La visión marítima de San Martín es una de las facetas menos difundidas de su historia. Foto Christian Bagnato.
Adrián Luciani
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Pese al cronograma oficial de feriados, hoy, y no ayer, se cumple un nuevo aniversario de la muerte del general José de San Martín, una de esas figuras indiscutibles en las que resulta conveniente recalar en medio de un agitado mar de falsos ídolos, donde hace décadas la honestidad, la capacidad y el verdadero amor por la Patria resultan bienes escasos.
Podría ser una buena receta rescatar, para los tiempos que corren, no sólo sus proezas libertadoras, sino también gestos menores como haber donado la mitad de su sueldo para apoyar a las castigadas arcas oficiales, algo que también hizo Manuel Belgrano, entre otros.
Sin embargo, en un presente donde los medios para asegurar el control de nuestra riqueza en el Atlántico Sur son insuficientes, o en los que se habla de la necesidad de contar con una flota mercante nacional y potenciar nuestra industria naval, también resulta útil plantear qué importancia le daba San Martín al dominio efectivo del mar y de los ríos.
En tal sentido, uno de los que más ha estudiado al prócer en este aspecto no es argentino, sino español.
Nos referimos al periodista, general auditor y especialista en Historia Naval, José Cervera Pery, quien buceó en las seis campañas navales que realizó el militar argentino en España, a bordo de la fragata Santa Dorotea, y sacó varias conclusiones.
“Casi ningún militar de la época domina otras leyes que las suyas propias. San Martin, sin embargo será la excepción ya que desde joven es poseedor de una mentalidad marítima consolidada en su proceso de formación a bordo de buques de guerra españoles y que va a permitirle la proyección de operaciones anfibias y el conocimiento a fondo del dominio del mar y su importancia, aplicándolo a sus expediciones y conquistas”, escribió Cervera Pery.
Luego recuerda que en 1814 San Martín tenía claro que la proyectada invasión al Alto Perú está condenada al fracaso si no se consigue llegar primero a Chile y desde allí emprender la conquista de Lima desde el mar.
Para ello necesita una flota en el Pacífico que asegure con el dominio del mar, la expedición al Perú, garantizando las comunicaciones marítimas.
Y una vez más no estaba equivocado porque no son pocos los especialistas que sostienen que la derrota realista obedeció en gran parte a la ausencia de un poder naval efectivo, es decir, sin posibilidad de enviar personal y recursos para continuar la guerra.
De hecho los ingleses y norteamericanos así lo entendieron y ayudaron a los patriotas en la compra de buques, armas y contratación de tripulaciones.
Entre otros hechos, a San Martín también se debe la creación de la escuadra peruana ayudado por su ministro de Guerra y Marina Bernardo de Monteagudo.
“Lo hizo por considerarlo necesario para el Perú y no sólo debido al retiro de la escuadra de Chile. Le supuso un tremendo esfuerzo de organización, pero su mentalidad naval jugaba a favor y sus medidas fueron más allá de armar y tripular una escuadra, ya que creó igualmente su infraestructura, dictó sus reglamentos, organizó sus servicios y aseguró su trascendencia”, dijo Cervera Pery.
En tal sentido, la fuerza naval que creara la estrategia marítima sanmartiniana, fue el origen de las dos escuadras nacionales de Chile y Perú.
“A San Martín ha llegado a considerársele como el precursor de Alfred Mahan el creador de la estrategia marítima moderna y de la verdadera significación de la importancia del poder naval. La comparación tal vez sea exagerada, pues el antiguo oficial español fue ante todo un militar y no un marino. Pero no por eso cae en demérito su magnífica concepción de cuanto el poder naval juega, significa y decide en la historia de los pueblos”, concluyó.
El trabajo completo de Cervera Pery puede consultarse completo aquí: https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/cuadernosihcn/65cuaderno/cap05.pdf