YPF continúa con su objetivo de sacar el mayor rédito de las inversiones que realiza en Vaca Muerta.
Redacción Argenports.com
Un plan de inversiones de 5.000 millones de dólares prevé el presupuesto 2023 que el directorio de YPF buscará aprobar esta semana, en un año en el que no se descarta vuelva a buscar financiamiento en el mercado internacional para encarar sus nuevos proyectos.
Fuentes de la empresa precisaron que la cita del directorio de la compañía está prevista para el próximo jueves, con la expectativa de que se apruebe un plan de inversiones que podría alcanzar hasta los U$S 5.500 millones, es decir más de un 25% adicional a lo que cerrará 2021 por unos U$S 4.100 millones.
De cumplirse, YPF estará en condiciones de proyectar uno de los dos presupuestos más altos de su historia, muy similar al que llevó adelante en 2015, lo que será continuidad de un proceso de incremento de producción, y de reducción de compromisos financieros con los que cerrará el presente año.
Esta definición deberá contemplar las necesidades de financiamiento que tendrá el incremento de la producción de gas y petróleo no convencional de Vaca Muerta, el de sus operaciones convencionales, el aporte específico a las necesidades del Plan Gas IV con la puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner o la continuidad de la modernización de las refinerías de La Plata, Luján de Cuyo y Plaza Huincul.
La proyección del incremento de producción que se estima cerrará 2022 con un alza de 9% interanual permitirá a la petrolera alcanzar el autoabastecimiento de sus refinerías hacia abril o mayo próximos, a partir de lo cual YPF se embarcará en el desafío de posicionarse como un nuevo exportador de crudo hacia el segundo semestre.
Pero la conducción de la compañía también tiene interés en avanzar en 2023 en un plan exploratorio de la formación D-129, en la Cuenca del Golfo San Jorge, en la provincia de Chubut, donde hay grandes expectativas de recursos no convencionales, los más importantes luego de la Cuenca Neuquina.
También hay expectativa de que la empresa pueda anunciar en breve su plan de exploración para Santa Cruz, tanto en yacimientos convencionales como no convencionales, en particular luego de que la compañía reconoció a la provincia una deuda por U$S 341 millones por inversiones incumplidas entre 2016 y 2019.
Pero el año próximo, YPF desea avanzar con dos grandes proyectos, como lo son la planta de producción de Gas Natural Licuado (GNL) en la zona portuaria de Bahía Blanca, y el lanzamiento del denominado oleoducto Vaca Muerta Sur, un plan netamente exportador desde las costas de Río Negro.
En el caso de la planta licuefactora que define con su socia la petrolera estatal malaya Petronas, se espera para el primer trimestre lograr las condiciones de inversión necesarias para abrir el proyecto a nuevos actores para acelerar las inversiones iniciales estimadas en unos U$S 10.000 millones.
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El proyecto que requiere el tendido de un gasoducto desde Vaca Muerta hasta la costa bonaerense, prevé la construcción de cinco trenes de licuefacción, pero mientras tanto se anticipa que apenas habilitado el sistema de midstream se podrá operar con dos barcos para producir el GNL de manera offshore.
En el caso del Oleoducto Sur -que toma como referencia geográfica la red de Oleoductos del Valle que se encuentran en ampliación- la idea de YPF es lanzar el proyecto en el primer trimestre del año, con Chevron como reciente socio anunciado y a posibilidad de sumar otros inversores.
Este proyecto prevé el tendido de un oleoducto de 700 kilómetros desde Vaca Muerta, la construcción de un sistema de tanques en las costas de Punta Colorada en Río Negro y de una terminal portuaria que, con una capacidad de 360.000 barriles diarios, se podrá convertir en la más grande del país.
Como consecuencia del desarrollo del presupuesto 2023, la petrolera podría salir al mercado internacional para colocar deuda con la que financiar parte del plan de inversiones, tras dos años desde su reestructuración de bonos, destacaron siempre las mismas altas fuentes.
La eventual emisión de deuda, sería la primera desde que en 2021 reestructuró unos U$S 2.100 millones.
Aquel reperfilamiento de compromisos en dólares le permitió extender los horizontes de vencimientos a lo largo de la década y reducir el pasivo en unos U$S 1.700 millones, lo que le permitió en las últimas semanas mejorar la calificación de deuda y tener expectativa de un financiamiento a buenas tasas.
En materia financiera, el flujo de caja libre del tercer trimestre fue positivo por décimo período consecutivo en U$S 262 millones, acumulando en los primeros nueve meses del año un flujo neto positivo de casi U$S 1.000 millones.
Esto permitió disminuir una vez más la deuda neta de la compañía a un nivel de U$S 5.655 millones y ubicar su ratio de endeudamiento en relación con el Ebitda ajustado, en el nivel más bajo de los últimos siete años.
Ese reordenamiento financiero contribuyó al incremento de sus resultados en el terreno, y así, la compañía se apresta a cerrar este año con el salto de producción más alto de los últimos 25 tras haber registrado en el último trimestre un crecimiento del 78% en la producción de gas y del 50% la de petróleo no convencionales.