Un buque ruso de la shadow fleet (flota de las sombras o flota fantasma) dedicado al transporte de gas natural licuado —el Arctic Metagaz— quedó detenido frente al hielo marino, en la Ruta del Norte, y debió revertir su rumbo tras evidentes dificultades para avanzar en condiciones árticas.
Este transporte de 138 028 m³, sin protección contra el hielo, detuvo su travesía en el mar de Siberia Oriental, unos 48 horas después de comenzar su retroceso cerca del borde del hielo.
Había partido desde Murmansk alrededor del 19 de agosto, transportando gas superenfriado destinado al mercado asiático, antes de encontrar obstáculos cerca del rompehielos nuclear Sibir la madrugada del 29 de agosto (UTC).

Los mapas rusos de hielo indican una cobertura de entre el 10 % y el 60 % cerca de Pevek, con la presencia de hummocks (montículos helados emergentes), lo que amplifica las dificultades. Este año fue la segunda vez consecutiva en que el hielo bloqueó partes orientales de la ruta ártica incluso durante el verano.
Además, según medios europeos, el episodio avivó la preocupación en torno a la falta de transparencia operativa: fuentes señalan que los datos AIS del buque desaparecieron poco después del incidente, lo que sugiere una posible intención deliberada de ocultar su ubicación y acciones en esta zona sensible.
Claves del contexto
- Flota fantasma o “shadow fleet” rusa: conjunto de buques sancionados utilizados para evadir restricciones internacionales, operando con registros opacos y rutas cambiantes.
- Condiciones árticas implacables: incluso en verano, el hielo marino puede representar un obstáculo insalvable para navíos sin clasificación apta para romper hielos.
- Seguridad y transparencia en entredicho: la posible manipulación del AIS y la falta de visibilidad de las operaciones generan alarmas sobre riesgos ambientales y regulatorios.
Proyección
Este incidente ilustra con crudeza los peligros del comercio marítimo sancionado en aguas árticas.
Si bien la “shadow fleet” sigue siendo una herramienta para sortear restricciones, su operación con buques no preparados intensifica el riesgo de accidentes, contaminación o incidentes que podrían tener implicancias políticas y ecológicas mayores.