Por Redacción Argenports.com
Las principales petroleras que operan en la Argentina, encabezadas por YPF, evalúan avanzar con la construcción de un gasoducto de gran escala que una los campos productivos de Vaca Muerta con las costas de la provincia de Río Negro, donde se instalarán plantas flotantes de licuefacción de gas.
Esta iniciativa forma parte del ambicioso proyecto “Argentina LNG”, que tiene como meta transformar al país en un actor relevante en el mercado global de Gas Natural Licuado (GNL).
Según fuentes del sector, se contemplan dos alternativas para el trazado: la construcción de un solo gasoducto de alta capacidad —hasta 50 millones de metros cúbicos diarios— o bien dos ductos paralelos con capacidad combinada equivalente.
En ambos casos, se trataría de la infraestructura de transporte de gas más grande de Sudamérica, duplicando incluso al Gasoducto Néstor Kirchner. La traza definitiva y el esquema de financiamiento aún se encuentran bajo análisis.
El impulso de Vaca Muerta y la urgencia por evacuar producción
La decisión surge como respuesta al crecimiento sostenido de la producción de shale gas en la cuenca neuquina y al desarrollo de proyectos de licuefacción.

En 2024, Vaca Muerta aportó más del 50% del gas natural del país, con un volumen promedio cercano a los 140 millones de metros cúbicos diarios, y Neuquén rompió récords mensuales de producción gracias a mejoras operativas y a la ampliación del sistema de transporte.
Sin embargo, según precisó Infobae, la infraestructura actual presenta limitaciones para sostener exportaciones a gran escala durante todo el año. Por eso, las empresas buscan asegurar una vía exclusiva y eficiente que permita trasladar grandes volúmenes de gas desde Añelo hacia la costa atlántica, para alimentar la futura cadena de licuefacción.
Argentina LNG: un proyecto en tres fases para exportar gas al mundo
La obra del gasoducto estaría destinada a alimentar a seis buques flotantes de licuefacción (FLNG), que se instalarán en el Golfo San Matías, en la provincia de Río Negro. Esta iniciativa —desarrollada por YPF en sociedad con empresas locales e internacionales— permitiría exportar hasta 28 millones de toneladas de GNL anuales, lo que equivale a 141 millones de m³/d de gas natural, una cifra cercana al total de la producción argentina actual.

La primera fase estará a cargo del consorcio Southern Energy LNG, conformado por Pan American Energy (30%), YPF (25%), Pampa Energía (20%), Harbour Energy (15%) y la noruega Golar LNG (10%). Incluirá la instalación de las unidades flotantes Hilli Episeyo y MK II, que en conjunto aportarían 6 Mtpa (millones de toneladas por año) de capacidad exportadora.
La producción del Hilli Episeyo está programada para fines de 2027, operando inicialmente durante los meses de menor demanda local. Por su parte, el MK II entraría en funcionamiento en 2028, pero para ello será indispensable contar con un gasoducto exclusivo que garantice su abastecimiento continuo.
La segunda fase del proyecto, liderada por YPF y Shell, prevé sumar otras dos unidades FLNG con una capacidad total de 10 Mtpa. La tercera fase, en evaluación con la italiana Eni, proyecta incorporar 12 Mtpa adicionales, completando así el desarrollo integral del polo exportador hacia la próxima década.
Oportunidad global y proyecciones al 2040
El crecimiento de la capacidad global de exportación de GNL se proyecta en más del 50% entre 2024 y 2040, con una participación creciente de instalaciones flotantes (FLNG), que permiten mayor flexibilidad y menor costo de inversión que las plantas terrestres.
En ese escenario, Argentina podría posicionarse como proveedor clave para los mercados de Europa, Asia y América Latina, gracias a sus bajos costos de producción y su cercanía con puertos atlánticos.
De hecho, en el primer trimestre de 2025, las exportaciones argentinas de gas natural promediaron 4,2 millones de m³ diarios, con envíos a Chile y algunos volúmenes menores a Brasil, a través de swaps regionales. Aun así, las restricciones en el sistema actual impiden sostener volúmenes mayores a lo largo del año.
El efecto dominó: infraestructura, inversiones y confianza internacional
La necesidad de nuevas obras de infraestructura para evacuar gas no solo impulsa la construcción del gasoducto a Río Negro. También fortalece la relevancia de proyectos como el Oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), que avanza para conectar la producción de crudo neuquino con Punta Colorada, facilitando exportaciones a gran escala.
El sistema entraría en operación en 2027, en paralelo con la primera fase del proyecto Argentina LNG.
El contexto también ha reactivado el interés de inversores internacionales. En el primer trimestre de este año, el 43% de las fusiones y adquisiciones en el upstream de América Latina se concentraron en Argentina, según datos de Rystad Energy. Un dato que refleja el renovado dinamismo del sector energético nacional.
Incluso Equinor, la petrolera estatal noruega, revirtió su decisión de abandonar Vaca Muerta. La mejora en las condiciones cambiarias, el avance de los proyectos de infraestructura y la perspectiva de exportación generaron un cambio de postura que consolida la confianza global en el potencial energético argentino.
Una decisión que marcará la próxima década
La eventual construcción de este nuevo gasoducto marcaría un antes y un después en la historia energética argentina.
Sería una obra sin precedentes en la región, con impacto directo en la balanza comercial, la generación de divisas, el empleo y la consolidación de Vaca Muerta como una de las principales plataformas exportadoras de gas natural del hemisferio sur.
La decisión final dependerá de múltiples factores: desde la definición técnica de la traza hasta el cierre financiero y los acuerdos regulatorios. Pero el consenso entre las compañías es claro: la ventana de oportunidad para que Argentina juegue en las grandes ligas del GNL ya está abierta.