con el nombre de Wilhelm Canaris.

Según su investigación, uno de los oficiales que viajaba en el Ludovico podría haber sido este marino alemán que, años más tarde, se convertiría en jefe de la inteligencia militar nazi (Abwehr). De Nápoli sostiene que Canaris, utilizando el alias “Carsten Rix”, habría escapado de una prisión chilena y abordado el vapor para llegar a la Argentina.
Canaris nació en 1887 en Aplerbeck, Westfalia, y durante la Primera Guerra Mundial sirvió en la Marina Imperial Alemana. Tras ser capturado en Chile, logró fugarse en circunstancias poco claras.
Su posterior carrera es bien conocida: en la Segunda Guerra Mundial dirigió la Abwehr, la red de espionaje militar alemana, y mantuvo contactos ambiguos que lo vincularon tanto a operaciones secretas nazis como a intentos de complot contra Adolf Hitler. Oficialmente fue ejecutado en 1945.

Ubicación de Bahía Rosas, donde se hundió el carguero. Google Maps.
Un misterio que desafía al tiempo
Más de un siglo después, el caso del Ludovico sigue despertando preguntas. ¿Era realmente solo un carguero de vino? ¿Qué contenían los barriles que desaparecieron?
¿Viajaba a bordo un futuro protagonista del espionaje nazi? Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta definitiva, y quizás por eso el relato se mantiene vivo en la memoria local.
Las mareas de Bahía Rosas, que cada tanto dejan ver las ruinas del casco, parecen empeñadas en recordar que la historia aún guarda secretos.
La combinación de geografía inhóspita, guerra mundial, rumores de inteligencia y un naufragio sin muertos pero lleno de incógnitas convierte al Ludovico en uno de los episodios más fascinantes del litoral patagónico.