Por Redacción Argenports.com

El Puerto de Bahía Blanca se encamina hacia un 2026 estratégico, con una agenda dominada por el crecimiento de las exportaciones de energía, la llegada de nuevas inversiones industriales y decisiones clave en materia de infraestructura logística, fundamentales para sostener su expansión.

Consolidado como el principal puerto de aguas profundas de la Argentina, Bahía Blanca cumple un rol central en la cadena agroexportadora y energética.

En el frente cerealero, funciona, además de llenar bodegas a carga completa, como punto de completamiento de carga para buques Panamax que operan en la hidrovía y terminan de cargar en el sur bonaerense.

Este esquema que se fortaleció con inversiones de traders internacionales en capacidad de acopio y logística.

Exportación de crudo y gas, el gran motor para 2026

El mayor salto operativo previsto para 2026 estará dado por la exportación de crudo desde Puerto Rosales, con volúmenes que pasarían de 15 millones de toneladas en 2025 a entre 19 y 20 millones de toneladas el próximo año.

Se trata principalmente de crudo liviano de Vaca Muerta, con destino al mercado estadounidense.

A este crecimiento se suman proyectos de monetización del gas natural, apalancados en la convergencia en Bahía Blanca de los principales oleoductos, gasoductos y poliductos del país.

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Entre ellos se destacan iniciativas de separación de gases, que permitirán procesar propano, butano y gasolina, con un aumento estimado de 200.000 toneladas adicionales.

“Vaca Muerta le da al puerto una inercia completamente distinta, con un volumen de carga y un nivel de inversión que nos posicionan en otro lugar”, señaló Juan Francisco Linares, gerente general del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca.

Grandes proyectos industriales en evaluación

Las definiciones sobre estos avances fueron detalladas por Linares en una entrevista con el medio chileno PortalPortuario, donde anticipó que 2026 será un año clave para confirmar grandes inversiones.

Entre los proyectos en análisis figuran una planta de fertilizantes de 2 millones de toneladas, una nueva planta de separación de gases y un crecimiento adicional estimado en 5 millones de toneladas, sujeto a decisiones de inversión en los próximos meses.

Según explicó, el desafío es el timing de las inversiones, en un contexto internacional donde los mercados de gas y petróleo imponen ventanas de oportunidad cada vez más ajustadas.

Logística ferroviaria y vial, el cuello de botella

Pese al potencial del puerto, el principal límite para acompañar este crecimiento está en la logística terrestre, especialmente el ferrocarril.

Actualmente, cerca del 33% del grano llega al puerto por tren, lo que representa unas 4,5 millones de toneladas anuales, pero el sistema se encuentra al límite de su capacidad.

“Las vías son la sangre del puerto y hoy estamos en un escenario de estrés logístico”, advirtió Linares, al remarcar la falta de una política ferroviaria de largo plazo que permita planificar inversiones y ampliar el hinterland del complejo portuario.

Contenedores, una meta estratégica de largo plazo

Si bien hoy el movimiento de contenedores en Bahía Blanca es reducido —entre 60.000 y 80.000 TEU anuales, principalmente vinculados al polo petroquímico y a producciones regionales—, el objetivo estratégico sigue vigente.

“A Bahía Blanca me gustaría verlo como un puerto posicionado en contenedores”, afirmó Linares, al señalar que el principal obstáculo es la falta de una conectividad ferroviaria eficiente hacia los grandes centros de consumo.

Con esa infraestructura, el puerto podría aprovechar su calado de hasta 14 metros y operar buques de mayor porte que hoy no pueden ingresar al Río de la Plata.

Definiciones estratégicas que marcarán el rumbo

De cara a 2026, el puerto deberá avanzar en definiciones como la profundización del canal principal, clave para recibir buques Suezmax con crudo, y la ampliación de la infraestructura de carga general, ante el crecimiento esperado de proyectos energéticos e industriales.

Con 400 hectáreas ya desarrolladas y unas 2.000 hectáreas disponibles para expansión, Bahía Blanca cuenta con una ventaja estructural frente a otros puertos del país.

El desafío será acompañar ese potencial con inversiones en logística ferroviaria y vial, condición indispensable para sostener su crecimiento.

En ese marco, el Puerto de Bahía Blanca apunta a consolidarse en 2026 como hub energético y agroexportador, sin resignar la aspiración de convertirse, a futuro, en un actor relevante del sistema de contenedores de la Argentina.