Amenazas del cambio climático para el polo logístico de granos y aceites

21 junio 2023

Las varaduras en el río Paraná vienen en aumento, salvo en pandemia, que redujo el flujo de buques por la Vía Navegable Troncal.


Prefectura Naval sólo autoriza zarpada si el buque cuenta con un margen de seguridad de 2 pies debajo de la quilla (60 centímetros), queda claro que con la bajante hay menos margen para el error humano. Foto Barcos en el Río Paraná.


Por Juan Carlos Donato (*)

(*) Consultor en ecosistemas portuarios. Ex Coordinador de Puertos de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación.

   Dos varaduras en el canal troncal del Río Paraná, con 22 días de diferencia, y a solo 25 kilómetros de distancia entre sí; encienden alarmas en todo el arco productivo de la llamada zona núcleo agrícola de nuestro país.

   El 25 de mayo el buque Orión Ocean, de 200 metros de eslora y 32 de manga (bandera panameña) quedó varado en el kilómetro 337,9 y el 16 de junio último, en el kilómetro 312,5, el Berge Tateyama, de 199,9 metros de eslora y 32,24 de manga (bandera Reino Unido).

   Estos eventos vienen en aumento, salvo en pandemia, que redujo el flujo de buques en el río (1).

   Veamos un resumido historial:

   2022: Sin datos

   2021: 11 buques

   2020: 9 buques

   2019: 16 buques

   2018: 6 buques

   2017: 11 buques

   2016: 12 buques

   2015: 11 buques

   La pronunciada bajante del río y la sequía son hechos cada vez más frecuentes debido al cambio climático que vino para quedarse, así lo reflejan todos los estudios ambientales que realizan las universidades públicas y privadas.

   El Instituto Nacional del Agua (INA), en su página web publica informes semanales de la situación de los ríos, donde el Paraná tiene su propio capítulo con su correspondiente pronóstico, y también escenarios probables de la bajante. Esos trabajos muestran continuidad de la merma en su caudal.

   También te puede interesar: Varó otro granelero en el Paraná y hay denuncias de bajo fondo

fotos varaduras

   Prefectura Naval sólo autoriza zarpada si el buque cuenta con un margen de seguridad de 2 pies debajo de la quilla (60 centímetros), queda claro que con la bajante hay menos margen para el error humano.

   Los buques panamax que transitan por el tramo Timbúes – Océano necesitan 32 pies de calado, pero no pueden cargar más que para 30 pies, unas 3.000 toneladas menos para poder navegar.

   Los buques se ven obligados a salir a ultramar con menor carga en bodega y deben ir a puertos de Quequén o Bahía Blanca, y allí hacer completamiento.

   Esta modalidad logística encarece el flete oceánico, producto del incremento en el costo por tonelada transportada.

   Así las cosas, en esta nueva realidad, cabe la pregunta entonces: ¿qué hacer si con el paso del tiempo las condiciones del río empeoran?, los barcos tendrán que ir directamente a Quequén y Bahía Blanca.

   Eso plantea desafíos: o se relocalizan las terminales de granos en el complejo Zárate – Campana, o se construye una red ferroviaria con capacidad de transportar el 80% de la cosecha argentina y que conecte los puertos existentes entre Santa Fe y Rosario con los bonaerenses.

   También te puede interesar: Un buque granelero varó en el río Paraná e interrumpe la navegación

 También te puede interesar: Varadura de un buque durante varias horas en el Río de la Plata

   Reorientar sistema de navegación: dragar el Paraná Guazú y abrir el Canal Magdalena son obras necesarias, lo expreso en informes y presentaciones que realizo; hay que decir que instituciones como la Bolsa de Comercio de Rosario, La Cámara de Puertos Privados Comerciales y la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas se muestran férreamente opositoras a la apertura del Magdalena.

Momento para reflexionar

   Considero que la complicada situación ambiental invita a la reflexión, hacer la pausa para que reconsideren su posición, el nuevo canal significará una solución ambiental, logística y económica para la competitividad la producción argentina, que incluye a las empresas que representan.

   El Estado Nacional y las provincias involucradas, junto a los sectores de la industria y la producción, deben asumir que este polo receptor, industrializador y exportador de granos, aceites y subproductos y toda su infraestructura: capacidades de almacenaje, playas de estacionamiento de camiones, equipamiento para el ritmo de carga y descarga que cuentan las terminales a la vera del río Paraná están amenazadas por el cambio climático y es tiempo de abordar la problemática, si no lo hará el mercado “per se” como lo hizo a principio de los 80, cuando comenzó el auge del complejo logístico granelero – aceitero Santa Fe – Rosario;  el mercado fue decisor.

   A sabiendas que es zona de sequía y pronunciadas bajantes, se puede constatar con solo consultar historiales meteorológicos e hidrográficos de la época, pero se impuso la cercanía con la zona de mayor producción, la llamada “zona núcleo” y la soja comenzaba a pesar en la economía.

   Para finalizar debo consignar las dificultades para encontrar información oficial, en este caso sobre pedidas económicas producto de la bajante del Paraná.

   No existen registros estadísticos a los cuales acudir y son disímiles los datos que contienen los informes que presentan las cámaras mencionadas anteriormente, por ello no encuentro conveniente reflejar números en este sentido

   (1) Consultas a Prefectura Naval Argentina – Delegaciones Bajo Paraná y Zona Delta.

   Fuente: argentinayelmar.blogspot.com