Por Adrián Luciani / info@argenports.com
La Base Operativa Puerto Santa Fe, administrada por RN Salvamento, avanza en su objetivo de convertirse en la principal estación de asistencia y salvamento de la Hidrovía Paraná–Paraguay.
En ese contexto, la empresa emprendió un proyecto singular: rescatar y restaurar el casillaje del buque Carla II, una nave con una larga historia comercial y un capítulo poco conocido en la logística de la guerra de Malvinas.

De Alemania a la Argentina
El buque fue construido en 1952 en Colonia, Alemania, bajo el nombre Erika Hendrik Fisser. Durante su vida operativa cambió varias veces de nombre y bandera: Hochmeister, I.C. Hertel, Concordia, Junhouriya y, finalmente, Carla II, denominación con la que llegó a la Argentina.
Con casi 70 metros de eslora y 1.650 toneladas de porte bruto, el carguero pertenecía a la compañía argentina Charco Azul S.A., pero navegaba con bandera panameña y tripulación íntegramente nacional.

Una misión reservada en tiempos de guerra
En el libro Misión Cumplida de Jorge Muñoz, su armador capitán Carlos R. Nobile relata que, durante el conflicto de 1982, el Carla II zarpó en lastre desde Trieste (Italia) hacia el puerto de Ashdod (Israel), especializado en embarque de explosivos.
Allí cargó 20 contenedores de material bélico –explosivos, espoletas y cohetería– y emprendió un viaje de más de 20 días hacia Buenos Aires en silencio de radio y con sensores para controlar temperatura y humedad.
El arribo se produjo cuando la guerra ya había terminado, por lo que la carga no llegó a ser utilizada en combate.
Nobile nunca menciona de manera explícita la palabra Exocet, aunque diversas investigaciones navales sostienen que entre el material transportado podrían haber estado misiles de ese tipo, que días antes resultaron vitales para los ataques argentinos al HMS Sheffield y al Atlantic Conveyor.
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Vista actual del interior del casillaje.
Cómo llegaron los primeros Exocet a la Argentina
La participación del Carla II se dio en paralelo a las entregas oficiales de Exocet.
- 1979–1981: La Armada Argentina había firmado con Francia la compra de misiles antibuque AM39 Exocet para los aviones Super Étendard y para los destructores de la clase A69.
- Marzo de 1982: antes de la ruptura diplomática, llegaron a la Base Aeronaval Comandante Espora (Bahía Blanca) los cinco primeros AM39 Exocet en vuelos de carga desde Francia.
- Tras el inicio de la guerra y el embargo francés, se organizaron envíos encubiertos de repuestos, componentes y eventualmente misiles completos a través de terceros países. En ese contexto se inscribe el viaje del Carla II, como complemento logístico para asegurar el abastecimiento de material bélico.
De Pucará Austral a base operativa
Tras la guerra, el buque permaneció inactivo durante algunos años y volvió a cambiar de nombre en varias oportunidades —Renee, Yolanda I, Guasú Star— hasta reaparecer en 2011 en el puerto de Santa Fe, rebautizado como Pucará Austral y con bandera boliviana.
Llegó para cargar cereales con destino a Nueva Palmira y Montevideo, pero quedó amarrado e inactivo durante años, con riesgo de hundimiento y contaminación.
Esa situación permitió que RN Salvamento rescatara su casillaje, es decir, la superestructura que alojaba el puente de mando y los espacios de habitabilidad.

La estructura fue retirada del casco original y será restaurada para funcionar como oficinas y monumento histórico, preservando su diseño exterior como homenaje a la participación de la marina mercante argentina en la gesta de 1982.

Memoria y desarrollo en la Hidrovía
“Queremos que este casillaje cumpla una doble función: recordar la historia de un buque que participó en una operación de gran riesgo y servir como instalación operativa para el trabajo diario en la hidrovía”, explicaron desde RN Salvamento.
El rescate combina patrimonio, seguridad ambiental y desarrollo logístico, transformando a la Base Operativa Puerto Santa Fe en un nodo que une el presente del comercio fluvial con una página poco conocida de la historia marítima argentina.