El buque será un rompehielos muy parecido de casco al Irízar, pero va a tener una capacidad logística y de almacenamiento de combustible, de agua y de espacio para contenedores muy importante.
Por Adrián Luciani
A paso lento pero constante, la Argentina avanza en su decisión de volver a tener un buque polar propio capaz de asistir al rompehielos Almirante Irízar en sus servicios antárticos.
En tal sentido, ayer la Agregada Comercial de la Embajada de Finlandia, Heta Pyhälahti, recorrió las instalaciones del Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR), que agrupa a los astilleros Tandanor y Almirante Storni.
También estuvieron presentes la secretaria de Investigación Política Industrial y Producción para la Defensa, licenciada Daniela Castro y el presidente del astillero, ingeniero Miguel Tudino.
Además participaron referentes de Asuntos Internacionales del ministerio de Defensa y autoridades de las Fuerzas Armadas.
Durante la visita tuvo lugar un intercambio de información y planificación integrado al "Proyecto del Buque Polar", y se realizó una recorrida por las instalaciones de la empresa en las que se expusieron las capacidades y potencialidades.
Cabe recordar que la construcción de un buque de esas características es uno de los principales proyectos del astillero.
Los trabajos, que se extenderían entre 4 y 6 años, comenzarían en 2022 e insumirían unos 200 millones de dólares solventados por el Fondo Nacional de Defensa (Fondef).
Hasta ahora lo más concreto es que el buque será construido con licencia del astillero finlandés Aker, firma que quiere desarrollar la ingeniería necesaria en Argentina, bajo supervisión de sus experimentados profesionales.
Días atrás, en diálogo con miembros de la Unidad Nacional de San Martín, Tudino se refirió al tema y dijo:
“Estamos comenzando el proyecto de un buque polar para complementar la acción del ARA Irízar en la campaña antártica, lo que mejoraría tanto los gastos como la potencialidad logística”, indicó.
Luego señaló que el buque polar va a ser construido con un proyecto del ministerio de Defensa, de 2014, con el astillero Aker Artic de Finlandia, “que son los que tienen más experiencia en el mundo y hacen el 70% de los proyectos de buques polares. Con ellos como respaldo, el buque polar se va a complementar con ingeniería argentina”-
Tudino puntualizó que ya se está armando la oficina técnica que va a acompañar a la del astillero Aker.
“Vamos a trabajar en conjunto para el desarrollo de la ingeniería básica. La ingeniería de detalle también la vamos a hacer con profesionales argentinos y la construcción en Tandanor.
“El buque –agregó--, será un rompehielos muy parecido de casco al Irízar, pero va a tener una capacidad logística y de almacenamiento de combustible, de agua y de espacio para contenedores que va a mejorar las prestaciones logísticas del Irízar en términos de transporte de mercadería y elementos”.
Desde la pérdida del ARA Bahía Paraíso en 1989, cuando se hundió luego de haber chocado con una roca mientras trasladaba a un grupo de turistas en la Antártida, Argentina nunca pudo volver a tener un buque polar.
El Bahía Paraíso, de grandes prestaciones, fue construido para la Armada Argentina en los Astilleros Príncipe y Menghi SA, de Dock Sud, provincia de Buenos Aires.
Botado el 3 de julio de 1980, entró en operaciones el 12 de noviembre de 1981 para la provisión de las bases antárticas argentinas.
Durante la Guerra de Malvinas participó de la recuperación de las Georgias del Sur y luego fue convertido en buque hospital.