Por Redacción Argenports.com

Ante el conflicto gremial que mantiene paralizada a la flota tangonera congeladora, el sector pesquero argentino avanzará con un inédito acuerdo para importar hasta 80.000 toneladas de langostino ecuatoriano.

La medida busca garantizar los compromisos de exportación hacia mercados clave de Europa y Asia, en medio de una crisis que amenaza más de 20.000 empleos.

La decisión fue confirmada por la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP) tras una reunión con representantes de las principales cámaras empresarias del sector.

El objetivo inmediato es sortear el estancamiento productivo causado por la disputa salarial con los gremios y evitar pérdidas millonarias por incumplimientos en los envíos pactados con países como España, China, Francia, Portugal e Italia.

Captura de langostino en la zona de Rawson, provincia de Chubut.

Importación récord desde Ecuador para frenar la crisis

El plan contempla la compra de langostino vannamei, una especie cultivada mediante acuicultura intensiva en Ecuador.

Se prevé cerrar el acuerdo en los próximos días durante una reunión entre autoridades pesqueras argentinas y la nueva embajadora ecuatoriana en Buenos Aires, Diana Salazar Méndez.

La importación prevista cuadruplicaría el volumen total de productos pesqueros que Argentina suele adquirir anualmente desde Ecuador.

Según datos oficiales de la Subsecretaría de Pesca de la Nación, en 2024 se importaron 20.887 toneladas de productos del mar desde ese país, mientras que esta operación apunta a ingresar unas 80.000 toneladas en una sola transacción.

Un conflicto gremial sin resolución

El origen del conflicto se remonta a la propuesta de las cámaras empresarias de reducir en un 30% el ítem salarial por producción de los marineros.

Las empresas argumentan que el convenio colectivo que regula la actividad data de 2005 y contempla un esquema de pagos basado en el precio internacional del langostino de esa época, que rondaba los 12 dólares por kilo.

Actualmente, el valor internacional cayó más de un 60%, lo que —según las compañías— torna inviable la actividad extractiva.

A pesar de esto, los sindicatos se mantienen firmes en su negativa a cualquier tipo de rebaja salarial, generando un estancamiento que mantiene paralizada la operatoria de una parte vital de la flota pesquera nacional.

Costos internos vs. rentabilidad internacional

Según estimaciones de las empresas del sector, el costo de extracción del langostino en aguas argentinas es de aproximadamente 6,50 dólares por kilo, mientras que su valor de venta en el mercado internacional ronda los 5,50 dólares.

Esto implica una pérdida de un dólar por cada kilo exportado. En cambio, el langostino vannamei ecuatoriano puede adquirirse a 4 dólares por kilo, lo que permitiría recuperar márgenes de rentabilidad y mantener los contratos internacionales activos.

“El escenario actual es de pérdida sistemática. Salir a pescar genera rentabilidad negativa. Mientras tanto, todos los costos internos continúan en alza”, aseguraron fuentes del sector presentes en la reunión de FULASP.

Un impacto profundo en el empleo y la actividad local

Para las empresas, importar mariscos es una salida de emergencia para evitar el colapso de la cadena comercial internacional. Pero para otros actores del sector, representa un riesgo estructural para el futuro de la pesca argentina.

Raúl Cereseto, presidente de FULASP, advirtió que la situación es “crítica” y podría desembocar en la destrucción del entramado productivo local:

“Estamos hablando de una amenaza concreta para más de 20.000 trabajadores vinculados a la actividad extractiva. Si se consolida el modelo de importación para abastecer a los mercados internacionales, podría ser el golpe de gracia para la pesca nacional”.

El panorama genera inquietud no solo en los puertos y astilleros, sino también en las plantas de procesamiento y toda la red logística asociada al langostino argentino, uno de los principales productos de exportación del país en materia pesquera.

Expectativa ante la reunión con Ecuador

Mientras la tensión entre gremios y empresas no encuentra una vía de salida, la expectativa del sector está puesta en el inminente encuentro con las autoridades diplomáticas ecuatorianas.

De sellarse el acuerdo, se daría inicio a un operativo logístico de envergadura para importar las miles de toneladas de langostino cultivado, asegurar los compromisos de exportación y evitar penalidades comerciales.

La operación, sin embargo, podría tener consecuencias a largo plazo: la sustitución de la producción nacional por producto extranjero amenaza con debilitar a uno de los complejos industriales más importantes del sur argentino, con fuerte presencia en puertos clave como Puerto Madryn, Rawson y Mar del Plata.

En paralelo, la industria reclama una actualización del marco regulatorio laboral y mecanismos de competitividad que le permitan sostener la actividad frente a un mercado internacional en baja y una estructura de costos que no deja margen para la rentabilidad.