Por Redacción Argenports.com
El desembarco de miles de toneladas de caños provenientes de Asia para el futuro gasoducto de exportación de GNL aceleró la discusión dentro del sector energético e industrial.
La obra, impulsada por Southern Energy SA (SESA), requiere tubos de acero para un tramo terrestre de varios cientos de kilómetros y la provisión de ese material se convirtió en una licitación estratégica.
La competencia incluye a proveedores internacionales con precios muy agresivos y a fabricantes argentinos que reclaman condiciones de igualdad. La balanza, hoy, parece inclinarse hacia el material importado por cuestiones de costos y plazos.
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Ese escenario encendió luces de alarma en grupos industriales locales, entre ellos Techint, histórico productor de tubos para ductos en la región.
Paolo Rocca, líder del conglomerado Techint, evalúa bajar la persiana de la histórica planta SIAT Tenaris en Valentín Alsina si finalmente se eligen caños chinos. La definición se conocerá en las próximas semanas, pero el mensaje ya llegó a los despachos oficiales.
Techint y SIAT, en el centro de la disputa
Dentro del grupo Techint, la planta SIAT —ubicada en Valentín Alsina— es la principal afectada por la eventual adjudicación a proveedores extranjeros.
La fábrica, que produce caños de gran diámetro y funciona principalmente por proyectos, depende de este tipo de obras para sostener empleo, inversiones y escala productiva.
Directivos de la compañía advirtieron que, si el gasoducto de GNL se abastece mayoritariamente con caños importados, SIAT enfrentará una reducción drástica de actividad. La planta ya opera con niveles ajustados tras un año de menor demanda en el sector del oil & gas.

Techint plantea que la competencia externa se basa en diferenciales de costos difíciles de empatar, pero remarca que el país perdería capacidades industriales estratégicas si se priorizan únicamente los precios internacionales.
Socotherm también queda en la mira
Otra empresa directamente impactada es Socotherm, dedicada al revestimiento de tubos para gasoductos terrestres y submarinos.
Su operación depende de contratos asociados a grandes proyectos energéticos, y la importación de tubos ya revestidos —o sin necesidad de hacerlo localmente— podría dejarla sin carga de trabajo en un plazo inmediato.
La firma advierte que, si las obras estratégicas se abastecen en el exterior, el sector de servicios industriales vinculados a la metalurgia perderá uno de sus principales motores.
La posición del proyecto: velocidad, costos y exigencias globales
Del lado del proyecto, SESA sostiene que necesita asegurar precios competitivos y plazos estrictos para que el GNL argentino llegue a los mercados internacionales con valores que le permitan competir frente a exportadores consolidados.
El desembarco del primer lote de caños importados refleja esa urgencia: la obra requiere miles de toneladas listas para avanzar con el tendido del ducto, movimientos de suelo y preparación de frentes de trabajo.

El argumento energético es claro: si el gasoducto resulta demasiado caro, el proyecto pierde competitividad, y las exportaciones futuras podrían no ser viables.
Industrias en alerta: riesgo de paradas técnicas y pérdida de capacidades
En la otra punta, la industria nacional insiste en que la importación masiva debilita toda la cadena metalmecánica. Techint, SIAT, Socotherm y varias pymes proveedoras de soldaduras especiales, transporte, logística y revestimientos advierten que podrían enfrentar despidos y suspensiones.
Una característica estructural del sector es que muchas plantas funcionan “por proyecto”. Si quedan fuera de grandes obras, pierden escala, personal calificado y capacidad tecnológica. Y, una vez deteriorada, esa infraestructura resulta difícil de recuperar.
El debate de fondo: qué modelo industrial acompañará al desarrollo energético
La discusión ya excede la licitación puntual y se transformó en una pulseada sobre qué tipo de política energética e industrial quiere la Argentina.
¿Debe primar el costo más bajo para asegurar exportaciones competitivas de GNL?
¿Debe preservarse la industria nacional aun cuando implique precios más altos?
¿Hay margen para un esquema mixto que garantice abastecimiento local con participación internacional?
Esas son las preguntas que hoy atraviesan a la cadena energética y al sector metalmecánico.

Definiciones que marcarán el rumbo
Mientras avanza el tendido y continúa la licitación, el sector productivo y el energético aguardan una definición que será determinante:
• Si predominan los tubos importados, se consolidará el criterio de costos globales como rector del proyecto.
• Si Techint, SIAT y Socotherm logran un espacio significativo, se fortalecerá la cadena industrial nacional que históricamente abasteció a grandes infraestructuras energéticas.
• Si se opta por una solución híbrida, podría mantenerse parte de la actividad industrial sin comprometer los números del proyecto.
La decisión final no solo impactará en el GNL, sino en toda la arquitectura industrial que se necesita para sostener futuros gasoductos, oleoductos y proyectos de Vaca Muerta.











