Por Adrián Luciani /info@argenports.com
El ARA 25 de Mayo, último portaviones argentino y nave insignia de la Armada, dejó Puerto Belgrano el 12 de febrero de 1999.
Lo hizo en silencio, sin música militar ni despedida oficial, a bordo del remolque de un buque extranjero que lo llevaría al puerto de Alang, en la India, para su desguace. Era el final de una época para la Marina y para la capacidad de proyección naval del país.

El ARA 25 de Mayo, vendido como chatarra
El portaviones argentino fue vendido como chatarra por apenas 300 mil dólares de la época. El remolcador panameño Suhaili, con tripulación filipina, lo trasladó durante dos meses de navegación hasta Alang, uno de los mayores cementerios de barcos del mundo.
La venta había sido concretada en agosto de 1998. La empresa Argocean S.A. lo adquirió para Metallic Mangement Ltda. por un valor de 321.000 pesos.
El buque partió vacío. Muchos de sus objetos y recuerdos fueron trasladados al Museo de la Aviación Naval, en la Base Comandante Espora, donde incluso se reprodujo con asfalto parte de su cubierta de vuelo.

Una de sus últimas fotos en puerto Belgrano.
Una modernización frustrada
A fines de los años 80 estaba previsto un plan de modernización que incluía el recambio de motores y sistemas electrónicos. La crisis de 1989 hizo naufragar la iniciativa. El portaviones nunca volvió a navegar y comenzó a ser desmantelado lentamente.
Varias de sus piezas fueron vendidas o reutilizadas por la Marina de Brasil, que las incorporó en el portaviones Minhas Gerais, gemelo del 25 de Mayo por pertenecer ambos a la clase Colossus.
Finalmente, el 5 de marzo de 1997, por decreto del presidente Carlos Menem, el buque fue radiado de servicio y quedó a la espera de su venta definitiva.

El buque en el puerto de Buenos Aires, tras fracasar su modernización.
El segundo y último portaviones argentino
El 25 de Mayo fue el segundo portaviones en la historia de la Armada Argentina. El primero había sido el ARA Independencia, incorporado en 1958 y desguazado en Rosario en 1971.
Ese mismo año ingresó el 25 de Mayo, originalmente HMS Venerable de la Royal Navy y luego Karel Doorman de la Marina de Holanda. Era un portaviones ligero de la clase Colossus, construido durante la Segunda Guerra Mundial pero modernizado.
El buque podía embarcar entre seis y ocho Super Étendard, cuatro Tracker de exploración y hasta cinco helicópteros Sea King. Su tripulación alcanzaba los 1.200 hombres.

Momentos clave en la historia naval argentina
En 1978, durante el Conflicto del Beagle con Chile, el ARA 25 de Mayo encabezó la flota argentina en el sur, en un despliegue que estuvo a punto de derivar en enfrentamiento armado.
En 1982, durante la Guerra de Malvinas, participó activamente de las operaciones iniciales, cubriendo el desembarco del 2 de abril. Poco después, con apenas ocho cazabombarderos A-4Q Skyhawk y escoltado por dos destructores, estuvo a punto de atacar a la flota británica.
El ataque no se concretó por condiciones climáticas y estratégicas. Existen informes que indican que el submarino británico HMS Splendid lo tuvo en la mira, lo que obligó a replegarlo hacia aguas más cercanas a la costa, donde la menor profundidad reducía el riesgo de un ataque submarino.
El fin de una era naval
El ARA 25 de Mayo fue el último portaviones no solo de la Argentina sino también de toda América Latina. Su salida marcó el cierre de una etapa en la que el país contó con capacidad aeronaval embarcada, un factor decisivo en la doctrina de disuasión regional.
Más de 25 años después, la Armada Argentina sigue sin portaviones en su flota y no hay planes concretos de recuperar esa capacidad.
El destino del 25 de Mayo fue definitivo: desguazado en India, nunca volvió a ser reutilizado ni convertido en buque de combate, como falsamente circularon algunas versiones en redes sociales.